30 octubre 2015

Las nuevas cancelaciones


"Recorte de la orden de episodios". Es el nuevo eufemismo para dar a entender que una serie está cancelada, pero no oficialmente. O sí, pero no se quiere espantar a los pocos espectadores que todavía la ven. "The Player", "Minority report", "Blood & oil" y "Truth be told" son los mayores fracasos entre los estrenos de la nueva temporada de series, con audiencias que, en cualquier otro año, las habrían llevado no sólo a la cancelación fulminante, sino hasta a la retirada de la parrilla. No sería raro que a NBC le funcionen mejor las repeticiones de "The mysteries of Laura" que los capítulos nuevos de "The Player". Ése es el nivel. Sin embargo, ni esta cadena, FOX ni ABC se han atrevido a hacerlo. Han preferido recortar los episodios de sus primeras temporadas (dejando a "Minority report" en diez, por ejemplo) y parar los rodajes antes que anunciar oficialmente que están canceladas. Tal y como están las audiencias esta temporada, todos prefieren adoptar tácticas más conservadoras.

Vulture apuntaba que este año parece que va a ser el de "virgencita, que me quede como estoy". La temporada pasada, con éxitos realmente fulgurantes como "Empire" o "How to get away with murder", fue una excepción en la tendencia de audiencias en vivo cada vez menores, una tendencia que se ha acentuado ese otoño. Las cadenas se empeñan en fijarse casi sólo en las audiencias en diferido (las famosas Live+7, sobre todo) para presentar como éxitos series que, en realidad, apuntan a ser más títulos de culto entre nichos de audiencia reducidos, y ni siquiera el cable se libra de la caída generalizada de espectadores. La gente está migrando, ahora sí que definitivamente, a los servicios de VOD, a personalizar sus parrillas y su horario de visionado de los capítulos, y ya no se siente atada a un momento previamente determinado para verlos. Ahora sí que ha llegado el momento que todos los canales temían, el momento en el que tienen que buscar de verdad una manera de ganar dinero que ya no dependa de la publicidad.

Lo interesante de todo esto es que el cable y, sobre todo, "The Walking Dead" tampoco se han librado de esta tendencia a la baja. Quizás la emisión de "Fear the Walking Dead" en agosto y septiembre ha agotado un poco al público de AMC, o quizás es que, simplemente, en la sexta temporada tiene que notarse una ligera erosión en sus cifras, pero tampoco ha sido algo especialmente preocupante. La enseñanza que está dejando esta nueva situación es que las series que funcionan más o menos bien en directo, también lo hacen en los visionados en diferido. "Quantico" mejora enormemente sus datos en la demo en los siguientes siete días a su emisión, y lo mismo pasa con series que no pasan de tener números discretos, como "Heroes roben". Sin embargo, los fracasos lo son tanto en directo como en Live+7. Si a la audiencia no le gustas, no te grabarán para verte más tarde.

28 octubre 2015

Las cabeceras cambiantes (2)

Los seguidores de "The Leftovers" se llevaron una buena sorpresa cuando empezó la segunda temporada de la serie de HBO y se dieron cuenta de que les habían cambiado los títulos de crédito. Ya no estaban las imágenes a lo fresco de iglesia y, en su lugar, se había optado por fotos en las que había desaparecido alguien. Esa nueva cabecera, con nueva música, respondía al cambio de escenario de la serie en sus nuevos episodios, pero no es la primera, ni será la última, que lo haga. Hace un par de años ya vimos varios ejemplos de estos créditos que cambian de una temporada a otra, y desde entonces ha habido más casos.



Tenemos que empezar por "The Leftovers", claro, sobre todo porque su cambio ha sido bastante radical. Ha pasado de una cabecera que jugaba más con el lado religioso, incluyendo una música bastante más épica de Max Richter, a otra que apuesta por algo más cotidiano, como fotografías de momentos bastante corrientes de gente de a pie, pero en las que falta siempre alguien. Y ese tono más "popular", como si dijéramos, se acentúa al elegir una canción de la cantautora Iris DeMent. El propio Damon Lindelof explica en esta entrevista por qué se optó por una cabecera diferente.



Lo habitual suele ser, de todos modos, algo más parecido a lo que hace "The Walking Dead", que va retocando su cabecera según van variando las situaciones en las que se encuentran sus personajes. La música de Bear McCreary y el tono se mantienen, pero se modifican pequeñas cosas. Se aprecia bien el cambio de los créditos de la primera temporada a los de la tercera o la quinta, que son los del vídeo de arriba. Conforme Rick y su grupo van avanzando por ese mundo, la secuencia se va adaptando a sus avances.



Curiosamente, "Homeland" es otra serie que sigue ese mismo método. Desde su primera temporada, la serie de Showtime ha modificado ligeramente sus créditos para adaptarlos a las nuevas misiones de Carrie Mathison, aunque esos cambios se notaron con mayor fuerza en la cuarta y, muy especialmente, en la quinta temporada. La cabecera de estos episodios que están emitiéndose ahora mismo es la más diferente de todas las vistas hasta ahora, también porque la situación de Carrie es muy distinta de, simplemente, la del año pasado.



Por no acabar con "The Wire", vamos a hacerlo con otro clásico de las cabeceras cambiantes, "Doctor Who". Y no hace falta remontarse hasta los 60 para encontrar ejemplos de cambios, que suelen llegar con cada nuevo Doctor. De los relojes de Doce se puede pasar a los túneles tormentosos de Once en su primera temporada a los de Nueve, los que fueron el primer contacto de las audiencias modernas con la nueva etapa del Doctor.

27 octubre 2015

La maldicion de las fangirls

En 2006, el profesor Henry Jenkins, de la Universidad del Sur de California, publicaba un trabajo titulado "La cultura de la convergencia: Cuando los nuevos y los viejos medios chocan". Analizaba en él el nuevo papel del fandom en la industria cultural mainstream, cómo ambos se retroalimentaban y se habían convertido en aspectos casi inseparables del entretenimiento actual. Jenkins señalaba que "los fans son el segmento más activo de la audiencia de los medios, uno que se niega a aceptar simplemente lo que le dan, y en su lugar insiste en el derecho a convertirse en un participante pleno. Nada de esto es nuevo. Lo que ha cambiado es la visibilidad de la cultura fan".


Esa cita del libro de Jenkins está incluida en "Revenge of the fanboy" ("La venganza del fanboy"), una tesis doctoral de Suzanne Scott en la que se analizaba no tanto el nuevo papel del fandom, sino cómo su mayor popularidad había generado ciertas visiones contrarias que, sobre todo, dirigían sus peores críticas hacia las fangirls. Scott utiliza como ejemplo las protestas contra la presencia de las películas de "Crepúsculo" en Comic-Con organizada en 2009, y aunque podamos acordar en que los fans de esa saga se pasan, a veces, de intensos, es interesante notar cómo los fandom que siempre se llevan la peor fama y que suelen ser despreciados como algo de un nivel intelectual menor son los que atraen a un mayor número de aficionadas que de aficionados.

La semana pasada, publicaba en ¡Vaya Tele! un artículo sobre los shippers y la valía que pueden tener para promocionar y mantener el interés en una serie. En los comentarios, surgieron las bromas sobre lo mal de la cabeza que pueden llegar a estar esos fans y hasta algún menosprecio hacia esa supuesta valía, pero lo más curioso es que nadie se para a pensar en por qué surgen, por qué las fangirls sienten la necesidad de imaginar nuevos capítulos de su serie favorita en internet, de adentrarse por caminos que los guionistas rara vez elegirán. Mar "Jaina_s" Guerrero contribuyó al artículo con bastante información, extraída de su propia investigación para una tesis doctoral, y entre las citas que se quedaron fuera, hay un que puede resultar interesante para llegar a la raíz de todo el asunto:

"Que, a finales de los años 60, mujeres casadas y con hijos (ni siquiera adolescentes, sino mujeres con su vida hecha, E.L. James no es un fenómeno nuevo) se dedicasen a escribir historias románticas o eróticas protagonizadas por dos hombres era una reacción a esa falta de profundización en los personajes que había en la ficción televisiva, por entonces muy marcada por el arquetipo heroico, y no digamos ya la falta de diversidad de los personajes femeninos, siempre confinados a los papeles de la dama en apuros, la madre, la esposa, etc".
 Las espectadoras no se veían representadas en la ficción, así que tomaron cartas en el asunto de la forma más fácil; convirtiéndose ellas mismas en las autoras de esa ficción. Antes de descartar tan alegremente a los shippers o a las fangirls, habría qué preguntarse contra qué están reaccionando, qué es lo que la industria del entretenimiento está mostrando como la norma, lo aceptado porque genera millones de dólares en beneficios. Es significativo que los fanfics, por ejemplo, con más tirón sean los que cuentan historias románticas entre personajes del mismo sexo, o que sean las comunidades más minoritarias en Hollywood (es decir, todas las que no sean hombres jóvenes blancos), por ejemplo, las más activas en este sentido.

El fandom cubre, muchas veces, un hueco que la cultura mainstream opta por dejar de lado. Y, a veces, esa misma cultura popular se acaba reapropiando de las obras de los fans para fines promocionales, con lo que se crea una relación casi simbiótica en algunos momentos que está definiendo la manera en la que consumimos el entretenimiento de masas en la actualidad. Ya no se puede separar una obra audiovisual masiva de sus fans, y no se puede ignorar que pueden tener cierta influencia en la longevidad de dicha obra. Sobre lo saludable de hacer demasiado caso a los fans ya hablamos otro día.

La foto, por cierto, es la portada de "The fangirl's guide to the galaxy", un libro, precisamente, sobre cómo se vive el fandom entre mujeres jóvenes, escrito por Sam Maggs.

26 octubre 2015

El gótico escarlata

En los días anteriores al estreno de "La Cumbre Escarlata", Guillermo del Toro repetía, a todo aquél que quisiera escucharle, que su película no era una de terror. Aunque se estrenara dos fines de semana antes de Halloween, y aunque hubiera fantasmas en el trailer, no era una película de miedo. Era, en realidad, una historia de amor, muerte y secretos del pasado que tenía unos pocos fantasmas por aquí y por allá, y que se encuadraba en un género tan poco habitual en el cine contemporáneo como el gótico. En la literatura, apareció y alcanzó su máxima expresión durante el siglo XIX, mientras en el cine podría decirse que tocó techo con algunas películas de terror de los 60 y los 70, pero ha quedado aparcado en las últimas décadas.

Ese tipo de emoción desatada y excesiva, de la conjunción de la sangre, el sexo, las maldiciones, la muerte y los demonios del pasado ya no se lleva en nuestra sociedad actual, y mucho menos en los estudios de Hollywood. La única manera de que se dé luz verde a una película es que pueda sostener una franquicia, que los fanboys de entre 14 y 25 años se compren después todo el merchandising posible o que apele a la nostalgia de los espectadores que ya pasan de los 30. O que su director sea Guillermo del Toro y sea capaz de construir una decadente casa victoriana entera por la tercera parte de lo que le costó a Joe Wright reinventar, otra vez, la historia de Peter Pan. El realizador mexicano ha afirmado que es la primera vez que tiene en Hollywood la misma libertad que para hacer sus películas en castellano (que fueron "Cronos", "El espinazo del diablo" y "El laberinto del fauno"), y se nota.

"La Cumbre Escarlata" (que es el título en español de "Crimson Peak") es un romance gótico clásico, con su heroína joven e inocente, su apuesto y misterioso galán y su casa llena de fantasmas y secretos. Es "Rebeca", Barbazul, "Jane Eyre", Ann Radcliffe, Joseph Sheridan Le Fanu y Henry James, pero otorgando a sus personajes femeninos mucha más relevancia de lo habitual en estas historias. Puede estar a veces más cerca del ejercicio de estilo y de arqueología literaria y cinematográfica, pero es igualmente un espectáculo fascinante, aunque no para todos los públicos. Eso sí, resulta muy curioso que "La Cumbre Escarlata" llegue a los cines ahora, cuando parece haber un tímido renacimiento del género gótico.

Está, por supuesto, "Penny Dreadful" en Showtime, que también es una destilación de todas las obsesiones de su creador, John Logan, estaban aquellas adaptaciones de BBC de obras de Charles Dickens, con "Grandes esperanzas" a la cabeza (la que tiene a Gillian Anderson como Miss Havisham), y hace unos años tuvimos aquella relectura en clave gótica de "Jane Eyre", también con Mia Wasikowska como protagonista, y con la que la cinta de Del Toro formaría una interesante sesión doble. De hecho, podría hacerse una sesión triple con la ya mencionada "El espinazo del diablo", cuyos fantasmas se parecen bastante a los de "La Cumbre Escarlata".

25 octubre 2015

Los divertidos asesinatos de la señorita Fisher

El año pasado, cuando 'The Babadook" fue haciendo su ronda de festivales de cine (no todos de terror y fantástico), era habitual encontrarse artículos preguntándose quiénes eran las dos mujeres responsables de esa película. Una, claro, era Jennifer Kent, guionista y directora de la cinta, y la otra era Essie Davis, su protagonista. una veterana actriz australiana que ha participado en televisión (como la miniserie "The Slap") en las secuelas de "Matrix" y que hasta va a tener un pequeño papel en la próxima temporada de "Juego de tronos". Davis, sin embargo, es más conocida en Australia por ser la protagonista total de "Miss Fisher's murder mysteries", una serie que ya le habría gustado producir a la BBC.

La serie está basada en unos libros de Kerry Greenwood y, mientras en la ABC australiana ha tenido tres temporadas y hasta va a dar el salto al cine, en el resto del mundo está siendo descubierta poco a poco gracias a Netflix. Y es de verdad todo un descubrimiento. Su protagonista es la honorable (como la presenta su tía) Phryne Fisher, todo un vendaval de sex appeal, seguridad en sí misma, inteligencia y curiosidad, y que siempre luce los mejores vestidos y los abrigos más impresionantes. A la señorita Fisher le gusta flirtear con todos los hombres apuestos que se le crucen en el camino, bailar y perseguir a sospechosos por los callejones más húmedos y oscuros de Melbourne, y hace todo eso siendo una mujer adinerada, pero soltera, en 1929.

"Miss Fisher's murder mysteries" tiene la chispa que le faltaba a "Partners in crime", la adaptación que BBC hizo este verano de las historias de Tommy y Tuppence Beresford de Agatha Christie. Pero también es que Phryne Fisher es un personaje demasiado formidable. Sólo necesita bajarse del barco que la trae de vuelta a Australia en el primer episodio para enganchar al espectador, deseoso de saber quién es esa mujer que parece estar a punto de convertirse en la Velma Kelly de "Chicago". Essie Davis va derrochando carisma casi sin esfuerzo, y para cuando su mente se pone a trabajar en el primer caso que se le presenta, ya sabemos perfectamente que seguirla va a ser sumamente entretenido.

Las críticas de la serie apuntan que resulta notable su mensaje feminista, pues Fisher y sus colaboradores siempre acaban investigando asuntos en los que hay mujeres amenazadas o sufriendo de las peores maneras las restricciones que la sociedad les imponía. Entre la detective principal, su amiga Mac (una médico lesbiana) y su ayudante Dot (una chica tan religiosa, que le dan miedo los inventos eléctricos por si provienen del mismísmo diablo), "Miss Fisher's murder mysteries" cuenta con tres personajes femeninos diferentes y muy bien retratados. Y, sobre todo, está presidida por una notable sensación de ligereza, de diversión, de que Phryne Fisher puede enfrentarse a situaciones complicadas y peligrosas, pero siempre va a celebrarlo después con una copa de champán y un baile en el mejor night club de la ciudad.

Música de la semana: "American Horror Story: Hotel" ya ha conseguido que una de las canciones que suena en su primer episodio estñe en todas las playlists seriéfilas; es "Tear you apart", un tema del dúo de rock gótico de California, She Wants Revenge, y cuyo videoclip dirigió en su momento Joaquin Phoenix.

23 octubre 2015

Supergirl contra los prejuicios


El lunes, CBS estrena una de las series cuya aceptación por arte del público levanta más curiosidad, "Supergirl". Un título de superhéroes de la "factoría Berlanti" (que ha tenido un éxito contrastado en The CW con "Arrow" y "The Flash") intentará atraer a la audiencia de la CBS del lunes por la noche, donde es cierto que funciona una serie tan "friki", como si dijéramos, como "Scorpion", pero una que no deja de ser un procedimental. ¿Encajará bien una serie de superhéroes en la que su protagonista es una extraterrestre que está emparentada con Superman, puede volar y lanzar rayos de energía por los ojos? ¿Habrá fatiga de justicieros con capa?

Hasta la semana que viene no sabremos si esta apuesta de CBS (que para ellos es un riesgo por la audiencia que tiene) funciona o no, pero lo que sí parece es que "Supergirl" va a tener que superar varios prejuicios del público para intentar convencerlo de que, al menos, le dé una oportunidad. Cuando se lanzó su trailer, en los pasados upfronts, ya hubo cierta controversia por Twitter porque había quien se quejaba de que aquello parecía "El diablo vestido de Prada", pero con una protagonista que puede volar. El trailer, en realidad, reforzaba los lazos de la serie con otras producciones de Greg Berlanti y, más específicamente, con "The Flash". Barry Allen y Kara Danvers podrían ser perfectamente los amigos más nerds de las series de superhéroes actuales (y no sólo porque Grant Gustin y Melissa Benoist pasaron previamente por "Glee").

Para intentar compensar ese primer backlash tentativo, el piloto de "Supergirl" apareció poco después, misteriosamente, en internet. Luego ha podido verse en las Comic-Cons de San Diego y Nueva York y, en general, las opiniones han ido variando hacia el potencial de diversión y aventura que ofrece la serie. Si Barry Allen destacaba por su entusiasmo al descubrir que podía correr a velocidades supersónicas, la alegría de Kara al ser libre finalmente para volar y ser una superheroína es igualmente lo más interesante de ese primer capítulo, un episodio que no sólo nos presenta la serie, sino que parece asumir que el público de CBS no tiene ni idea de quién es Superman ni sabe que, una vez, existió algo llamado "Smallville", e introduce también toda la mitología detrás del viaje del Hombre de Acero a la Tierra.

Sí, al piloto se le puede ir un poco la mano con la historia de aprovechamiento de sus capacidades de Kara y con el discurso de Cat Grant, su jefa, sobre que no tiene nada de malo que Supergirl se llame así, "superchica", en lugar de "supermujer". El mensaje feminista está ahí, y parece que se busca dejarlo muy claro para que nadie se dedique a acusarlos de machistas por la minifalda del traje, por ejemplo. Todo el primer capítulo es poco sutil y está lleno de personajes nuevos y de inicios de tramas, pero Melissa Benoist tiene el mismo carisma y transmite la misma sensación de entusiasmo y de ganas de aprender a ser "super" que Grant Gustin en "The Flash", y eso sólo puede ser una buena noticia. Ante la inminente llegada de otra superheroína como "Jessica Jones" a Netflix, con una historia mucho más oscura y más dura, que "Supergirl" apueste por un personaje mucho más vital y alegre no es nada malo. Puede ser la manera de superar esos prejuicios y de llevar otro público a la CBS.

21 octubre 2015

El videoclub y el visionado semanal

A estas alturas, seguro que todos sabéis ya que, ayer, Netflix comenzó a funcionar en España, y era el día en el que podía comprobarse finalmente cómo sería de grande su catálogo, cuántas series españolas incluiría... Y en el que muchos espectadores se terminarían de dar cuenta también de que Netflix es, básicamente, un videoclub online. No hay nada de malo en ello. Pero hay que ser muy conscientes de lo que es antes de empezar a crucificarlo, que es algo muy español y muy de las redes sociales, también. Hasta cuando alcance un catálogo el doble de grande que el disponible actualmente, seguirá sirviendo para una cosa, básicamente: para ponerse al día.

Estos días, en Twitter era habitual leer a gente que se preguntaba si merecería la pena más suscribirse a Netflix o a Movistar+, que son los dos grandes competidores por el VOD en nuestro país. Hasta había quien aseguraba que iba a darse de baja de uno para pasarse al otro. Lo cierto es que, en cuestión de catálogo, son bastante complementarios. Y tampoco son exactamente lo mismo. Movistar+ es una plataforma de televisión de pago como puede serlo Vodafone TV. Te abonas y puedes ver un buen número de canales de televisión tradicional, por decirlo de alguna manera, y seguir semanalmente las series que emitan. Además, está Yomvi, el servicio de VOD de esta plataforma, que aunque tiene temporadas completas de bastantes series, destaca más por la posibilidad de ver semana a semana los episodios nuevos de algunos títulos.

Netflix, por su parte, no sirve para estar al día de todo lo que se estrene, en la misma semana en la que se emita, excepto con sus series originales, claro. Es un servicio de catálogo; tiene series o temporadas completas, y su propósito es que los espectadores se pongan al día con esos títulos. Ya hemos comentado más de una vez que esa posibilidad resultó decisiva para que "Breaking Bad" experimentara ese impresionante subidón de audiencia en sus últimas temporadas, pero si los usuarios de Netflix Estados Unidos querían verlas al mismo tiempo que se emitían, tenían que hacerlo en AMC. No llegaron a la plataforma hasta que no pasó cierto tiempo desde su emisión.

Así que, a la pregunta de qué servicio de VOD me interesa más, la respuesta es "depende". Que no es definitiva ni soluciona nada, pero es que no todos los espectadores son iguales ni buscan lo mismo. Si nuestra prioridad es estar al día con todas las series, Netflix no nos vale. Si lo que buscamos es ver títulos completos y ponernos al día con otros, Yomvi no es suficiente. Ninguno es la panacea ni lo tiene todo.

20 octubre 2015

Las locuras musicales de Rachel Bloom

Probablemente, si a Rachel Bloom le hubieran contado cómo iba a tener su propia serie, no se lo habría creído. La comediante, que se hizo conocida gracias a su canal de YouTube (y que antes fue guionista de "Robot Chicken"), desarrolló "Crazy ex-girlfriend" con Aline Brosh McKenna, veterana de comedias románticas como "El diablo viste de prada", para Showtime. Iba a ser una comedia de media hora sobre una abogada de Nueva York que deja su trabajo para perseguir a un viejo amor de adolescencia a West Covina (California), y lo hace en medio de grandes números musicales a lo Broadway y de muestras de que, quizá, Rebecca Bunch tiene serios problemas emocionales y psicológicos.

Showtime, sin embargo, pasó. La cadena ya no tiene hueco para aquellas dramedias de media hora protagonizadas por mujeres de hace unos años,  pero donde el canal de cable premium no vio potencial, The CW apreció una oportunidad de seguir cambiando su imagen y potenciando su parrilla. Así es como "Crazy ex-girlfriend" ha pasado a ser una comedia dramática de 45 minutos y con la misma trama, y las mismas y pegadizas canciones, ya formar un curioso bloque en la noche de los lunes con "Jane the virgin". La sensibilidad cómica de Bloom está más cerca de esa ola de comediantes estadounidenses que, además de hacer reír, quieren hablar sobre lo que significa ser mujer en los Estados Unidos el siglo XXI, gente como Amy Schumer o las creadoras de "Broad City".

Para ellas, está legitimado hacer chistes con las maneras más extremas de arreglarse para una cita, o utilizar un personaje tan inestable como Rebecca para hacer girar toda una comedia a su alrededor. Como si fuera una versión más extrema de "The Mindy Project", "Crazy ex-girlfriend" también juega con los códigos y los arquetipos de las rom-com, y lo hace a través de un personaje que cree que será feliz huyendo detrás de un novio de campamento de verano y a una ciudad idealizada "a dos horas de la playa" que sólo están tapando sus verdaderos problemas.

Rebecca puede ser un poco Charlize Theron en "Young adult", pero sin ser tan manipuladora y tan narcisista. Y eso que es bastante egocéntrica, pero también resulta un poco patética, que es la manera de generar los chistes. "Crazy ex-girlfriend" quiere subvertir y reapropiarse de muchos de los clichés de las comedias románticas y asociados a las mujeres, y quiere hacerlo en un envoltorio de musical y de comedia crítica. El primer capítulo es un comienzo prometedor.

18 octubre 2015

Los que nunca se fueron

A veces, hay series que deciden dar un giro de 180º a sus tramas y sus personajes en la segunda temporada. Se presentan de una manera en su primer capítulo pero, cuando llegan al final de su entrega inicial, esa historia ya no da más de sí, o a la serie ya no le interesa de la misma manera, así que se opta por contar otra en la segunda temporada. "The Leftovers", uno de los estrenos más controvertidos del año pasado por la manera en la que dividió a los críticos, especialmente por su propósito de adentrarse de lleno en la tristeza, el desconcierto, la rabia y la falta de horizonte existencial que podía producir asistir, de golpe, a la desaparición de toda tu familia. "Desvanecerse en el fino aire" es una expresión inglesa (to vanish in thin air) que resulta muy aplicable aquí, y de forma literal.

Si, de repente, un 2% de la población mundial dejara de estar ahí, es bastante comprensible que hubiera un surgimiento de las paparruchas proféticas, de las sectas más o menos religiosas y de los "videntes" con pocos escrúpulos y muchas ganas de aprovecharse de la necesidad de encontrar respuestas de los restantes, de los leftovers, los que se quedaron "abandonados" en la Tierra en lugar de "ascender", si es que los que desaparecieron realmente fueron "tomados" por Dios. ¿Pero qué pasa si hay un lugar en el que nadie se desvaneció? ¿Cómo viviría la gente allí? ¿Y cómo serían vistos por los demás, por la gente que o perdió a alguien o conoce de cerca a vecinos, amigos y familiares que sí lo perdieron?

Esas preguntas parecen impulsar la segunda temporada de "The Leftovers", que se inicia con una escena sin diálogos que parece un descarte de "En busca del fuego", y de la que Damon Lindelof habla en esta entrevista. Es de suponer que esa escena acabará teniendo más sentido conforme avancen los episodios, pero es nuestra primera presentación de Jarden, ese pueblo de Texas en el que nadie desapareció, y donde la nueva familia formada por Kevin y Nora se muda para intentar un nuevo comienzo. La idea del reinicio del que muchos periodistas han hablado al referirse a la segunmda temporada de la serie parece aplicarse más a los nuevos Garvey que a "The Leftovers" en conjunto. Tal vez el duelo intenso y ensordecedor no ocupa tanto el centro de las historias, pero sigue habiendo cosas y comportamientos que no encajan.

Los Murphy, por ejemplo, son un interesante grupo de nuevos personajes. Parecen ejemplificar el estado mental de los habitantes de Jarden, y también parecen representar algo común cuando se produce una tragedia: nunca sabes a quién le va a tocar. Es aleatorio y pocas veces hay una explicación plausible y razonable. Y el momento "Picnic en Hanging Rock" de ese primer capítulo parece ir por ese camino. Si no se habla sobre la Partida Repentina, ¿se aparta a los fantasmas de que pueda volver a pasar? ¿Desaparece un problema sólo con ignorarlo? ¿O con pretender solucionarlo a cañonazos?

He de decir que yo no seguí la primera temporada de "The Leftovers". Vi fragmentos sueltos y "Guest", el estupendo capítulo dedicado a Nora Durst, pero el principio de la segunda entrega tiene un aura perturbadora, extraña, y el intento de Kevin y Nora por volver a empezar ha conseguido picarme la curiosidad para prestarle una atención más detallada. En Jarden todo parece ir bien superficialmente, pero está claro que no es así.

Música de la semana: La Comic-Con de Nueva York se celebró el pasado fin de semana y, entre los avances que se vieron en ella, figura uno muy breve de la segunda temporada de "Daredevil", integrado en un vídeo con los mejores momentos de la primera. El trailer utilizaba de banda sonora una potente canción del dúo Royal Blood, el tema que los dio a conocer: "Out of the black".

15 octubre 2015

Los mafiosos de Minnesota


ALERTA SPOILERS: "Fargo" acaba de estrenar su segunda temporada, y si habéis visto qué pasa en el Waffle Hut, podéis seguir leyendo.

A veces, hay proyectos que sorprenden. El anuncio de FX de que iba a adaptar para televisión "Fargo", la película de los hermanos Coen que los había lanzado definitivamente a la fama (y los puso en el radar de los Oscar), fue recibido con esa mezcla de escepticismo, sarcasmo y, directamente, decepción que acompaña estas noticias de remakesrebote y demás nuevas versiones de títulos ya muy conocidos del cine y la televisión. Nadie espera que vaya a salir algo decente de ahí; la manera por defecto en la que se recibe a esos productos es con el hacha en alto, dispuesta a caer con la misma rapidez y eficacia con la que Lorne Malvo despachaba a sus víctimas.

Pero hete aquí que, cuando se estrenó la primera temporada de "Fargo" el año pasado, no fueron criticas feroces las que la recibieron, sino elogios encendidos. Los críticos reconocieron la inteligente manera en la que se le daba la vuelta a la trama de la cinta de los Coen, conservando su peculiar sentido del humor y la manera en la que construyen la atmósfera de sus cintas sobre criminales. También contribuyó a ello el backlash que "True Detective" estaba ya empezando a sufrir, pero eso lo dejamos mejor para otro día. Noah Hawley salía victorioso del embite de entregar algo original a partir de un remake, y los Emmy lo premiaron también en consecuencia con el premio a mejor miniserie.

Ahora, un año más tarde, "Fargo" se enfrenta a su verdadera reválida: la segunda temporada. Es el momento en el que muchas series endiosadas por los críticos sufren una dura vuelta a la realidad (de nuevo, ahí está "True Detective"), en la que se descubre que el emperador, en realidad, va desnudo y que la serie no es para tanto. Sólo llevamos un capítulo, pero es posible que "Fargo" pueda entrar en el grupo de las elegidas que sortean ese campo de minas. Su idea de irse al pasado, a finales de los 70, y contar un caso en el que trabajó el padre de Molly Solverson le facilita no sobreexplotar a los personajes que funcionaron en la primera temporada, aunque el tono siga siendo el mismo.

O casi el mismo. Esas pantallas partidas y algunos de esos diálogos parecían sacados de una película de Quentin Tarantino (igual es la época), pero sólo a "Fargo" se le ocurriría homenajear a "Encuentros en la tercera fase" e incluir, además, un ovni. Hay mafiosos en guerra contra sí mismos y contra otros mafiosos, hay policías que sólo quieren llevar una vida tranquila y ver cómo su mujer se recupera de su cáncer, y hay, por supuesto, tipos normales con una inteligencia muy justita, lo que les lleva a hacer muchas tonterías en las que sale herida mucha gente. En ese aspecto, "Fargo" y "Justified" son primas hermanas.

14 octubre 2015

Casi famosos (LVII)

Una nueva temporada televisiva merece una nueva edición de "Casi famosos", centrada esta vez, en su mayoría, en las protagonistas de algunas de las novedades del otoño. O de series que acaban de estrenar su segunda temporada, que tampoco vamos a ponernos exquisitos.


Nuestra primera parada es "Filly Brown",  una película indie de 2012 en la que empezó a destacar, en Sundance al menos, Gina Rodríguez, la flamante protagonista de "Jane the virgin". En aquella cinta, Rodríguez era una joven latina que quiere ser cantante de hip-hop, y era la culminación de unos cuantos años en Hollywood, en pequeños papeles en series como "Army wives" y episódicos en la inevitable "Ley y orden" o "10 razones para odiarte". Hasta pasó por el culebrón "The bold and the beautiful".


Esta foto es un poco mala, pero es tan divertida, que no podía dejarla pasar. Pertenece a "Power Rangers RPM", que no sé muy bien si era continuación, reinicio o qué de las aventuras de los cinco guerreros de colores en Jetix, antes de que se llamara Disney XD. Es divertida porque la chica vestida de amarillo en el centro es Rose McIver, que ahora es la protagonista de "iZombie", pero que tiene una variada carrera en su Nueva Zelanda natal y en la televisión estadounidense. Participó fugazmente en "Xena, la princesa guerrera", fue Campanilla en "Once upon a time" y, después, la hija del matrimonio Scully en la primera temporada de "Masters of sex". Está claro que todo esto prepara para interpretar a una zombie que adopta las personalidades de los muertos cuyos cerebros se come.


Una de las grandes estrellas de la temporada es Priyanka Chopra, protagonista de "Quantico" y toda una celebridad en la India. El thriller/culebrón de ABC es su salto definitivo a Hollywood, después de haber puesto voz a un personaje de "Aviones", la película spin off de "Cars". En Bollywood ha participado en historias de todo tipo, hasta ha sido una chica autista en "Barfi", a la que pertenece la imagen. Y, si queréis traumatizaros de verdad, Chopra también ha hecho sus pinitos en la música, con participación de Pitbull incluida.


Aparte de "Quantico", el otro éxito de la temporada está siendo "Blindspot", la serie de NBC sobre una chica que aparece en Times Square, en Nueva York, con el cuerpo cubierto de tatuajes. En el equipo del FBI que investiga su caso encontramos a Sullivan Stapleton, actor australiano más conocido, hasta ahora, por "300. El origen de un imperio" y por la etapa en Cinemax de "Strike back", serie de acción que arrancó, inicialmente, en BBC. Stapleton, sin embargo, había hecho antes mucha televisión en Australia, incluyendo "Neighbours" y "Vidas secretas", título español de "The secret life of us" y en la que también estaban Joel Edgerton o Anna Torv. Con Edgerton, por cierto, Stapleton coincidió después en "Animal kingdom", la película que representó el salto a Hollywood también de Jacki Weaver y Ben Mendelsohn.


La última etapa de esta entrega de "casi famosos" es Constance Zimmer, veterana actriz televisiva que se hizo famosa por aguantar a Ari Gold en "Entourage", pero que ha dado de verdad el aldabonazo este verano con "UnReal". Zimmer ha participado en una larga ristra de series, muchas de ellas de corta duración. Estuvo en "In justice", la serie de abogados que escribieron Robrrt y Michelle King antes de "The good wife", fue una reportera política en "House of cards" y también pasó por "Joan de Arcadia", aquella serie en la que Amber Tamblyn daba vida a una adolescente que hablaba con Dios. Literalmente.

13 octubre 2015

El mundo de Rick


ALERTA SPOILERS: "The Walking Dead" ha empezado su sexta temporada, y si no habéis visto lo parecido que es "pastorear" una hora de zombies a mantener el orden en un desfile, no sigáis leyendo.

La recta final de la quinta temporada de "The Walking Dead" daba una vuelta de tuerca al retrato habitual del grupo de Rick Grimes. Al llegar a Alexandria, una comunidad que ha vivido aislada del resto del mundo casi desde que empezó el apocalipsis, la serie mostró a sus protagonistas desde el punto de vista de sus habitantes. ¿Cómo verían a un grupo de gente que lleva demasiado tiempo en la carretera, que desconfían de los desconocidos y que, nada más llegar, se dedican a planear una especie de golpe de estado? Ver a Rick y los suyos como los posibles malos para la gente de Alexandria (como una nueva versión del Gobernador y sus secuaces) era un interesante giro para "The Walking Dead", aunque ayudaba poco que se pintara a esa gente. básicamente, como unos incompetentes ignorantes que no durarían ni 30 segundos a las puertas de Terminus.

La sexta entrega comienza con Rick asentado como poder fáctico en la comunidad. Es la persona que realmente mueve los hilos y da las órdenes, mientras Deanna pone la cara y poco más. Así se lo destaca Carol, con toda la razón, cuando están construyendo las vallas que deben dirigir el camino de los zombies de la cantera hacia el oeste, y lejos de sus casas (hay, por cierto, una galería de storyboards de esos momentos en Entertaiment Weekly que merece la pena). La "ricktadura" ha vuelto, y el problema es que todos sabemos cómo acabó aquello la primera vez. La cárcel no fue el mejor momento de Rick, que primero se dejó llevar por sus propios fantasmas y, después, optó por desentenderse de sus obligaciones como líder del grupo.

La carretera y los encuentros con otros supervivientes más brutales y crueles han endurecido a Rick hasta el punto de que, cuando encañona a Carter en el almacén de las armas, por un instante todos creemos que va a matarlo allí mismo. Las miradas de Morgan son, en ese aspecto, un recurso muy interesante porque está intentando hacerse una idea de cómo funciona esa comunidad de gente a la que acaba de llegar, y en qué estado mental está Rick. El ex sheriff siempre está a un paso de dominar a través del miedo y no hacia los zombies, sino hacia él mismo. Tiene razón cuando explica a los habitantes de Alexandria que tienen que aprender a defenderse, que tienen que ser más activos y menos reactivos o este nuevo mundo los terminará aplastando, pero sus métodos, comprensiblemente, inspiran cierta desconfianza.

¿No queríais zombies? Pues os vais a hartar. Ése parece ser el impulso de "The Walking Dead" en su regreso a la programación otoñal, y el fracaso del arriesgado plan de Rick no sólo va a llevar a toda una horda de caminantes a las mismas puertas de Alexandria, sino que, previsiblemente, va a poner a prueba a todos los personajes. El grupo de Rick ya ha asumido que hay que estar dispuestos a hacer las cosas más terribles para sobrevivir, ¿Pero es la gente de Deanna consciente de ello?

12 octubre 2015

Oliver Queen y sus monstruos


ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto ya ese cliffhanger con el que "Arrow" ha abierto su cuarta temporada? Si no queréis saberlo, no sigáis leyendo.

Una de las enseñanzas más repetidas de "El caballero oscuro" es que los superhéroes como Batman se crean para luchar contra el crimen pero, al mismo tiempo, tienen un efecto llamada en los supervillanos. Si en Gotham hay alguien como Batman, que parece invencible, los criminales y los locos querrán probar si eso es cierto, tendrán como gran reto la demostración de que nadie es invencible. ¿Hasta qué punto se debe la existencia del Joker a la de Batman? ¿Podría uno continuar sin el otro? Es también algo con lo que "Arrow", que tiene claras deudas con la trilogía del Hombre Murciélago de Christopher Nolan, ha estado jugando desde el principio. O, mejor dicho, desde que The Arrow se convierte en un superhéroe propiamente dicho, y no tanto un vigilante enmascarado un poco amateur.

Damien Dahrk es el último malo en decirle a Oliver que si Star City tiene tantos enemigos que quieren explotarla y hundirla, es porque el reclamo de enfrentarse a la Flecha Verde es demasiado atractivo como para dejarlo pasar. Su presencia motiva que surja gente como el propio Dahrk, ¿pero eso de verdad es cierto? Durante los meses que Oliver y Felicity han vivido en su propia burbuja, Darhk ha aprovechado el vacío de poder, y que Laurel, Thea y John ponen mucho empeño, pero no son suficientes contra él, para hacerse no sólo con el control del crimen organizado en la ciudad, sino también de elementos clave en los puestos más altos de dirección de Star City. Dahrk tiene grandes ínfulas, sí, pero desde el principio apunta a ser más peligroso y a dar mas juego que Ra's al-Ghul y toda su parafernalia de la Liga de los Asesinos. Puede ser que Neal McDonough aporte más carisma que Matt Nable, o puede ser que la amenaza de su personaje se aprecia mucho más directa y de mayores dimensiones, paradójicamente.

Esa tumba final y ese salto a seis meses más tarde (más la revelación de que el capitán Lance sigue metiendo la pata en todo lo que hace al aliarse con Dahrk) aportan la chispa definitiva a un principio de cuarta temporada que, realmente, se ha visto revitalizada. La tercera no acabó de encontrar el modo de encajar todas las piezas que tenía en movimiento, y aunque Ray Palmer fue un añadido muy simpático, y la transformación de Laurel en Black Canary estuvo bien llevada, le faltó una dirección, menos distracciones en lo que se suponía que iba a ser una historia enorme de engaños y protección a toda costa de los seres queridos de Oliver ante el casi inmortal Ra's al-Ghul. Tres temporadas de ver a Oliver torturándose porque siente que, por la vida que lleva, se ve obligado a estar solo ya no daban más de sí.

Evidentemente, en "Arrow" no puede haber momentos felices que duren más de tres minutos, pero sí parece que se nota ese tono un poco más ligero que Marc Guggenheim dijo que querían darle a la nueva temporada. La conversión de Oliver en Green Arrow, en alguien que ofrezca esperanza a Star City en los momentos más oscuros, en lugar de inspirar miedo y desconfianza, tiene que contribuir a ese pequeño cambio en el tono de la serie. Seguirán pasando cosas terribles (esa tumba), pero ya toca que el Equipo Arrow empiece a trabajar de verdad como tal, a que se apoyen y no se oculten secretos unos a otros. Es muy probable que sólo así sean capaces de neutralizar a Dahrk. Y sí, esa chaqueta que se ve en los flashbacks de este primer capítulo es de Hal Jordan, el futuro Linterna Verde.

11 octubre 2015

"iZombie" se complica (para bien)

ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto el arranque de la segunda temporada de "iZombie"? ¿Sabéis cuáles son los nuevos planes de Max Rager? Pues ya sabéis.

El pasado verano, "iZombie" terminó su primera temporada abriendo unas avenidas narrativas y emocionales muy interesantes. El secreto de Liv se desvelaba para un par de personas clave en su vida (Peyton y Major) y, como ella siempre había temido, eso las aleja de ella. Además, mantenerlo en secreto acaba teniendo unas repercusiones casi definitivas para su familia y, sin que ella lo sepa todavía, se abre la temporada de caza de zombies, daños colaterales de esa bebida de Max Rager que tiene unos efectos secundarios bastante indeseados. Y en un sólo episodio de la segunda temporada, todas esas semillas empiezan a fructificar en una entrega llena de potencial.

Los planes de Max Rager (cuyo jefe es un Steven Weber malvadamente divertido) comienzan a ponerse en marcha y, como debe ser, afectan directamente a Liv. Major casi se ató a sí mismo la soga que le une a esa compañía con su obsesión por averiguar si los zombies existían realmente en Seattle, y tenerlo a él como el exterminador oficial de los no-muertos añade una capa más personal a todo lo que Liv pueda hacer sobre esa empresa, que de momento no está en su punto de mira. Tener a la secretaria de Max Rager infiltrada como su nueva compañera de piso no puede acarrear nada bueno, por supuesto, y parece estar preparando un final de temporada que puede ser explosivo. Los sentimientos de culpa de Liv por no poder proteger a sus seres queridos de su secreto juegan aquí un importante papel.

Es curioso, además, como "iZombie" presenta unos villanos a los que sólo preocupa el dinero, y el poder que da ser millonario. Max Rager se mueve por el control de daños para evitar perder beneficios, y Blaine podrá no ser ya un zombie, pero eso no quiere decir que tenga que dejar de ser una figura influyente en el mercado de drogas de diseño de la ciudad. Ser un zombie no era lo que convertía a Blaine en un sociópata. Del mismo modo que ser una zombie no convierte automáticamente a Liv en un monstruo, aunque todo el mundo la vea así desde fuera. Su personalidad no cambia tan drásticamente simplemente porque debería estar muerta.

"iZombie" está lanzando una trama que puede derivar a terrenos bastante oscuros y peligrosos para sus protagonistas, pero lo hace con el mismo sentido del humor de siempre. Las referencias a "La guerra de las galaxias" y "La amenaza fantasma" de la rata en la que Ravi está probando la nueva cura, ese "Good God, Lemon" que dice Liv en un momento, la dinámica entre ella y Ravi... Sigue habiendo suficientes aspectos ligeros para que la serie compita con "The Flash" como uno de los entretenimientos más conseguidos de la televisión actual, pero la vida de Liv está complicándose con rapidez. ¿Hasta qué punto tendrá que abrazar su lado monstruoso para sobrevivir?

Música de la semana: "iZombie" también sigue con unas elecciones musicales impagables. En ese primer capítulo de la segunda temporada optó por "All you zombies", de una banda de Filadelfia tan ochentera como The Hooters.

09 octubre 2015

Muchas series, poca audiencia


Llevamos apenas una semana de temporada 2015/16 en Estados Unidos, y ya han aparecido dos temas que parece que van a marcar la conversación seriéfila de aquí a final de año, como mínimo. Uno es del ya célebre "Peak TV", la expresión que se popularizó un poco antes del verano para denominar esta nueva época de multitud de nuevos canales y plataformas de contenido que se animan a producir sus propias series, impulsada por John Landgraf, presidente de FX. Los expertos calculaban que, en Estados Unidos, se producirían en total unas 400 series en 2015, y ya se ha hecho muy habitual que los críticos se lamenten de que, con una oferta cuantitativamente tan abrumadora, es más difícil que antes que las series que de verdad merecen la pena consigan asomar la cabeza por encima de la marabunta.

Por otro lado, las audiencias de las primeras semanas de nuevas temporadas y nuevas series en las networks han confirmado el declive imparable de las audiencias en directo. Todo ha vuelto perdiendo espectadores con respecto a sus finales de temporada en mayo, hasta el punto que un artículo de Advertising Age que analizaba el tema se titulaba, directamente, "¿dónde ha ido todo el mundo?" En general, el número de espectadores viendo la tele en primetime durante la semana de estreno de la nueva temporada (la premiere week) cayó un 8% con respecto al año pasado, y en la demográfica entre 18 y 24 años, ese descenso es de un 24% con respecto a las dos primeras noches de la premiere week de 2014/15.

La cada vez mayor posibilidad de ver sus programas favoritos a través de otros medios que no son la televisión puede estar detrás de estas cifras de audiencias en directo que, en cualquier otro año, habrían mandado al hoyo el 50% de los estrenos antes de Acción de Gracias, pero no estamos en cualquier otro año. Estamos en 2015, y la emisión en directo, la lineal, ya no es el único modo de decidir si merece la pena seguir confiando en una serie. En su presentación de la nueva temporada en España, por ejemplo, los ejecutivos de TNT enfatizaban que, con TNT Originals, habían hecho el esfuerzo de controlar todos los derechos de emisión de esas series, incluidos los no-lineales, para asegurar la rentabilidad de sus productos.

Y aquí entra el caso de "Halt and catch fire". La serie de AMC sobre pioneros de la informática en los 80 nunca ha sido un éxito de audiencia, pero a los críticos cada vez fue convenciéndoles más y, en la segunda temporada, la nombraron el mejor drama que nadie estaba viendo. Y podría decirse que,  literalmente, nadie la estuvo viendo en verano, pero la cadena decidió renovarla por una tercera temporada de todos modos. ¿Por qué? En una entrevista con HitFix, Joel Stillerman, presidente de programación original de AMC, afirma que "hablando en general, hemos mejorado mucho, si puedo cantar nuestras alabanzas un poco, en lanzar series a través de la propiedad de ese contenido, y todas las cosas que hemos aprendido en nuestro viaje para ser un estudio de verdad, de tal modo que las series no necesiten audiencias enormes para poder continuar".

Es decir, como AMC Studios produce "Halt and catch fire", AMC puede controlar sus emisiones en Estados Unidos y en las sucursales internacionales de la cadena, puede manejar directamente la presencia de la serie en plataformas de vídeo bajo demanda y llevarse los beneficios de las ventas en DVD... Este es el razonamiento, también, detrás de "Fear the Walking Dead", producida igualmente por AMC Studios ("The Walking Dead" es de Fox International Channels): ser los dueños de todo el proceso de rentabilización de ese producto. Y, al mismo tiempo, The New York Times apuntaba que ese peak TV, esa necesidad de llenar horas y horas de programación, obliga a renovar series con audiencias muy bajas, pero cuyo rendimiento (y cuyo tirón crítico) ya se conoce, porque hay que seguir alimentando al "monstruo". Y, aparte, las impresionantes audiencias de "The Walking Dead" dan cierta manga ancha a AMC para hacer "obras de caridad".

07 octubre 2015

La política en las series

Esta mañana, los chicos de la asociación 24Frames de la Universidad Rey Juan Carlos, en Madrid, han organizado una sesión sobre series y política, alrededor de "House of Cards", a la que ha tenido la amabilidad de invitarme para hablar, en este caso, más de Netflix que de la serie en sí. Contaba también con los profesores Mario Rajas, de Comunicación Audiovisual, y José Manuel Sánchez, de Comunicación Política, para ofrecer una visión de análisis narrativo y del retrato de la política que se hace en la serie, y en el debate posterior se ha ido, inevitablemente, a la pregunta de por qué en España no sale una ficción televisiva que gire alrededor de la política.

Lo cierto es que es un tema que da para discutir mucho y que, probablemente, tiene varias razones en su centro, pero lo interesante es que, cuando hablamos de series sobre política, siempre pensamos en las "House of cards", "Veep", "Borgen", "El ala oeste de la Casa Blanca", las que se van directamente a lidiar con presidentes y primeros ministros, pero hay muchas maneras de tratar la política en una serie, porque la política es algo bastante más amplio que sólo lo que se pasa en el parlamento. Tener un capítulo sobre unas elecciones ya  es un paso en esa dirección, o mostrar las consecuencias de determinadas leyes y normativas.

David Simon hace series políticas aunque no veamos a ningún administrativo de la Casa Blanca ni a ningún congresista. Lo más que llegamos a ver en "The Wire" es al alcalde de Baltimore, pero simplemente la manera en la que vemos a los comisionados de policía discutir por el "maquillaje" de las estadísticas de criminalidad, o cómo se intercambian favores entre departamentos para conseguir unos fondos estatales, es política. En este 2015, pocas series nuevas ha habido más políticas que "Show me a hero", y lo hace tratando legislaciones que regulan el acceso a la vivienda, y las discriminaciones que pueden implementarse con ellas. No es el lado más glamouroso del servicio público, pero es el que afecta más directamente al ciudadano de a pie.

"Orange is the new black" siempre ha tenido un trasfondo político, primero mostrando lo fácil que es para mujeres negras e hispanas acabar cumpliendo largas condenas en la cárcel, y después introduciendo la privatización de la prisión para plantear la cuestión de si de verdad deberíamos dejar en manos de empresas, cuyo principal objetivo es tener beneficios, servicios tradicionalmente gestionados por el estado como las cárceles. Y "The good wife" lleva siendo una serie sobre política desde su mismo piloto, porque política también es la imagen pública que se da a la sociedad o cómo se sobrevive a un escándalo como el que derriba inicialmente a Peter Florrick.

Se puede hablar de la política local como lo hace "Parks and recreation", o se puede ir a extremos como los que tiene que sobrevivir Laura Roslin en "Battlestar Galactica", pero hay muchos modos de tratar conceptos, ideas o prácticas políticas en la ficción televisiva. Y el presidente de un país no siempre tiene que estar en el centro de la historia.

06 octubre 2015

El apocalipsis interior

ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto el final de la primera temporada de "Fear the Walking Dead"? ¿No sabéis si llegar el mar era la solución? No sigáis leyendo.

Desde el arranque de "Fear the Walking Dead", Travis ha sido un poco la encarnación de los restos de la civilización en medio del apocalipsis. Era el optimista, el que pensaba que todo iba a salir bien, que los soldados estaban allí para ayudarles, que los zombies podían curarse y aún conservaban alñgo de las personas que fueron. Lentamente, y con el paso de los episodios, todas sus buenas intenciones y sus principios se han ido rompiendo, uno por uno. Como decían en la crítica de The AV Club, Travis hace muchas cosas sorprendentes en el último capítulo de la temporada, cosas que sugieren que parece haber asumido que no hay vuelta atrás del fin del mundo.

Es curioso como, si en "The Walking Dead" es Rick quien da las órdenes y asegura saber qué hacer para sobrevivir, aquí son las mujeres las que más rápido se dan cuenta de lo que está pasando. Las mujeres y Daniel, que ya vivió su propio apocalipsis particular en la guerra civil de El Salvador. Maddie es la que antes se pone la coraza del "ellos o nosotros", Alicia parece dejar sus tonterías adolescentes a un lado y volverse algo más práctica, y Liza es quien sabe que no hay que dudar en aplicar medidas extremas para proteger a su núcleo familiar extendido. Travis aprende todo eso de la peor manera. El soldado al que ayuda a escapar de Daniel intenta matar a Ofelia, y es como si esa traición de su buena voluntad arrancara de cuajo su última conexión con la civilización. El mundo es de los zombies, y los humanos sólo sobreviven en él.

"The good man", ese último episodio de la temporada, se inclina más por la acción que les suena a los espectadores habituales de "The Walking Dead", con los caminantes invadiendo la base militar y todo el mundo luchando por su vida con todos los medios a su alcance. La muerte más significativa es, por supuesto, la de Liza, que no quiere dejar que su hijo la vea convertirse en un zombie y prefiere que alguien le pegue un tiro en la cabeza antes. Que sea Travis quien lo haga, tres episodios después de impedir que Maddie matara con un martillo a su vecina zombificada, termina de confirmar su apocalipsis interior. Que ha sido más el tema de la primera temporada de "Fear the Walking Dead" que simplemente asistir al derrumbe de la civilización sin que nadie pueda impedirlo.

La serie ha funcionado bien para AMC, aunque en el curso de sus episodios se haya dejado por el camino un 30% de la audiencia que vio su estreno, y los quince capítulos de la segunda temporada tendrán la complicada tarea de no acercarse demasiado a su serie madre, cuya sexta entrega llega ya el domingo. ¿Qué se propone realmente Strand? ¿Se marcharán todos en el barco y tendremos crossover improbable con "The last ship"? "Fear the Walking Dead" ha tenido algunas referencias veladas a la actualidad estadounidense que le han aportado un toque diferente de "The Walking Dead", y que también le ha dado cierto interés a tramas que, de otro modo, podían verse como maneras de matar el tiempo hasta que llegaran los zombies. Eso sí, Chris no tienen ninguna redención.

05 octubre 2015

La serie que yo quiero que sea

Hace unos días, Alan Sepinwall publicaba una interesante reflexión más que sobre la quinta temporada de "Homeland", que arrancó ayer en Showtime, sobre las posturas que a veces asumimos críticos y espectadores ante determinadas series. Sepinwall se refería a que, con esa serie, los periodistas parecen estar divididos en dos bandos; los que creen que los cambios de humor y las paranoias de Carrie son intrínsecas a la serie, y los que prefieren que los guionistas dejen de darle tanta cancha a su trastorno bipolar y opten por una serie un poco más sólida. Él mismo explica esa situación diciendo que "hay una clara división sobre el tipo de serie que nos gustaría que fuera "Homeland"".

Y ahí está el quid de la cuestión, la piedra angular sobre la que descansan incontables debates sobre las series más populares de la televisión: "la serie que nos gustaría que fuera". "Homeland" no es más que el ejemplo utilizado aquí para poder desarrollar esta idea, pero no es el único título alrededor del que las discusiones se arman a partir de ese argumento. No se debate si la trama está bien llevada, o si el protagonismo de Carrie es excesivo, o si los sucesivos reinicios de la serie desde el final de la tercera temporada tienen sentido; lo que se termina debatiendo es si "Homeland" es la serie que nostros queremos que sea. La conversación gira sobre un deseo personal, más que sobre lo que vemos en pantalla todas las semanas.

Que es muy cierto que son facetas que resulta muy difícil separar. La crítica es subjetiva y, como tal, está filtrada por nuestros gustos, nuestras percepciones personales, nuestras ideas preconcebidas. Vemos los episodios desde nuestra óptica de fans, o de haters o de espectadores que practican hope-watching, más que hate-watching, y es complicado dejar de lado todos los "prejuicios" que podemos tener hacia la serie porque forman parte de nuestro punto de vista. Justo por eso, no es posible hacer comentarios "objetivos" sobre una obra artística, porque en esos comentarios es fundamental la interpretación personal e intransferible que hacemos de los capítulos.

"Homeland" ha sido de los títulos en los que el debate crítico ha estado más centrado en los deseos de esos críticos que en lo que se veía en cada una de esas temporadas. Si se leían dos o tres opiniones diferentes sobre la serie, siempre aparecía la misma frase, o podía extraerse leyendo entre líneas: "esto no es lo que yo pensaba". Que es un postura tan legítima como la del fan desatado, pero hay que ser consciente de por qué se está destrozando una serie. A veces, no es porque sea mala, sino porque tú te habías formado una imagen mental que sus capítulos no están siguiendo. "Gravity Falls", de entre todas las series, hizo un curioso metacomentario al respecto, por boca de Soos, en un episodio en el que, básicamente, se desvelaba todo el misterio alrededor del pueblo y del Mystery Shack: "Espero que todo esto se alinee exactamente con mi fanfic, Stan. Si no, me sentiré muy decepcionado".

04 octubre 2015

Shonda en el FBI


"Homeland" + "Anatomía de Grey". Así se describía "Quantico" durante los upfronts de ABC, pero hasta que no hemos visto su estreno no hemos podido darnos cuenta de cómo de literal era dicha descripción. Y cuánto más hay de "Anatomía de Grey" en ella que de "Homeland", o de "Traveler", que era otra serie de ABC cuyo protagonista era perseguido por haber puesto, supuestamente, una bomba en un museo en Nueva York. De hecho, si no fuera porque está en domingo, y no en jueves, y porque su nombre no figura en los títulos de crédito, sería muy fácil pensar que es otra de las producciones con las que Shonda Rhimes intenta dominar el mundo a partir de la parrilla de la ABC.  Pero no es así. Su creador, Joshua Safran, hasta ahora era más conocido por heredar como showrunner aquel desastre que era "Smash", así que este cambio de registro es bastante curioso.

Curioso, pero no demasiado original. El piloto de "Quantico" parece estar hecho con plantilla, y es muy consciente de que tiene que darle mucha cancha a su protagonista principal, Priyanka Chopra, toda una estrella de Bollywood que da el salto a la televisión estadounidense con este proyecto, elegido especialmente elegido por ella de todos los que le ofrecieron. Su personaje, Alex Parrish, es una cadete en la academia del FBI que, siguiendo los pasos de Meredith Grey, se enrolla con uno de sus futuros compañeros en un coche en el parking del aeropuerto, y que nueve meses después de pasar por allí, se encuentra como principal sospechosa de un terrible atentado terrorista. No sabe por qué, pero sí que el responsable es alguno de sus compañeros de promoción.

"Quantico" alterna su narración entre el presente, con Alex intentado averiguar qué está pasando, y su estancia en la academia, en la que, teóricamente, deberíamos obtener pistas para resolver el misterio. Sí, parece que "Damages" es otra de las inspiraciones de la serie, porque en cada flashback descubrimos algún secreto del resto de personajes y todos tienen que parecer sospechosos lo suficientemente plausibles como para que, cuando se desvele la identidad del terrorista al final, sea una sorpresa y, al mismo tiempo, tenga cierta lógica. Pero es difícil sacudirse esa sensación de que "Quantico" es un lucido envoltorio de una trama bastante vacía. Eso sí, si alguien dudaba de que Chopra puede ser una estrella también en Estados Unidos, seguro que se le han despejado esas dudas.

La serie, por otro lado, está repleta de caras conocidas. De hecho, esta semana ha sido curioso encontrarse con tres actrices de "UnReal" en diferentes series: Breeda Wool en la tv movie final de "CSI", Constance Zimmer como un nuevo "jugador" en "Agents of SHIELD" y, aquí, Johanna Brady como una de las aspirantes a ser agente del FBI. "Quantico" grita que quiere generar el mismo tipo de conversaciones que las series de Shonda, que quiere sorprender constantemente al público y que quiere darse, al mismo tiempo, cierta importancia. En el discurso de bienvenida que les dan a los cadetes a su llegada a la academia sólo faltaba que les dijeran que eran "gladiadores con traje".

Música de la semana: "The Leftovers" arranca su segunda temporada esta noche con bastantes cambios. La acción se traslada a Texas y, para enfatizar dichos cambios, hasta hay nuevos títulos de crédito, que sustituyen la música de Max Richter por "Let the mystery be", de la cantautora estadounidense Iris DeMent.


02 octubre 2015

Los mejores casos de Grissom

"CSI" terminó el pasado domingo en CBS, con una tv movie especial de dos horas que echaba el cierre a quince años de investigaciones de todo tipo a cargo del laboratorio forense de Las Vegas. Cuando se estrenó, en 2000, la serie fue un fenómeno casi instantáneo, un éxito de audiencia que arrojaría una larga sombra sobre las series posteriores, y no sólo las policiacas. Spin-offs, videojuegos, libros y el "efecto CSI" en los jurados norteamericanos fueron sólo algunos de los "daños" colaterales de los millones de seguidores de Grissom y sus chicos.

En quince temporadas, "CSI" tuvo unos cuantos cambios de actores, estableció firmemente la fórmula de los procedimentales y marcó tendencia con su fotografía de colores saturados, pero aunque el final no haya sido especialmente destacable, la serie ha tenido algunos grandes capítulos a lo largo de su historia. En Entertainment Weekly recordaban quince de sus momentos más memorables, y esta lista es una excusa tan buena como otra para recomendar doce episodios de "CSI" cuyo visionado merece mucho la pena. Los forenses de Las Vegas son los originales y, por eso, todavía son los mejores de todos los que llegaron después.

  1.  "Piloto" (1x01): La presentación de la serie y del método científico de Grissom.
  2. "Unfriendly skies" (1x09):  Un hombre aparece muerto en un avión, y todo el equipo tiene que reconstruir su asesinato para resolverlo.
  3. "Chaos theory" (2x02):  La creencia de Grissom en seguir lo que las pistas le indicaban, sin presuponer nada, lleva a una sorprendente resolución en la desaparición de una universitaria.
  4. "Scuba Doobie-Doo" (2x05): El caso del buceador que aparece encima de un árbol seco en el desierto fue una de las imágenes más peculiares de la serie.
  5. "Lady Heather's box" (3x15): La relación entre Grissom y la dominatrix lady Heather fue siempre de lo más interesante.
  6. "Fur and loathing" (4x05): A "CSI" le gustaba situar sus crímenes en sitios peculiares, como una convención de furry famdom.
  7. "Grave danger" (5x24): El capítulo dirigido por Quentin Tarantino tenía al Joker de la primera serie de "Batman" y a Nick enterrado vivo.
  8. "I like to watch" (6x17): Un equipo de un programa de televisión sigue a Grissom durante la investigación de una violación. Son sus toques meta lo más destacado.
  9. "Rashomama" (6x21):  El homenaje a "Rashomon" de "CSI" dejó un episodio muy divertido.
  10. "Monster in a box" (7x16): Alguien envía a Grissom reconstrucciones en miniatura de asesinatos que acaban de ocurrir. Así arrancaba el caso del Asesino de las Miniaturas, inspirado en el trabajo de Frances Glessner.
  11. "Lab rats" (7x20):  Los técnicos de laboratorio son los protagonistas de este capítulo, y eran las armas secretas de la serie.
  12. "A space oddity" (9x20): Homenaje a las space operas en las que se formaron bastantes de sus guionistas y, en concreto, a la creación del remake de "Battlestar Galactica".

01 octubre 2015

Un crimen en los invernaderos

La ficción española ha hecho varios intentos en el género policiaco y, más en concreto, en historias en las que los policías tienen que investigar un único caso durante toda la temporada. En la última década hemos tenido "Desaparecida", "Punta Escarlata" o, este mismo año, "Bajo sospecha", y todas han tenido algún acierto y algunos fallos en su manera de aproximarse al género. Pero como bien saben los británicos, los policiacos son demasiado jugosos para la audiencia como para dejarlos  escapar y, si salen bien, pueden ser grandes series. Antena 3 vuelve a probar suerte con "Mar de plástico", que al menos tiene a su favor un escenario original: los campos de invernaderos de Almería.

En uno de ellos aparece muerta la hija de la alcadesa de Campoamargo, un pueblo en el que hay tensiones sociales por la presencia de inmigrantes ilegales trabajando en el campo, y políticas por los tejemanejes que enseguida descubrimos que se traen entre manos tanto la alcaldesa como Juan Rueda, el dueño de la empresa hortícola de la que, prácticamente, vive todo el pueblo. Ese crisol social y esos conflictos de intereses es el fondo sobre el que se van a mover los guardias civiles que tienen que investigar ese asesinato, liderados por un sargento que arrastra cierto trauma del pasado. "Mar de plástico" se mueve entre una historia detectivesca más o menos convencional y la novedad de la situación social del pueblo, y dependiendo de cómo logre integrarlo todo será un triunfo o no.

Desde luego, tiene algunos personajes interesantes, como Lola, la guardia civil gitana, que realmente habría sido una protagonista bastante más original. Está dividida entre su familia y su trabajo, repudiada por los suyos por ser guardia, pero sin conseguir integrarse del todo en el cuerpo, y ese tira y afloja puede crear un personaje con mucho potencial que, por ahora, sólo está empezando a perfilarse. Por otro lado, había quien decía que, tal vez, habría estado mejor un actor con mayor presencia física que Rodolfo Sancho como Héctor, el nuevo sargento que llega al pueblo, y es probable, pero los puntos más débiles de la serie no vienen tanto por ahí.

"Mar de plástico" es demasiado obvia en algunos asuntos, como los amigos racistas del novio de la muerta y en la presentación de la alcaldesa, pero está montando un entramado en Campoamargo que puede dar sus frutos al final. En ese aspecto sí que se nota un poco más que su modelo a seguir es "La isla mínima", y no sólo porque también tenga la música de Julio de la Rosa. La aspiración por crear un pueblo "vivo", como quien dice, cuyo entorno determine la respuesta de los personajes está muy presente. Y, como comentamos en el programa de esta semana de Yo disparé a JR, tiene una fotografía que nos hace llegar claramente el calor (además de lograr algunos planos estupendos en los invernaderos).

"Mar de plástico" no va a marcar un antes y después en la ficción española, como parece que le pedimos a todas las series medianamente ambiciosas que se estrenan últimamente en nuestro país. Intenta ser una historia negra que haga evolucionar a los personajes y que refleje una realidad social que, a su vez, influye en dichos personajes. El asesinato de Ainhoa va a acabar siendo un producto de la suma de todos esos factores, y si consiguen integrarlos todos de modo coherente, ya será una serie muy estimable.