14 marzo 2012

El super-espectador

Una de las historias televisivas más comentadas el año pasado fue el enorme revuelo que causó el final de la primera temporada de "The Killing". En su momento, ya comentamos que la reacción de rechazo que suscitó fue exagerada y más propia de adolescentes histéricos que de críticos supuestamente respetables (y no estamos diciendo que estuvieran equivocados al quejarse; sólo que el tono que usaron no era el más adecuado, que escriben en medios en teoría reconocidos, no en foros de fans), pero de todo eso, casi un año más tarde, se puede extraer una reflexión interesante como la que publica el magazine del "New York Times", usando todo el ruido generado alrededor de la serie para hablar de un nuevo tipo de espectador prototípico de esta época de interconexión a través de redes sociales e Internet en general: el "super-espectador".

Este seguidor de la televisión es muy activo en blogs, foros y va comentando al minuto en Twitter sus impresiones sobre lo que está viendo. Tanto si algo gusta como si no, puede llegar a generar un ruido considerable si una comunidad de super-espectadores se pasa horas y horas diseccionando un capítulo en concreto en Twitter, o protestando porque no les ha convencido determinado giro en la trama o lanzando campañas de salvación como la de "Six seasons and a movie" de "Community". Estos fans pueden hacerse oír con fuerza en Internet, pero la cuestión real es hasta qué punto representan al total de los espectadores y si de verdad tienen tanta influencia como les gustaría creer (Alan Sepinwall, uno de los que más odió el final de "The Killing", y peor tono usó al hablar de él, justo se pregunta si esos super-espectadores han de tomarse en cuenta de un modo serio).

Volvemos al eterno dilema del fan y el productor. ¿Hay que hacer caso de lo que comentan los fans? Si es así, ¿hasta dónde? ¿Es mejor una serie que se guía sólo por los instintos de sus responsables, o una que escucha las opiniones de sus seguidores? Y también volvemos a una vieja discusión que surge en Twitter cada vez que alguien comenta que tal o cual cosa es trending topic. Quienes nos pasamos todo el día tuiteando no representamos al conjunto de la sociedad y, en determinados aspectos, ni siquiera al 10% de ella. A veces cuesta un poco pensar que existe algo fuera de nuestra burbuja. Eso sí, será interesante ver si esos super-espectadores de verdad tienen algún tipo de impacto en que las audiencias de "The Killing" decaigan en su segunda temporada. O que asciendan si, de repente, deciden que la serie mejora y vuelve a ser la salvación de la televisión moderna, como casi se decía cuando se estrenó el piloto.

P.D.: Como esto son spoilers sobre "Forbrydelsen", prefiero hacer este comentario en esta separata. Parece que "The Killing" va a adentrarse por esa trama chunga que la danesa tejió alrededor del ayuntamiento, con aquel concejal que aprovechaba sus viajes al este de Europa para hacer turismo sexual. Cada vez estoy más convencida de que fue el millonario que apoya la campaña de Richmond el asesino de Rosie.

1 comentario:

herb_b dijo...

Hay que hacer caso relativamente, analizando cada caso: no creo que sean representativos, y por tanto, no sea posiblemente un buen referente a la hora de dar una nueva temporada a una serie, que por mas interes que muestre la comunidad de seriefilos internetera en que siga, provablemente, no va a subir audiencias, o al menos no por eso. Otra cosa es el caso de the killing, donde se señalaba a unos guiones tramposos y hasta perezosos, que dentro de una serie con apariencia de calidad gracias a como se vestian dichos guiones, acavaba por dar la sensacion de que te vendian gato por liebre. En ese caso si que creo que se deberian tener en cuenta los comentarios de esos "super espectadores": sigue sin ser representativo del espectador medio, que no se va a fijar tanto en eso, ni le va a dar tanta importancia, ni va a escribir sobre el tema en foros... pero simplemente, quizas en algun momento deje de acordase de ver esa serie cuyos guiones no acavaban de funcionar, y aunque nunca se paro a pensar porque, no termino de engancharle.