31 marzo 2016

Todo por Negan


La sexta temporada de "The Walking Dead" ha estado dominada por un nombre, más una sombra al acecho en el horizonte del último capítulo: Negan. El villano más malvado de los cómics lleva insinuando su entrada desde que Daryl se encuentra con esa pareja en el bosque que huye de un grupo que los considera de su propiedad y, después, cuando él, Sasha y Abraham se topan con esos motoristas que quieren quitarles sus armas y el camión que conducen. Desde el arranque de esta segunda mitad de la sexta temporada, Negan ha estado revoloteando por encima de todas las tramas, y todas las acciones que Rick y los suyos emprendían los llevaban un paso más cerca al encuentro final con él.

¿Pero ha sido beneficioso para la serie? Los lectores del cómic están deseosos de ver en acción a Jeffrey Dean Morgan como ese psicópata con un bate, revestido de alambre de espino, al que llama Lucille, pero para "The Walking Dead" no ha sido la mejor estrategia supeditarlo todo a la aparición a última hora de Negan (que es lo que va a pasar, con toda probabilidad). Después de la invasión de Alexandria por parte de los zombies, Scott Gimple y compañía decidieron dar un salto adelante en el tiempo, hacer una elipsis de varias semanas en el siguiente episodio que mostrara más unido al grupo de supervivientes y que justificara algunas evoluciones que vemos en los personajes. Pero no puede justificarlo todo. Los últimos capítulos antes del final de temporada (que durará 90 minutos) casi sólo han servido para situar las piezas en los lugares donde deben estar para cuando Negan haga su entrada, pero poco más.

Sí, la opción de que Rick se meta a enfrentarse con los Salvadores demasiado confiado en sus posibillidades es interesante, del mismo modo que lo es la continua exploración de que ellos son ahora los malos ("ya no hay tipos buenos", que diría la madre de Clarke en "Los 100"). Y las dudas de Carol y el temor ante las cosas que es capaz de hacer también son un acierto, pero no están lo suficientemente justificadas, no hemos visto bien la base sobre la que esas dudas se construyen. Tenemos que tomar la palabra de la serie de que, en esa elipsis entre episodios, muchas cosas han cambiado. ¿Tanto? ¿Y de repente se han vuelto todos tontos? ¿No se suponía que ellos eran los listos ante los sobreprotegidos habitantes de Alexandria?

El tramo final de la temporada de "The Walking Dead" está totalmente supeditado a Negan, hasta el punto de que parecen haber descuidado cualquier trabajo de caracterización de personajes (algo en lo que habían mejorado mucho en las dos temporadas anteriores) y cualquier intento de que sus decisiones y las tramas tengan algo de sentido común. Para los lectores del cómic será muy emocionante saber que el gran villano está a la vuelta de la esquina, y darse cuenta de que la serie está preparando su entrada, pero eso no salva a estos ocho episodios de 2016.

30 marzo 2016

El hombre más rápido de National City


ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto "World's finest", el episodio en el que The Flash se pasa por "Supergirl"? Volved cuando descubráis si se mencionan en él las Tierras infinitas. 

Cuando CBS hizo público el trailer de "Supergirl", a finales de la pasada primavera, hubo un amplio sector del público que se quejó de que parecía una copia de la parodia de la película de la Viuda Negra de "Saturday Night Live". Sin embargo, para quienes veían también "Arrow" y, muy especialmente, "The Flash", lo que ese trailer apuntaba era que las aventuras de Kara Zor-El iban a seguir más el tono y las enseñanzas de las de Barry Allen. Incluso sus dos protagonistas principales podrían perfectamente compartir una serie sobre dos tímidos, frikis, adorables y guapos oficinistas de una gran empresa, y encajarían más que bien. El mismo optimismo y entusiasmo por ser un superhéroe recorre ambas series, algo que en "The Flash" se hizo porque, así, se diferenciaba de la mayor seriedad de "Arrow" y que en "Supergirl" conecta a su protagonista más con las raíces de Superman (y con las películas de Richard Donner, algo reconocido explícitamente en esta escena sacada directamente de "Superman III").

Esa conexión con las raíces la han traído de nuevo a colación los medios estadounidenses casi más como un modo de atacar "Batman v Superman" que de cantar las virtudes de la serie, pero es muy acertada después de ver "World's finest", el episodio en el que se produce el crossover con "The Flash" que fans y periodistas llevaban pidiendo desde antes que Melissa Benoist y Grant Gustin presentaran juntos en los Globos de Oro. La ligereza, la diversión y la sensación de que solo no puedes, pero con amigos sí (que decían en "La bola de cristal") preside todas las interacciones de los dos personajes, que resultan exactamente tan encantadores y entretenidos como era de suponer. A veces, vienen bien momentos como ese "¡Sí!" que exclama Kara cuando Barry les trae a todos helado para explicar lo rápido que puede correr, o lo genial que le parece a Winn que haya un multiverso. Más allá de los one liners de Cat Grant (o esa mención a los muggles de la tía de Siobhan), el crossover funciona porque su entusiasmo es contagioso y porque refuerza las partes de "Supergirl" que mejor rinden (que no son sus villanos).

De hecho, la serie ha tenido un par de episodios más que dignos justo antes de este "World's finest". El penúltimo, "Falling", en el que Kara se ve expuesta a kryptonita roja y se vuelve mala, fue bastante interesante por la exploración que hace de la personalidad de su heroína. Esa sustancia, más que transformarla en una persona diferente, saca a la luz su lado oscuro: sus envidias, sus malos pensamientos, los deseos que no se atrevería a cumplir de otra manera, y la sensación de que es demasiado poderosa como para perder el tiempo con esos humanos patéticos. Cuando finalmente es "curada", Kara se echa a llorar por no haber podido resistirse a cometer actos crueles y malvados sólo porque tenía el poder para llevarlos a cabo, y se dedica a pedir perdón a toda la gente de su entorno a la que ha herido de alguna manera.

Supergirl puede ser una superheroína a la vieja usanza, de la que cree que sus poderes tienen que ser utilizados para ayudar a la gente y, además, disfruta haciéndolo, pero eso no disminuye su valía. Hay sitio tanto para las concepciones oscuras y violentas de los superhéroes como para las luminosas y optimistas. La diversión de Barry y Kara trabajando juntos y descubriendo de lo que son capaces nunca está de más en la televisión estadounidense.

28 marzo 2016

La salsa de los crossovers


Esta noche, "The Flash" y "Supergirl" tienen su esperado crossover (un crossover que tiene shippers desde mucho antes que se anunciara oficialmente), y van a continuar una tradición en la televisión estadounidense que suele servir para dar un empujón promocional a las series y para dejar, de vez en cuando, capítulos por lo menos con un toque diferente. El paso de los personajes de una serie a otra es una táctica muy común en los cómics, y una que puede aportar nuevas situaciones y nuevas dinámicas (más allá de comprobar cuánto pueden interferir en las actividades del otro Spider-Man y Daredevil, por ejemplo), y en televisión se utiliza muchas veces como un capítulo especial que permite hacer algo que se salga un poco del tono y las historias habituales de las series involucradas en ese cruce de personajes.

En los últimos tiempos, los spin off de determinadas franquicias han sido los que han tirado más del recurso del crossover para salirse un poco de la rutina. 'CSI', 'Ley y orden' y 'NCIS' lo tienen (o tenían) más fácil porque las posibles trabas legales eran mucho menores. Todos los títulos de la saga estaban en la misma cadena y los producían los mismos, así que era más cuestión de encontrar una excusa y de coordinar las agendas de todos los implicados. 'CSI', de hecho, llegó a hacer viajar a Ray Langston, el personaje de Laurence Fishburne en el 'CSI' de Las Vegas, a Miami y a Nueva York investigando una trama de trata de blancas. Pero también tuvo otro crossover, que es un poco más complicado de hacer, con otra serie fuera de su franquicia, pero dentro del mismo canal. Fue con "Sin rastro", cuando Grissom aún andaba por allí, y el contraste entre él y el agente del FBI Jack Malone imbuía a los dos episodios de un tono humorístico un poco más ligero.

Porque en estos casos, los crossovers no se ciñen a una sola serie, sino que se trasladan a todas las implicadas. Con los procedimentales, se puede hacer arrancando un caso en uno de los títulos y solucionándolo en el otro, que es el esquema que siguió, por ejemplo, "Turno de guardia" con "Urgencias" y el que siguen habitualmente "Arrow" y "The Flash" (pero no "Legends of tomorrow"). Incluso "Chicago PD" y "Ley y orden: UVE" utilizaron esa excusa en febrero (un crossover, por cierto, que estuvo a punto de implicar también a "Chicago Med" y "Chicago Fire"). En todos estos casos, hablamos de series que se emiten en la misma cadena y que hasta pueden llegar a compartir día de emisión. ¿Pero qué pasa si los títulos que pretenden cruzarse pertenecen a canales diferentes?

Es conocida la anécdota de que, durante un tiempo, Chris Carter y David E. Kelley trabajaron en un crossover entre "Expediente X" y "Picket Fences" que no salió porque CBS (la cadena que emitía la segunda serie) no dio luz verde para ello, pero es que el segundo sí consiguió traslados de personajes entre series y canales con las interacciones que se daban, de vez en cuando, entre "El abogado" (en ABC) y "Ally McBeal" (en FOX). El ejemplo de Kelley es más parecido al de "Supergirl" (en CBS) y "The Flash" (en The CW), aunque aquí sólo habrá un capítulo en la primera, y no tendrá continuación directa en la segunda. Que es también lo que ocurrió entre "Padre de familia" y "Los Simpson", que era un crossover que se estaba deseando ver sólo por las incesantes comparaciones que la primera ha recibido siempre con la segunda. Ya sabéis, porque todo en esta vida lo hicieron antes "Los Simpson".

27 marzo 2016

La revindicación del episodio


Siempre que sale a colación la tan manida expresión de "la edad de oro de las series", se tiende a favorecer las historias del cable, y serializadas, como ejemplos de lo que esa edad de oro significa. Se concede más valor a series que cuentan una única historia a lo largo de toda su temporada que a las que se plegan más fielmente al modelo semanal tradicional de la televisión, con episodios autoconclusivos. Se considera que las primeras pueden contar narraciones más ambiciosas y dedicar más tiempo a construir dichas historias, preparándolas durante la primera mitad para que, cuando llega el final, el clímax tenga mucha más fuerza. Es un modelo que funciona a las mil maravillas y que, bien llevado, engancha al espectador a darse maratones locos para ver cómo termina todo, pero no es la panacea.

La consolidación de las plataformas de streaming como productoras y emisoras de sus propias ficciones, y de su modelo de lanzamiento de toda la temporada de una serie de una vez, ha dado todavía más relevancia a esa serialización. El binge-watching puesto de moda por Netflix ha hecho que los creadores se adapten a ese nuevo modo de consumo y estructuren sus temporadas pensando que son una larga historia en 13 horas, en lugar de 13 historias de una hora que, a lo mejor, tienen un hilo argumental de fondo que las va uniendo todas. Es la idea predominante entre los que están desarollando, sobre todo, dramas para Netflix, Hulu y Amazon, pero en Vox afirman que, al ignorar el principio fundamental de la ficción televisiva, no están consiguiendo temporadas de mejor calidad o, simplemente, de calidad más consistente durante sus diez o trece episodios.

Una crítica habitual a las dos temporadas de "Daredevil", y a la inaugural de "Jessica Jones", es que sus tramos intermedios parecen más estar matando el tiempo hasta llegar a los episodios finales que estar avanzando de verdad en la historia que quieren contar. Ambas siguen el "modelo Netflix" de organización narrativa de la temporada, un modelo que The New York Times llegó calificar como un nuevo género utilizando de ejemplo "Sense8", que necesitaba toda su primera temporada para presentar la historia que le interesaba narrar. Las series del streaming consideran que esa serialización extrema es gancho suficiente para atrapar al espectador, pero cosas como "Bloodline" o un título tan estimable como "The man in the high castle" prueban que es una idea que puede estar muy equivocada.

Si tienes que soportar cinco capítulos de introducción antes de engancharte realmente a la serie, ¿merece la pena verla? Es un dilema sumamente curioso porque los atracones de Netflix se popularizaron con títulos con los que los suscriptores estaban poniéndose al día para, después, sumarse al resto de espectadores que los veían semana a semana, como "Breaking Bad". Eran títulos que podían experimentar más o menos con la narración, pero que eran muy conscientes de que seguían una estructura episódica. Si tenéis Netflix, haced la prueba con "Prison Break". Su primera temporada arrancaba con Michael Scofield intentando fugarse de la cárcel con su hermano, lo que le daba su aspecto serializado, pero cada capítulo presentaba a Michael con una cosa que debía conseguir para su plan, o con un problema que debía resolver. Ahí conservaba su lado más autoconclusivo, y resultaba tremendamente adictiva.

El artículo de Vox acusa a Netflix, Amazon y Hulu de construir sus series sobre una base equivocada, y afirma que las mejores series de estas tres plataformas son las que, sin renunciar a contar esa única trama a lo largo de toda su temporada, se acuerdan de que una serie está formada por capítulos individuales. "Transparent" es muy consciente de ello, y "Master of none", en realidad, es más una colección de peripecias independientes de su protagonista que acaban unidas por su búsqueda de pareja. ¿Pero realmente las plataformas de streaming han matado a las series de televisión?

Música de la semana: Ya que ha salido mencionada "Daredevil", la elección de esta semana viene directamente del arranque de uno de los capítulos intermedios de su segunda temporada, en una secuencia en la que vemos a varios motoristas por las calles de Nueva York. La canción que sonaba en ella era "Date with the night", uno de los primeros éxitos de Yeah Yeah Yeahs.

23 marzo 2016

Desmontando al superhéroe


"¿Quién vigila a los vigilantse?" Ese lema del cómic "Watchmen", extraído del poeta latino Juvenal, cambió para siempre la concepción que había de los superhéroes en la cultura popular hasta ese momento (1986). Desde su nacimiento en los años 30, a cargo de jóvenes dibujantes judíos, esta figura había representado, en general, lo mejor del ser humano. Jerry Siegel y Joe Shuster idearon a Superman como el héroe definitivo para luchar por la justicia y la libertad, y su debut en 1938 llegó justo cuando en Europa empezaba a asomar la inminente amenaza de la Segunda Guerra Mundial. Todos los demás justicieros que aterrizaron en los quioscos seguían esa plantilla y, además, iban adaptándose a las preocupaciones que hubiera en la sociedad del momento. Los X-Men no podían obviar la lucha por los derechos civiles si se estrenaban en 1963, por ejemplo.

Sin embargo, para cuando Alan Moore y Dave Gibbons afrontaron esa deconstrucción de los superhéroes que era "Watchmen", habían ido adquiriendo otras consideraciones. La década de los 80 estaba marcada por dictaduras en Sudamérica, gobiernos muy conservadores en Estados Unidos y Reino Unido y una paranoia por la Guerra Fría bastante exacerbada, y películas de hombres que decidían tomarse la justicia por su mano como "Cobra" o "Yo soy la justicia". En ese contexto, no era extraño que se empezara a pensar en qué tipo de persona podía decidir ponerse un disfraz y una máscara y dedicarse a luchar contra el crimen siguiendo sus propios principios, y los de nadie más. "Watchmen" marcó un antes y un después en los cómics de superhéroes (un antes y un después que luego llevó al extremo "The Authority") y abrió la puerta para que también el cine de superhéroes dejara entrar a la oscuridad que subyacía debajo de esa idea.

A las optimistas películas de "Superman" de Richard Donner le sucedió un "Batman" de Tim Burton un poco más retorcido y, cuando Christopher Nolan se hizo cargo de trasladar de nuevo las aventuras de Bruce Wayne al cine, apostó por presentarlo como alguien muy consciente de que las contradicciones que encerraba vestirse de gigantesco murciélago de cuero negro y patrullar las calles de Gotham. Por lo que se ha podido leer hasta ahora de "Batman v Superman", esa idea, esa deconstrucción de la figura del superhéroe continúa, explorando ahora el peligro de que Superman se crea un semidiós y pierda interés en ayudar a la gente corriente. El universo cinematográfico de DC/Warner apuesta por explorar la carga que supone elegir ser un superhéroe, los sacrificios que se tienen que hacer para ello. Es algo que Marvel está haciendo también en sus series de Netflix.

¿Es un camino que traiciona la esencia de algunos de estos personajes, como Superman? Cuando debutó en CBS "Supergirl", apareció un artículo en el ciberespacio estadounidense que retomaba una de las críticas más comunes a "El hombre de acero" y la utilizaba como base de su teoría de que la serie de televisión era una mejor adaptación de lo que representaba Superman que las películas de Zack Snyder. Esa crítica era que Snyder había optado por presentar a Clark Kent como un héroe reticente, alguien que no quiere ejercer como tal aunque sus poderes, y las situaciones en las que se ve envuelto, tiren de él hacia ese camino. Kara Danvers, sin embargo, quiere ser una heroína, quiere utilizar sus habilidades para hacer el bien. Es un lado que se abandonó en favor de la deconstrucción psicológica y social de estos personajes, un poco más acorde con la época actual. Aunque los superhéroes se presenten como modelos a seguir, nadie se resiste a mostrar sus dudas ante ciertas acciones, todo el mundo busca pintarlos como personajes más tridimensionales. Los héroes de una pieza ya no tienen tirón.

22 marzo 2016

Revelaciones de personajes


Más de una vez hemos comentado que lo más habitual es que sigamos una serie por sus personajes. La trama puede ser el motor hasta cierto punto, pero suele ser muy común que, si no hay unos personajes bien construidos y con gancho sustentándola, acaba agotándose y perdiendo el interés. El ejemplo más común de este caso es "Prison Break", muy entretenida en su primera temporada, pero cuya trama sobre los intentos de Michael Scofield por limpiar el nombre de su hermano se quedó sin nuevos trucos ya al principio de su segunda entrega. Ten unos personajes atractivos, y la serie puede sobrevivir a casi cualquier giro estrafalario, pero hay que acordarse de cuidarlos y de darles una evolución coherente.

Todas las temporadas hay siempre series en las que aparece un protagonista, o un secundario, que se lleva casi más atención que los que, a priori, deberían recibir todos los focos de atención. Terminan siendo las revelaciones de sus series, personajes de los que veríamos un spin off aunque fuera en forma de webserie y que convierten el visionado de cada episodio en una experiencia mucho más entretenida. Algunos hasta son genuinos 27%, que habría dicho en su momento la revista Empire. A la cabeza está, por ejemplo, Olivia Colman, cuya Angela Burr de "El infiltrado" es una de las mejores cosas de esa miniserie. Es el cerebro detrás de toda la operación para atrapar a Richard Roper, pero al mismo tiempo aporta cierta levedad que viene muy bien. Y el dúo que forma con David Harewood (que parece encasillado en papeles de funcionario de inteligencia estadounidense) es de las cosas más entretenidas que puede verse ahora mismo en televisión. ¿Se puede hacer una precuela que nos muestre su colaboraciones anteriores?

Cuando se introduce un personaje nuevo en una serie, no se sabe cómo lo va a acoger el público ni cómo va a funcionar con el resto de protagonistas, que ya tienen una dinámica establecida de antes. Pero Pacino, el sustituto de Julián en "El Ministerio del Tiempo", ha resultado ser una de las mejores cosas que le ha pasado al título de La 1. Hugo Silva despliega un gran timing cómico y desarrolla una estupenda dinámica con Amelia y, sobre todo, con Alonso. Veríamos una sitcom con ellos dos compartiendo piso ya mismo. Y algo parecido pasa con otros personajes de los que ya hemos hablado en otras ocasiones desde el principio de la temporada 2015/16.

Por ejemplo, Patterson en "Blindspot" es la Felicity Smoak de la serie, y la más humana y entretenida de todos, con mucho. La tragedia personal que sufre no ha hecho más que aumentar su ascendiente sobre el equipo y dejar en evidencia a algunos de los "caracartón" que lo componen, y sin que Ashley Johnson sea la mejor actriz del prime time estadounidense. Pero ni siquiera su presencia puede convertir "Blindspot" es un lugar feliz, porque no es ese tipo de serie. Cat Grant, sin embargo, sí tiene ese poder con "Supergirl". Y eso que no se atrevieron a avanzar por el camino que habían abierto antes de irse de hiato invernal. Pero el final del episodio con la kryptonita roja, en el que Supergirl se refugia en el balcón de Cat, es muy significativo de cuál es la relación central de la serie. Desde luego, es la más entretenida de ver y la que merece un spin off para ella sola. La cantidad de shippers que se han ganado bien lo prueba.

21 marzo 2016

Antologías de secuelas


En diciembre de 2013, Beyoncé publicaba online su quinto disco, titulado con su nombre, sin que nadie hubiera sabido antes que estaba grabándolo o que iba a lanzarse en aquella fecha. La única noticia de que iba a salir un álbum de la cantante estadounidense fue el post en Instagram con el que ella misma anunciaba su publicación, pillando por sorpresa a una industria musical muy poco acostumbrada a estas sorpresas. Cinco años antes, el productor J.J. Abrams y el director Matt Reeves habían conseguido algo similar al lanzar un trailer, por sorpresa, de un proyecto del que nadie había sabido nada hasta entonces, "Cloverfield" (o "Monstruoso", como se tituló en España). Costó unos 25 millones de dólares y recaudó más de 80 sólo en Estados Unidos, y mostró que podía escaparse de la era de la saturación informativa alrededor de Hollywood.

Su ejemplo no fue seguido, sin embargo, por los estudios, que prefieren "crear" la necesidad en el público de ver sus grandes taquillazos meses antes del estreno (o hasta años, a juzgar por la campaña de "Batman v Superman"). Pero Abrams y los suyos son muy dados a los misterios, las sorpresas y la preservación, en todo lo posible, de la experiencia del visionado de una película, así que repitieron táctica con "Calle Cloverfield 10", una secuela en espíritu de "Monstruoso" de la que no se había informado nada en ninguna web y de la que nadie tenía ningún conocimiento hasta que, de repente, apareció un trailer a mediados de enero que enseñaba a tres personas en un búnker. La preservación del secreto, para Abrams, cumple el objetivo de preservar la anticipación del público por ver una película de la que no tenían ni idea y que, además, lanza un trailer a falta de dos meses para su estreno, evitando que la gente se canse de ver teasers, fotos y promos variadas semanas antes de que vayan al cine.

En el mismo reportaje de Rolling Stone en el que explicaba cómo habían conseguido "marcarse un Beyoncé", otra vez, con la película, J.J. Abrams también apuntaba que no sabía si su órdago iba a funcionar. Aunque lleve el nombre Cloverfield en el título, ésta no es una secuela directa de "Monstruoso" sino algo más en la línea de "La dimensión desconocida", una influencia reconocida por su director, Dan Trachtenberg, en varias entrevistas promocionales. Y es significativo que el referente del universo Cloverfield sea televisivo porque, después de tanta discusión sobre cómo el MCU de Marvel parece más una serie, estas dos películas llevan a la gran pantalla ese modelo antológico que "American Horror Story" volvió a poner de moda recientemente en televisión.

"Monstruoso" y "Calle Cloverfield 10" son dos historias independientes bajo el paraguas de esa denominación, "Cloverfield", que da pistas al público del tono y del género de la película que va a ver. La historia de una no tiene continuación en la otra, pero espiritualmente, como quien dice, se las podría considerar parte de la misma antología de ciencia ficción. La referencia de "La dimensión desconocida" es, en este caso, muy acertada hasta por la cinta que es esta opera prima de Trachtenberg. Gira alrededor de tres personajes (muy bien interpretados, por cierto, por John Goodman, Mary Elizabeth Winstead y John Gallagher Jr.) y de unas circunstancias que son tan desconocidas para ellos como para la audiencia, que tiene que ir decidiendo si lo que le están contando es realmente lo que está pasando en la película. Pero, aunque pueda parecerlo, ésta no engaña al espectador ni juega con él de un modo deshonesto. Es otra manera de afrontar un género bastante explotado, y por eso también es una secuela espiritual de "Monstruoso".

20 marzo 2016

Adiós a la farsa


Cuando MTV estrenó "Faking it", el comentario más habitual es que tenía una premisa potencialmente problemática y que, además, tampoco iba a dar juego para aguantar más allá del quinto episodio. Sin embargo, el truco de la serie para escapar de esa trampa inicial es lo que le ha permitido estrenar la tercera temporada encontrando todavía cosas que decir; Amy descubre que está enamorada de Karma, su mejor amiga, pero ésta no la corresponde. Y, a partir de ahí, la serie se construye no sobre un malentendido en el ecosistema social del instituto, sino sobre la necesidad de Amy y Karma de afrontar que su amistad está evolucionando y creciendo al mismo ritmo que ellas dejan de ser niñas emocionalmente y se acercan a la edad adulta.

Es un asunto que ya no entra en esa farsa con la que comenzaba todo, y es lo que le confiere a "Faking it" una realidad en las emociones de sus personajes mucho más interesante. De las dudas de Amy sobre si debe contarle a Karma lo que siente por ella, a los intentos de Karma por no perder su amistad con Amy, a la dificultad de Liam por asumir el peso de su familia en su vida o el camino de Lauren por aceptarse tal y como es (y por buscar a alguien que también lo haga), "Faking it" tiene una base de relaciones personales que se toma muy en serio. En la adolescencia es cuando uno está formando su identidad, está decidiendo quién quiere ser en el futuro próximo y de quién quiere estar rodeado, y de eso va en realidad esta comedia. ¿Merece la pena pelear por mantener esa amistad de infancia? Y, sobre todo, ¿merece la pena mantenerla si no pueden ser honestas la una con la otra?

El principio de la tercera temporada sigue explorando ese punto, que tiene aún bastante cuerda. Ya no es tanto la posibilidad de que, algún día, Amy y Karma puedan estar juntas como que se distancien tanto, que pierdan la relación que las unía en un principio. Ambas pasan el verano separadas y se empeñan en demostrar que están bien, que han superado sus problemas, pero no es así. Y lo interesante de "Faking it" es que sus personajes ya no van ocultando esos problemas, sino que los hablan. La conversación puede ser dolorosa, pero tenerla es parte de su maduración. Dicho todo esto, no es que la serie de MTV vaya a convertirse en "Togetherness" de repente, porque el humor a costa de situaciones embarazosas o de las maniobras de Lauren por seguir siendo la más popular del instituto continúa funcionando.

Pero es la evolución en las relaciones entre todos sus personajes donde está su punto fuerte. Lauren, por ejemplo, ha ido adquiriendo poco a poco una gran humanidad. Siempre se ve a la persona, a su corazoncito, por debajo de sus tácticas de Queen Bee, y esa mayor cercanía y complicidad con Amy, con la que en teoría ya no la une ningún lazo familiar, puede ser uno de los aspectos con mayor potencial de esta tercera temporada. "Faking it" no es una serie trascendental ni rompedora en sus formas, pero ese cuidado de todos sus personajes, y la verdad emocional que busca dar siempre a Amy y Karma, le han dado sus notas diferenciales en una parrilla estadounidense en la que, curiosamente, las comedias de instituto brillan por su ausencia.

Música de la semana: Como buena serie de MTV, "Faking it" tiene una banda sonora repleta de canciones de grupos emergentes. En este arranque de la tercera temporada, uno de ellos es el dúo británico Formation, que aporta el tema "All the rest is noise".

18 marzo 2016

Los superhéroes torturados


Recientemente, HitFix publicaba una crítica de la segunda temporada de "Daredevil", que está disponible en Netflix desde esta mañana, que apuntaba que añadir más villanos a la serie no la mejoraba automáticamente (que es algo que "Gotham" sabe perfectamente) y que su principal problema es que no ha conseguido que el personaje que le da título sea realmente interesante. El trío formado por Matt Murdock, Foggy Nelson y Karen Page sí es muy entretenido de ver, pero Murdock solo no acaba de cuajar igual de bien que sus dos colaboradores o incluso que los secundarios. Wilson Fisk era un villano muy atractivo en la primera temporada porque la serie se esforzaba por mostrarnos por qué era así y lograba presentar a una persona, y no sólo a un malo de cómic, pero resulta curioso que, una vez que ya conocemos la historia de origen de Daredevil, a éste no le pase lo mismo.

El dilema sobre el que gira Matt es uno ya bastante habitual en el género superheroico: él se pregunta qué tipo de justiciero, y de hombre, quiere ser, duda de si puede vivir con la culpa que lo atenaza cada vez que alguna de sus misiones sale mal y si tiene lo que hay que tener para llegar hasta el final para detener a algunos de los maleantes a los que se enfrenta. Es el dilema que lleva acosando a Oliver Queen durante cuatro temporadas de "Arrow". ¿Necesita convertirse en un asesino, ser más expeditivo para ser realmente eficaz? ¿Y quién le ha dado el derecho a creerse la ley en la ciudad, por encima de la policía? ¿De verdad es The Punisher más efectivo que él, con sus métodos mucho más violentos? El superhéroe torturado por sus propias dudas éticas ya es un lugar común, y el truco está en buscar un giro diferente que lo separe de los demás.

Para Jessica Jones, por ejemplo, todo es muy personal y privado, ¿pero qué es lo que mueve a Matt Murdock? Es cierto que los toques de corrupción política y de criminalidad callejera ayudan a distinguir "Daredevil" de otros superhéroes. Es una serie en la que vemos al héroe realmente cansado al final de una pelea (que siguen rayando a gran nivel, por cierto) y en la que sus villanos son mafiosos con la vieja aspiración de dominar el submundo del hampa de la ciudad. En la segunda temporada, la ausencia de Fisk crea un vacío de poder que todos los criminales quieren ocupar, y que va a causar no pocos problemas.

Lo más promocionado de estos nuevos episodios es la incorporación de The Punisher y de Elektra, que enfrentan a Murdock con diferentes lados de su personalidad, y de su actividad como vigilante enmascarado, que no quiere asumir, pero es en la profundización de la relación entre el protagonista y sus dos amigos y colaboradores donde está lo que mejor funciona de "Daredevil". Eso la separa de todas las adaptaciones de Batman que hemos visto en los últimos tiempos, y no la culpa católica de Matt por las cosas que hace.

16 marzo 2016

Salva a Kennedy, ¿salva el mundo?


El asesinato del presidente John F. Kennedy, el 22 de noviembre de 1963 en Dallas (Texas), es uno de los momentos más definitorios de la historia de Estados Unidos. Se considera que es el hecho con el que el país perdió de golpe la inocencia, el optimismo y la confianza en sí mismo con los que había salido de la Segunda Guerra Mundial, y con los que Kennedy había construido la posición nacional frente a la URSS en la Guerra Fría. La psique colectiva estadounidense quedó muy dañada después de aquello (y eso que no era el primer asesinato de un presidente que sufrían), lo que llevó no sólo a múltiples teorías conspiratorias sobre quiénes estuvieron realmente detrás del asunto, sino que se hayan escrito multitud de libros y ensayos intentando explicarlo.

Stephen King se sumó a esta tendencia hace algunos años con "22.11.63", una novela en la que da un giro a las historias contadas alrededor de ese hecho y hace que su protagonista, un escritor y profesor de lengua en un instituto en el presente, descubra una manera de viajar al pasado, a 1960, y reciba entonces el encargo de impedir que Lee Harvey Oswald atente contra Kennedy. Realmente, es una premisa lo suficientemente atractiva como para que Hulu decidiera convertirla en la piedra angular de su nueva apuesta por las series de producción propia, apuesta que tuvo como aldabonazo la nominación al Globo de Oro a mejor comedia para "Casual". "22.11.63", que está producida por Bad Robot y protagonizada por James Franco, es su siguiente paso, esta vez en el thriller y con una miniserie que le ha dado un poco más de relevancia.

La visibilidad tal vez no haya sido la que Hulu pretendía, pero "22.11.63" apunta a ser un acierto en su estrategia. FOX la estrenará en España el próximo 6 de abril y, para presentarla, ha enseñado a la prensa los dos primeros capítulos, y las peripecias en 1960 de Jake Epping, alias James Amberson, están contadas con bastante ritmo y con los suficientes giros para mantener al espectador enganchado. Jake tiene que cambiar la historia pero, cada vez que está cerca de ello, la historia parece sacarse algo de la manga para que eso no ocurra. Lógicamente, es una premisa que no hay que analizar demasiado de cerca, o no se sostiene, pero es interesante porque Jake se va metiendo en otros asuntos, teóricamente no relacionados con su misión principal, que van afectándolo.

Porque, si tuvieras la posibilidad de cambiar el pasado, ¿cómo no ibas a intentarlo? Si pudieras ayudar a mejorar la situación en el futuro de un amigo, ¿no tentarías a la suerte? Eso es lo que Jake va a descubrir. "22.11.63" no está construida con esa idea de que la historia debe preservarse que impulsa "El Ministerio del Tiempo", por ejemplo, sino que sus protagonistas pretenden alterarla porque creen que conseguirán un mundo mejor. A quien le interese el lado histórico y conspiranoico del asesinato de Kennedy, le va a enganchar bastante toda la investigación de Jake, y a quien no le vaya demasiado, están todas las complicaciones en las que él se mete mientras decide si quiere "cabrear" al pasado y salvar a Kennedy.

15 marzo 2016

Las dudas de Carol


ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto "The same boat", el último episodio emitido de la sexta temporada de "The Walking Dead"? Si es así, podéis seguir leyendo.

Desde que el grupo de Rick salió de la cárcel, y hasta un poco antes, Carol se convirtió en uno de los personajes más interesantes de "The Walking Dead" por su asunción de que tenía que adaptarse al nuevo mundo en el que le había tocado vivir si quería aguantar algunos años más sobre la faz de la Tierra. El hallazgo de su hija Sofia como una zombie en el granero de Hershel fue el inicio de su camino hacia la persona que fue capaz de rescatar, casi ella sola, a sus compañeros de las zarpas de los caníbales de Terminus, y que llegó a Alexandria dispuesta a endurecer a sus habitantes para que estuvieran mejor preparados para sobrevivir.

Parece que queda muy lejos aquel sacrificio de la pequeña Lizzie, aquel "mira las flores" que tanto le costó a una Carol que había sacrificado a dos de los suyos en la cárcel para que no extendieran aquella gripe, o lo que fuera, para la que no tenían tratamiento. Era muy consciente de que era una decisión muy complicada, pero que era la correcta, y desde ese momento, Carol ha ido adoptando ese rol dentro del grupo; el de alguien que mantiene la cabeza lo suficientemente fría como para darse cuenta de cuál es el mejor curso de acción, aunque la situación se ponga realmente difícil. Pero una persona así también acaba por alcanzar su límite, que hemos ido viendo en los dos últimos capítulos emitidos hasta ahora.

Como dicen en The AV Club, la caracterización de los Salvadores en este "The same boat" y de cómo la convicción y frialdad de Carol empiezan a flaquear no están todo lo bien construidas que sería de desear. Carol ha sido hasta ahora una asesina eficaz y hasta en la relativa tranquilidad de Alexandria era fácil ver cómo ella seguía alerta, cómo estudiaba a los habitantes de la comunidad para ver quién podía dar problemas. Las semanas que han pasado desde la invasión de los zombies y su confrontación con Morgan parecen haber generado algunas grietas en su armadura, pero la justificación no acaba de funcionar del todo. ¿Carol también se ha permitido la posibilidad de pensar que hay un futuro, como han hecho Rick y Michonne o Glenn y Maggie y eso ha hecho que la asalten las dudas?

Que intente proteger a Maggie y a su futuro hijo es un paso lógico, y la idea de que haya llegado a un punto en el que se asusta de lo que es capaz de hacer ofrece una nueva perspectiva al tratamiento del grupo de Rick como los verdaderos villanos de la serie, los que disparan primero y preguntan después. Es inevitable pensar, sin embargo, que Rick se mete demasiado alegremente en el enfrentamiento con un grupo del que no sabe nada y al que está subestimando con claridad. Los Salvadores también subestiman a Carol y Maggie, y acaban como acaban, pero incluso sin saber hasta dónde llega la maldad de Negan, cada vez parece más evidente que Rick ha empezado algo demasiado confiado en sus posibilidades de salir victoriosos.

14 marzo 2016

Las series también son cultura


Los libros sobre series de televisión ya no son una rareza. Tampoco son ya extraños los festivales de series (como el de Movistar+, al que pertenece la foto de arriba) y en los eventos de fans, las producciones televisivas casi han ganado más repercusión que el cine. La presentación de Comic Con Spain, que se celebra del 1 al 3 de abril en Jerez de la Frontera, hizo hincapié en esa presencia de series durante todo el fin de semana como un importante activo del acto. La literatura seriéfila en inglés es ya bastante nutrida, pero aún queda la asignatura pendiende de la producción en castellano, que empieza a dar tímidos pasos para acercarse un poco más a sus homólogos anglosajones.

En los últimos años se han publicado libros dedicados a series concretas (como "Me llamo Peggy Olson", sobre "Mad Men", o "Dentro de El Ministerio del Tiempo") y otros que tiran más de la nostalgia (como el nuevo "Aquellas maravillosas series"), pero en castellano faltan ensayos un poco más en profundidad, algo más parecido a "The revolution was televised". La pionera, o una de ellas, en este aspecto es Concepción Cascajosa, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, que ha publicado un libro que pretende acercarse, más que a las series, al fenómeno cultural generado a su alrededor.

Así que el libro se titula "La cultura de las series" y, si nos interesa un poco el mundillo, es una lectura muy recomendable. No va a desvelarnos cómo se ponen en marcha determinadas series o por qué tienen éxito, sino que aspira a contarnos cómo se ha ido desarrollando la seriefilia, cómo la ficción televisiva ha salido del gueto de la cultura de masas, a la que los intelectuales miran por encima del hombro, para codearse casi de igual a igual con el cine. Las comparaciones con la literatura pueden estar un poco forzadas, pero ayudan a que nos demos cuenta de que las series (principalmente del cable premium, que todavía hay clases) se han ido ganando poco a poco un puesto entre los fenómenos culturales dignos de estudio.

Las comunidades de fans y de críticos nacidas al calor de internet, el interés de las ficciones televisivas en el mundo académico, cómo una cuestión generacional ha hecho que determinados escritores e intelectuales tengan más presente la televisión como una referencia válida de sus obras... La cultura seriéfila se aborda desde diferentes ángulos y puntos de vista, que permiten que nos hagamos una idea de cómo, en la última década, las series se han convertido en un tema de conversación en cenas de amigos, o en excusas para organizar dichas cenas, y que se ha vuelto algo socialmente cool que digas que ves muchas series.

En este nuevo panorama cultural en el que los frikis ya no están tan marginados como antes, las series parecen haber salido del nicho antes que los cómics. Sobre todo, lo que se está haciendo es tratarlas con algo más de seriedad. Todo el mundo veíamos "El coche fantástico" en su momento, pero la diferencia es que, con el actual clima cultural, habríamos diseccionado sus tramas y sus personajes de otra manera, habríamos intentado profundizar un poco más. Habríamos concluido que no es una serie para ese tipo de análisis, pero el paso se habría dado. Ésa es la diferencia en el tratamiento actual de la ficción televisiva.

13 marzo 2016

El corazón del fandom


Desde hace una semana, las redes sociales no hacen más que darle vueltas al giro dado por el penúltimo episodio de la tercera temporada de "Los 100". El ruido ha sido tal, que prácticamente todas las webs televisivas estadounidenses han comentado algo al respecto, desde críticas del episodio en cuestión a exhaustivas explicaciones de por qué determinado personaje era tan fundamental en la comunidad LGTB, artículos que ponen en contexto la reacción de los fans y la lógica interna de la serie a la hora de hacer lo que hizo, intentos de explicar el mínimo de temporada en audiencia del siguiente episodio (los fans enfadados han llamado al boicot, pero también es cierto que todo el prime time estadounidense marcó mínimos esa noche), y hasta reivindicaciones de Clarke, la protagonista de la serie, a la que algunos consideran que se está haciendo de menos en toda esta polémica.

De hecho, esa reivindicación de Clarke Griffin es una de las cosas más interesantes que se han escrito en todos estos días. El cabreo, los ataques y las respuestas indignadas de los fans tienen su razón de ser porque, ciertamente, la representación de determinados colectivos en televisión deja mucho que desear, y "Los 100" había conseguido llamar la atención de los medios durante su segunda temporada precisamente porque presentaba personajes con todo tipo de orientaciones sexuales sin darles mayor importancia, y porque es verdad que Lexa era un faro para muchas fans, sobre todo. Es curioso que la misma cualidad que le dio notoriedad, la de no otorgar mayor relevancia a la preferencia sexual de sus personajes, es la que la ha metido en todo este lío (lío, por cierto, que ha adquirido tintes bastante feos en los comentarios de algunas entradas, como ésta, con rumorología que ha pasado a atacar directamente a los responsables de la serie de cosas bastante alejadas de lo que luego se ve en pantalla).

La ira de los fans puede ser tan ciega como su amor, y "Los 100" va a tardar en recuperar algo de buena voluntad por parte de algunos de ellos, si es que alguna vez lo consigue. De nada sirve que, por muchas críticas que se le puedan hacer al giro (y se le pueden hacer, que el timing es cierto que es bastante desafortunado), éste represente un paso muy importante en la trama de la serie, y que la decepción por perder a determinado personaje haga que el que empezó a ser totalmente revolucionario, Clarke, sea sistemáticamente menospreciado para poder atacar a la serie (de cosas que en parte son ciertas, pero estamos perdiendo la perspectiva). Las redes sociales ya se inflamaron de una manera similar con la noche de bodas de Sansa Stark en la quinta temporada de "Juego de tronos", y con ese nivel de indignación, resulta complicado debatir de una manera que ofrezca la panorámica más amplia posible y que vaya más allá de defensas cerradas y ataques furibundos.

Es muy cierto que los creadores de las series ya no operan en una burbuja. Se les pide que interactúen con los fans, pero tienen que tener cuidado de no darles falsas esperanzas o de estar demasiado pendientes de lo que les digan (o poco pendientes, que es el otro reverso de la moneda). Cuando Russell T. Davies era el producto ejecutivo de "Doctor Who", la web oficial de la serie no tenía foros de discusión porque Davies consideraba que había que mantener cierta separación con el fandom. Es muy importante para la supervivencia de la serie, pero ésta tampoco puede estar a su servicio. Las redes sociales permiten expresar instantáneamente nuestro amor y nuestro odio por algo y, al mismo tiempo, han expulsado el término medio de las opiniones y las interacciones con otros fans o con los responsables de las series que nos gustan.

Música de la semana: "American Crime" se ha marcado una segunda temporada que ha dejado bastante satisfechos a los críticos estadounidenses, en general, y que arrancaba con un acto de búsqueda de fondos para el instituto en el que se ambienta la trama en el que sonaba una versión de "Dream on dreamer", de The Brand New Heavies.

11 marzo 2016

Marcia Clark contra todos

Cuando se estrenó "The people vs OJ Simpson", la primera temporada de "American Crime Story", los críticos estadounidenses apuntaron que había varios momentos muy icónicos que deseaban ver en la serie. Uno era la persecución de Simpson por la autopista en su Bronco blanco; el otro era el momento, durante el juicio, en el que se probó los guantes utilizados durante el asesinato de su ex mujer, y el tercero era el sexto episodio de la serie, centrado en Marcia Clark, la fiscal principal del caso. De todo el circo mediático montado alrededor del juicio, el brutal escrutinio al que fue sometida Clark es, probablemente, uno de los aspectos más perturbadores por lo que significó de humillación pública continuada de una persona que sólo estaba haciendo su trabajo.

Ese "Marcia, Marcia, Marcia" que entrega la parte principal del protagonismo a Sarah Paulson, "American Crime Story" nos muestra uno de los lados más feos de su historia. El cachondeo a costa de la apariencia de Clark (la abogada que Tina Fey interpreta en "Unbreakable Kimmy Schmidt", por ejemplo, es una evidente parodia de la fiscal) no le resulta extraño a ningún espectador porque es sumamente habitual con las mujeres famosas, pero el capítulo consigue transmitir el daño que hacen esas chanzas, la insensibilidad y la actitud discriminatoria que laten por debajo. Todos los implicados en el juicio de OJ Simpson se convirtieron en celebridades de la noche a la mañana, pero mientras algunos estaban un poco más acotumbrados a los focos, como Robert Shapiro y Johnnie Cochran, a los demás les pilló por sorpresa y sin saber cómo reaccionar.

Cochran y Clark podían ser igualmente abrasivos en las sesiones, pero sólo de ella se hacían encuestas radiofónicas sobre si era una barbie o una zorra. El clima de comentarios sexistas llega a su punto álgido con ciertos apuntes del juez (ese "buenos días, señora Clark, creo") y la crítica de Cochran hacia su petición de no alargar una sesión porque no tenía canguro para quedarse con los niños. La cara de Paulson refleja en ese momento semejante esfuerzo por controlar su rabia y sus ganas de llorar, que no hace falta que veamos más para comprender por lo que debía estar pasando.
La propia Clark explica, en una entrevista en Vulture, hasta qué punto es acertado el retrato que "The people vs OJ Simpson" hace de toda la situación, pero lo que este episodio logra también es presentar a los dos fiscales como dos personas acosadas desde todos lados.

Clark y Chris Darden están solos frente a la ofensiva del Dream Team de la defensa de Simpson, frente a la voraz atención de los medios, que escarban en el pasado de todos los abogados en busca de detalles jugosos que les permitan continuar con su cobertura del caso las 24 horas del día. Darden no puede hablar con los medios para explicar por qué intenta meter en la cárcel a OJ, por qué no es un "Tío Tom", y Clark asiste como buenamente puede a las maniobras de sus ex maridos para sacar provecho de la situación. No es extraño que haya fans que hayan empezado a shippear a estos dos personajes porque Paulson y Sterling K. Brown han desarrollado una dinámica muy natural y cómplice entre ellos. Se apoyan mutuamente en medio de todo el circo e intentan hacer lo que ellos creen que es lo correcto.

"American Crime Story" se esfuerza por humanizar a todos los personajes, por ofrecer algo más que la imagen que pudo llevarse de ellos el público que se pasara un año viendo el juicio por televisión, pero aunque el retrato de Cochran, por ejemplo, es muy interesante, es inevitable que Clark y Darden se lleven nuestras simpatías. Lo tienen todo en contra, con unos medios que no les conceden ni un solo respiro, y un zeitgeist que atropella sus intentos de basarse en las pruebas del crimen, y se mantienen en la brecha. Son como una versión en fiscales, y sin horizonte romántico a la vista, de Mulder y Scully.

09 marzo 2016

El trono del invierno



No hay nada como un trailer de la nueva temporada de "Juego de tronos" para que se aparquen por un momento polémicas interneteriles y anuncios de posters de próximos blockbusters de superhéroes. Más todavía cuando estamos hablando de la sexta temporada de la serie de HBO, la primera que ya no cuenta con más libros publicados en los que basarse. David Benioff y D.B. Weiss tienen total libertad para contar el final de la historia (o libertad relativa, porque ellos están en comunicación con George R.R. Martin sobre la dirección por la que van a ir sus tramas) y, también por eso, el secretísimo alrededor de la serie se ha vuelto mucho más pronunciado. Cualquier cosa que escape antes del estreno es una pista enorme, porque con la excepción de la trama de los Hijos del Hierro de "Festín de cuervos", el cuarto libro, que aún no han contado (y que tienen que incluir), los lectores están tan a oscuras como los espectadores sobre lo que va a venir.

Por eso, este trailer está siendo aún más diseccionado de lo habitual. Entre el estado de Daenerys, que parece que va a recibir unas lecciones en humildad dignas del Gorrión Supremo, lo que Davos y Melisandre se lleven entre manos, el futuro de Jon o la visión de Bran, los fans tienen material para pasarse horas y horas especulando. Aunque, al final, ha sido la aparición de un soldado con el emblema de los Targaryen en su armadura lo que ha disparado el hype, porque eso quiere decir que "Juego de tronos" nos va a mostrar un flashback a un momento concreto de la rebelión de Robert Baratheon contra el rey Aerys: el ataque a la Torre de la Alegría y cómo se conecta con la famosa pregunta de quién es la madre de Jon Nieve. Es muy probable que la serie responda ya, de una manera mucho más explícita, dicha cuestión, especialmente porque, por mucho que HBO quiera alargarla, está entrando en el último tramo de su historia.

Benioff y Weiss han comentado en más de una ocasión que no quieren hacer más de siete temporadas (que la cadena podría extender a ocho si pide una última un poco más larga y la divide en dos tandas para su emisión, como hizo con "Los Soprano"), por lo que los episodios que veremos a partir del 24 de abril estarán ya poniendo las primeras piedras del final. ¿Se confirmará la teoría de las tres cabezas del dragón? ¿Asumirá Sansa su posición como heredera del Norte? ¿Por dónde llegará este año la polémica que amenace con fagocitar la serie? Además de esa trama de los Hijos del Hierro, veremos también a ciertos personajes que se mueven por la Bahía de los Esclavos en una barca y con un chaval con el pelo azul?

08 marzo 2016

Las chicas de las series españolas


Día Internacional de la Mujer. Momento para sacar esas listas de las mejores superheroínas, o de las protagonistas femeninas más interesantes, o para diseccionar qué series pasan el test de Bechdel... El progresivo paso al frente que, en Estados Unidos, han ido dando las mujeres en las series lleva siendo tema de discusión allí desde hace unos años. Se pasó de comentar los títulos que tenían una protagonista femenina central fuerte, tipo "Damages" o "The good wife", a las series más corales tipo "Orange is the new black", a las nuevas comediantes con sus propias series en televisión a, últimamente, la entrada de cada vez más mujeres en el campo de la dirección de episódicos (con mención especial a la repercusión mediática que recibió que Lexi Alexander dirigiera sendos episodios de "Arrow" y "Supergirl").

En España, sin embargo, vamos a nuestro ritmo y toda esa conversación nos empezó a alcanzar más el año pasado. No es que nuestras cadenas no hayan hecho antes series con una protagonista central, o protagonistas femeninas, complicadas, pero la prevalencia de las comedias familiares y los dramas de misterio no dejaba demasiado espacio para que esos personajes pudieran adquirir otros matices. Y eso que hemos tenido "Motivos personales" y sus locuras, a la inspectora Laura Lebrel, "La señora" y hasta hubo un intento de drama legal más o menos despiadado con Blanca Portillo al frente. Fenómenos como "El tiempo entre costuras" ayudan, pero también son rarezas, casos que resultan difíciles de repetir porque es justo su particularidad lo que los convierte en fenómenos.

Resulta interesante comprobar que las dos series nacionales más premiadas a lo largo de estos últimos doce meses tienen una notable presencia femenina (y descontamos, por ahora, la venganza de "Sin identidad"). La más destacable en ese aspecto es, claro, "Vis a vis", ambientada en una cárcel para mujeres en la que todo el mundo busca un botín millonario robado por una de las presas. Comparada en su momento con "Orange is the new black", aunque se despegó de ella apostando por el thriller sí que tiene una clara similitud con la serie de Netflix, y es el hecho de que casi todo su nutrido reparto femenino está formado por actrices prácticamente desconocidas, empezando por su protagonista, Maggie Civantos, y terminando por una Berta Vázquez que luego añadió la película "Palmeras en la nieve". Tirando del teatro, sobre todo, la serie puebla la cárcel de mujeres muy reales, y hasta los nombres más famosos, como Najwa Nimri o la debutante Alba Flores, se integran perfectamente en el conjunto.

Y de la coralidad de "Vis a vis" se pasa a la especificidad de los personajes femeninos de "El Ministerio del Tiempo". La segunda temporada, en la que el trauma de Julián ya no es el centro emocional de la historia, ha dado alas a Amelia Folch para que explore su papel de líder de la patrulla, ha puesto a Irene en una situación sumamente delicada y complicada, ha dado mayor protagonismo a una Angustias que pedía a gritos un capítulo como el cuarto y ha introducido finalmente la amenaza de Susana Torres, una amenaza bastante inquietante porque no sabemos con cuántas barajas está jugando. Y luego está Lola Mendieta, que sería una James Bond temible. Esa variedad de personajes femeninos es digna de mención.

07 marzo 2016

La lista de la Muestra Syfy


El fin de semana dedicado al cine fantástico y de terror que es la Muestra Syfy ya ha finalizado, por lo que toca ahora hacer balance de todo lo visto en estos cuatro días de selección de películas que han pasado por el Festival de Sitges o por certámenes tan exóticos como el de Jerusalén, o tan prestigiosos como el Fantastic Fest de Austin. En otras ocasiones hemos comentado que esta Muestra tiene tradiciones como las presentaciones de Leticia Dolera antes de cada película (aderezadas siempre con bromas sobre "Canino", con lanzamientos de Huesitos el último día y, este año, con un divertidísimo audiocomentario improvisado de un par de minutos de "Nina Forever" cuando hubo un problema con los subtítulos), o que en las sesiones golfas se proyecten cintas que dan pie a que los comentarios del público sean mucho más entregados que de costumbre.

También se ha mantenido una curiosa tendencia del año pasado, y es que las primeras proyecciones, salvo con una excepción, han deparado algunas de las sorpresas más gratas del fin de semana, y ha sido divertido comprobar a qué se aplaudía durante la promo genérica del canal Syfy que precedía muchos de los pases (y que era casi igual a ésta): la luna llena y Nicolas Cage se llevaban siempre los vítores de la sala, pero era gracioso comprobar cómo una parte importante del público no entendía por qué grupos muy pequeños, pero ruidosos, aplaudían las apariciones en la promo de "Dark Matter", "Los 100" y hasta "Bella y Bestia".

De hecho, el lado más televisivo de la Muestra fue uno de sus highlights con la proyección, en una de las salas pequeñas del Cine de la Prensa en Madrid, de "Once more, with feeling", el capítulo musical de "Buffy, la cazavampiros". Desde la presentación de la propia Dolera (que estaba realmente emocionada) a los asistentes cantando todas las canciones y aplaudiendo como locos a Spike y a Anya, fue uno de los momentos álgidos de cuatro días de películas de las que puede elaborarse una particular lista de las cinco más destacadas, sin un orden especial:

"La invitación": De la película que inauguró la Muestra ya hablamos hace unos días, así que no vamos a añadir nada más sobre esa cena de amigos en la que se va acumulando la tensión. En España se estrena el día 25.

"Bone Tomahawk": Un western con canibalismo. Éste sería el resumen rápido de la cinta de S. Craig Zahel, un hombre que ha vendido un montón de guiones en Hollywood, sin que ninguno llegara a producirse, y que se quita esa espina debutando en la dirección con una película del Oeste muy clásica. Tanto, que lo que cuenta es una partida de rescate de tres personas raptadas de un pueblo por los indios. O eso creen ellos. Tiene unos grandes diálogos y una sobriedad hasta en su casi inexistente banda sonora que funciona a la perfección. Y su reparto, con Kurt Russell y Richard Jenkins a la cabeza, está sensacional.

"The Piper": Adaptación coreana del cuento de "El flautista de Hamelin" que, siendo fiel a la historia de los hermanos Grimm, le añade un par de toques con la guerra civil entre el norte y el sur de ese país en los años 50. Sitúa toda la historia en un pueblo aislado y dominado por un jefe dispuesto a lo que sea para mantener su control, en el que la llegada del flautista y su hijo va a suponer toda una revolución. La ignorancia, las supersticiones y el miedo al exterior hacen el resto, hasta con toques de comedia costumbrista al principio.

"El niño y el mundo": La sesión matinal infantil del sábado por la mañana se reservó para esta cinta brasileña, nominada este año al Oscar a mejor película de animación. Fue toda una sorpresa porque casi nadie esperaba que la historia de un niño que lleva mal que su padre se vaya a la ciudad a trabajar, contada con un dibujo falsamente infantil y sin diálogo, sólo a través de la música, lance una feroz crítica social a la deforestación del Amazonas, la opresión política y social y los peligros del capitalismo extremo. Y resulta sumamente efectiva.

"Demon": El demonio del título es un dybbuk, un fantasma de la tradición judía que se adhiere al cuerpo de una persona viva y lo posee. En esta película polaca, esa posesión ocurre durante la boda más alcohólica que veréis en mucho tiempo, y entre toques de humor un poco negro muy conseguidos, y recordatorios a la turbulenta historia del país (y al peligro de olvidarla y borrarla de la vista), se construye una cinta que funciona perfectamente.

Habría que dar mención especial a ese experimento en sátira social y política desatada y excesiva que es "High-Rise", a la gran estética de "Vulcania" (aunque el resto de la película se quede a medias de todo) y a la sarcástica novia muerta de la ya mencionada "Nina Forever". Y el año que viene, más.

06 marzo 2016

La estación número 13


ALERTA SPOILERS: Si no habéis visto "Thirteen", el último capítulo de "Los 100", no sé qué hacéis leyendo esto.

La prueba de que "Los 100" ha dado un notable salto en visibilidad con su tercera temporada es que, el viernes por la mañana, Twitter era un campo de minas de spoilers del último episodio, emitido en The CW el jueves. La muerte de Lexa dejó a los fans en estado de shock, pero aunque es, desde luego, todo un bombazo en el capítulo, lo más interesante de "Thirteen" no es tanto la muerte de la comandante como la confirmación de algo que el episodio llevaba insinuando desde el principio: que Lexa llevaba en ella a la otra inteligencia artificial, a la "hermana" de la que acabó con el mundo.

Eso es lo que puede dar a la tercera temporada de la serie un nuevo impulso muy necesitado. ALIE  está buscando a la otra versión de sí misma, la que creía que se había quedado en el espacio, pero no sabe que, en realidad, acabó entre los terrestres. La reencarnación de los comandantes, en este caso, es muy literal; al nuevo se le implanta el chip que llevaba el anterior, haciendo buena esa idea de la fusión con los humanos que Becca, su creadora, había desarrollado para que esa IA no cometiera las mismas atrocidades que ALIE. ¿Hasta qué punto Lexa, por ejemplo, estaba dominada por esa ALIE 2.0? ¿Y qué pasará cuando la IA genocida descubra dónde está su otra versión?

Para que viéramos esto, Lexa tenía que morir (además, ya sabemos que Alycia Debnam-Carey está en "Fear the Walking Dead", donde ni de lejos resulta tan interesante). Jason Rothenberg, el showrunner de la serie, ha explicado en varias entrevistas el razonamiento detrás del giro que da el episodio y, sobre todo, de que viéramos por fin un flashback al momento del fin del mundo. De golpe y porrazo, el mundo de "Los 100" no sólo se hace mucho más grande, sino que pone en perspectiva la desconfianza y la violencia entre los terrestres y Skaikru. Mientras ellos se matan entre sí, ALIE está haciendo de nuevo de las suyas, y eso no puede ser bueno. Si Jaha hasta ha olvidado que tenía un hijo.

Todo esto, además, va a traer una nueva evolución de Clarke. Octavia tiene toda la razón cuando afirma que su gente la necesita más que nunca. Ella es la verdadera líder de Arkadia, la que comprende mejor cómo funciona la Tierra y la que podría pararle los pies a Pike, tan cegado por su creencia de que hace lo mejor para la supervivencia de su gente, que va a conseguir que los maten a todos. Además, ahora que ella y Murphy saben la verdad sobre el origen de las creencias de los terrestres, y sobre su manera de elegir comandantes, las cosas se van a volver mucho más interesantes cuando ambos se reencuentren con Jaha. Las diferentes piezas que "Los 100" ha ido manejando toda la temporada empiezan a encajar.

Música de la semana: Ya sabéis que este fin de semana se está celebrando la 13ª Muestra Syfy en Madrid, así que la canción de esta semana es justo la que cerraba la película de inauguración, "La invitación". Se trata de "Devil's spoke", de Laura Marling.

04 marzo 2016

Invitación a la Muestra

Desde hace 13 años, marzo es sinónimo en Madrid de Muestra Syfy, el pedacito del Festival de Sitges en la capital de España que, de hecho, se inauguró anoche justo con la ganadora del premio a la mejor película en la última edición, "La invitación". Las 20 cintas que se proyectan en los tres días que dura el evento (más tres sesiones infantiles y, este año, "Dentro del laberinto" y el capítulo musical de "Buffy, la cazavampiros") ofrecen una panorámica bastante variada del estado de salud del género fantástico y de terror en el mundo. Hay historias más indies, de misterio, de casquería, de ciencia ficción más o menos alocada y sesiones golfas en las que, francamente, lo que se echa de menos es un buen maratón de "Sharknado", y el público que se acerca a la nueva sede del Cine de la Prensa es igualmente heterogéneo.

Por ahora, el tono que han establecido tanto "La invitación" como "La bruja", que sirvió como presentación y adelanto de la Muestra, es el de contar historias a priori típicas del género desde una óptica diferente. En el caso de la película de Robert Eggers, era a través de una minuciosa reconstrucción de la vida de unos colonos puritanos ingleses en la Nueva Inglaterra del siglo XVI, y en la cinta dirigida por Karyn Kusama, es utilizando el punto de vista de su protagonista, Will, un hombre que arrastra un trauma que rompió años atrás su matrimonio. Un día, recibe una invitación para cenar en casa de su ex mujer y su nuevo novio, de los que hace dos años que ni él, ni ninguno de sus amigos, sabe ni una sola palabra.

La llegada de Will a la cena es incómoda por sus propios problemas y porque, desde el principio, algo no parece encajar en toda la situación. Pero la película juega con la idea de que puede ser idea de Will, porque sus amigos se comportan como si todo fuera perfectamente normal. Un poco raro, sí, pero inofensivo, que esto es Los Ángeles. La propia Kusama decía que "La invitación" es un poco un comentario sobre las normas de educación en estos casos, aparte de representar diferentes maneras de afrontar el dolor y la pena, y va construyendo poco a poco el clímax de su parte final, donde el estudio de las dinámicas internas de ese grupo de amigos deja paso a otra cosa.

Es un buen arranque para una Muestra que, en los últimos años, se había decantado más por los preestrenos de blockbusters, y que tiene aún por delante todo un fin de semana para descubrirnos otros películas que, de otro modo, no serían tan fáciles de ver (sin recurrir al DVDrip, nos entendemos).

03 marzo 2016

Underwood 2016


Una de las mejores cosas que le ha podido pasar a "House of cards" es que su cuarta temporada coincida con las primarias para elegir a los candidatos republicano y demócrata a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre. Y viendo por dónde van los tiros, da la sensación de que lo que pase en esa cuarta temporada, en la que Frank Underwood se presenta también a las primarias demócratas, va a parecer mucho más plausible que el mundo real. Sí, estas elecciones también han tenido su relevancia en el arranque de la séptima temporada de "The good wife", pero no de la misma manera. Sobre todo, porque "House of cards" las ha aprovechado para hacer una campaña promocional realmente brillante.

Todas sus imágenes promocionales, sus primeros teasers, y, muy especialmente, su cuenta oficial de Twitter han presentado la campaña de Frank Underwood hacia la reelección y se han comportado como si fuera algo real. En los medios españoles se le empezó a prestar atención cuando el perfil de Twitter se puso a interactuar con los participantes en el debate a cuatro previo a las elecciones generales del pasado mes de diciembre, y ha seguido haciéndolo con otros políticos mundiales, dándoles consejos como si el propio Underwood estuviera detrás. Es una promoción sumamente efectiva que permite a "House of cards" aprovechar la actualidad para mantenerse relevante hasta su regreso, mañana, a Netflix (y el sábado a Canal+ Series en España), y que también ha estado presidida por la ironía y la autoconsciencia con la que Frank hablaba a la audiencia en sus monólogos rompiendo la cuarta pared.

El trailer, desde luego, en el que vemos a Underwood pronunciar el clásico discurso de "vótame, soy la mejor opción" mientras se intercalan imágenes de todas las cosas malas que ha hecho encapsula, en poco más de un minuto, todo lo que "House of cards" aspira a ser, aunque no siempre lo consigue. La ironía encerrada en ese "el líder que merecemos" es el punto más álgido de una campaña promocional muy bien llevada a cabo, siempre caminando por el borde del ridículo, pero que está funcionando a la perfección. Ahora falta que la cuarta temporada cumpla las expectativas.

¿Habrá finalmente enfrentamiento entre Claire y Frank? Se lleva larvando desde la primera temporada, y muchos fans están deseando ver a Claire operar fuera del alcance de su marido. ¿Pero se puede escapar de sus hilos? ¿Y se puede hacerlo sin pagar un precio demasiado alto? Claire Underwood siempre ha sido la gran arma secreta de la serie.

02 marzo 2016

El Gran Baile de las parejas y la ciencia ficción

En las ligas deportivas estadounidenses, marzo es sinónimo de la fase nacional de la NCAA de baloncesto. La March Madness, como se la conoce popularmente por la gran concentración de partidos en un mes, termina coronando al campeón de la liga universitaria de basket, y su formato de competición y la costumbre de intentar adivinar (y apostar) en su bracket qué equipos llegarán a la Final Four ha demostrado ser fuente de inspiración de todo tipo de votaciones entre fans. Puede ser la mejor serie de instituto, el mejor villano o la mejor pareja, que es lo que hace Zimbio desde hace cinco años, y lo que mueve más a los fans a través de internet.

Más de 80 ships, es decir, parejas reales o deseadas por los fans, de series empiezan la competición distribuidos en un bracket dividido por conferencias y rondas como si fuera la fase final de la NCAA, y las votaciones de los visitantes acaban decidiendo quién sucederá a Root y Shaw, de "Person of interest", como la mejor pareja de las series actuales. Esta votación da visibilidad, además, a esos shippers que, el resto del año, pasan el tiempo divirtiéndose y obsesionándose con sus parejas favoritas en Tumblr, y se descubren algunos fandom que no sospechábamos que existían, como el shipping de Cat y Kara en "Supergirl", pero que son sumamente divertidos.

En esa super-votación de Zimbio hay hueco para parejas de series de ciencia ficción, que son las que centran un nuevo proyecto bloguero. Se llama Guía del seriéfilo galáctico, es mi desdoblación para hablar sólo de esos títulos y, por supuesto, el título hace referencia a "Guía del autoestopista galáctico". Va a ser, evidentemente, una guía de algunas de las series de ciencia ficción y fantasía más representativas e interesantes del género, ya sean space operas o distopías, y no pretende nada más que, a lo mejor, descubriros series curiosas que antes no conocíais.

Quienes leais este blog sabéis que es mucho más probable que acabe viendo la temporada entera de "The Expanse" que la de "Quantico", así que sólo era cuestión de que acabara embarcada en una aventura así. Cada nueva serie de la guía se publicará los lunes y los miércoles, menos la primera, que llegará mañana por eso de que es el estreno. Y ha sido casualidad que el blog debute la misma semana que se celebra la Muestra Syfy de cine fantástico, en la que volveremos a  ver a unos cuantos actores televisivos protagonizando historias de género. A priori ya estará Aura Garrido en "Vulcania" y Yael Grobglas en "Jeruzalem". Aunque no creo que vaya a haber muchos fans de "Jane the virgin" en la sala.

01 marzo 2016

Mi problema con "Madres forzosas"

Dejarse llevar por la nostalgia es un arma de doble filo. Las series que veíamos cuando éramos pequeños tienden a adquirir una estatura mucho mayor en nuestra memoria y acaban mitificadas, y cuando se anuncian que esas series regresan con nuevos capítulos, deseamos que nos ofrezcan la misma sensación que teníamos cuando las vimos por primera vez. Podemos llevarnos una enorme decepción si, de repente, nos damos cuenta de que la serie no es tan buena como la recordábamos, o podemos seguir disfrutándola igual que dos décadas antes.

En este arranque de 2016 hemos tenido dos casos de este revival nostálgico: "Expediente X" y "Madres forzosas", o "Fuller House", que es como se titula en España la vuelta de "Padres forzosos", centrada ahora en DJ Tanner, viuda y con tres hijos, su hermana Stephanie y su vecina Kimmy Gibbler. La primera ha emitido seis episodios en FOX, seis episodios que eran un destilado de las señas de identidad de las temporadas de 24 capítulos que solía ser esa serie, y en el que ha habido capítulos buenos, otros decentes y otros, directamente malos. Siguiendo esa línea, ha habido críticas para todos los gustos, aunque todas han coincidido en apuntar que la trama de la conspiración ha sido de lo más desacertado.

En el caso de "Madres forzosas", hay que buscar mucho para encontrar una crítica que la salve. Tal vez, el titular más representativo de lo que la serie ha suscitado era el de The AV Club: "Una parodia porno sin el porno". Se le ha echado en cara que esté anclada en 1991 y que el trabajo de presentar versiones adultas de las tres protagonistas se haya reducido a matar al marido de DJ y a sexualizar a Steph. Es exactamente lo mismo que le criticábamos a comedias recientes de network como "Guys with kids", "The Millers" o hasta "2 Broke Girls". Para ellas, el tiempo no ha pasado y el estándar sigue siendo la televisión de 1989. Que puede dejar cosas exitosas, como la manera en la que "Mom" introduce y trata de vez en cuando grandes dramas, pero no es lo más habitual.

Sin embargo, aquí tengo que reconocer que mi problema con "Madres forzosas" no sólo es que esté pasada de moda, y muy conscientemente pasada de moda, sino que jamás me gustó "Padres forzosos". El padre viudo al que su hermano y un amigo ayudan a criar a sus hijos ya me parecía entonces demasiado cursi y con chistes fáciles. Era una comedia familiar del montón que tuvo un éxito enorme y que, para muchos espectadores, forma parte de su infancia. Nunca lo fue de la mía, así que por eso mi tolerancia hacia "Madres forzosas" es todavía menor que si fuera una comedia nueva.