31 enero 2011

La vida de una serie

Hace algún tiempo me enviaron por Twitter una viñeta (lamento que se vea tan mal), original de esta web, en la que se resumía la vida de cualquier serie de televisión, con excepción de las de HBO como mucho. Con un humor bastante certero, diseccionaba la curva de la creatividad de una serie tipo que se estrene en una network en Estados Unidos, exponiendo cómo eran sus inicios, dónde estaba su punto de aurea mediocritas y en qué momento empezaba a despeñarse. Es una generalización muy amplia, pero muy divertida, que viene a decir más o menos lo siguiente:

La primera temporada es el periodo de gracia, en el que la serie aún está probando cosas nuevas y se ve insegura. En la segunda, subtitulada "ahora sí que es de verdad", se cambian las cosas que no funcionan y guionistas y actores empiezan a encontrarse cómodos en sus respectivos papeles. De la tercera a la quinta temporadas alcanza su punto álgido y se mantiene ahí con consistencia. Es su "edad dorada", en la que la serie encuentra su ritmo y parece que no necesita ningún esfuerzo para desarrollarse. En la quinta temporada, los guionistas prácticamente usan todas las buenas ideas que se les ocurren, lo que lleva a una sexta que ellos titulan "las grietas empiezan a verse", y en la que parte del equipo creativo se marcha a otros proyectos. Los personajes alcanzan la cima de su evolución natural y ya no dan más de sí, pero todavía hay más episodios buenos que malos. A partir de la séptima temporada, empieza la espiral descendente e imparable. En la viñeta apuntan que, para suplir la falta de ideas, se elevan los valores de producción y los personajes quedan a merced de tramas llenas de giros extraños puestos ahí sólo porque sí. Es la última oportunidad para terminar la serie con dignidad porque, a partir de la octava temporada, llegan "los años zombies", que es una muy gráfica metáfora de cómo es el show desde ese momento y hasta su final (leedlo en inglés si podéis porque es mucho más divertido).

Aunque es una generalización muy amplia, lleva su parte de razón y, al mismo tiempo, sirve para mostrar excepciones que confirman la norma. "Cómo conocí a vuestra madre" llegó a su punto más alto antes de tiempo, en la segunda temporada, mientras "CSI" vivió un rejuvenecimiento en la séptima entrega gracias a la trama continuada del Asesino de las Miniaturas. Series muy, muy veteranas como "Ley y orden" de repente reverdecieron laureles en la 19ª temporada, que se dice pronto, y hay otras que aguantan mucho menos en antena y pasan por todas las etapas del cuadro de un modo muy concentrado (la tercera temporada de "Verónica Mars" podría ser como la sexta de la viñeta, aunque por otras razones más relacionadas con su baja audiencia y las presiones de su nueva cadena). A "Expediente X", sin embargo, casi se le puede aplicar este esquema vital punto por punto; sus mejores temporadas llegaron entre la tercera y la quinta y la marcha de David Duchovny al acabar la séptima tendría que haber supuesto su cierre.

30 enero 2011

El caso de Fey contra Sorkin

Aaron Sorkin está otra vez en el candelero. Con sus premios y nominación al Oscar por el guión de "La red social", su nombre vuelve a figurar por todas partes, en todas las revistas se recuerdan sus inicios en el teatro y en el cine (con "Algunos hombres buenos" y "El presidente y Miss Wade", por ejemplo) y el gran éxito de "El ala oeste de la Casa Blanca", que compite en muchas listas con "Los Soprano" y "The Wire" por ser nombrada la mejor serie de televisión de la historia. Todo el mundo le pregunta a Sorkin cuáles van a ser sus próximos proyectos, esperando que anuncie en algún momento su regreso a la televisión. Parece que HBO será la cadena que acoja su nueva serie, ambientada en los entresijos de un telediario de un canal por cable, uniendo los dos temas que más le han interesado en este medio; el backstage de la televisión y el de la política.

Sorkin ya tuvo un regreso sonado a la pequeña pantalla después de "El ala oeste" (que dejó en manos de John Wells en la cuarta temporada), en 2006, cuando la NBC incluyó en su parrilla de estrenos para aquel otoño "Studio 60", una serie centrada en los tejemanejes detrás de un programa de sketches de humor tipo "Saturday Night Live". La expectación por aquel proyecto era enorme, porque el guionista se reunía además con uno de sus protagonistas de "El ala oeste", Bradley Whitford, y daba a Matthew Perry la oportunidad de volver al medio tras el final de "Friends". Las críticas para recibirla como el segundo advenimiento del mesías televisivo estaban casi listas para su impresión meses antes de que el piloto se emitiera en la NBC. Sin embargo, en España pasó más desapercibido entonces otro proyecto, de la misma cadena, que también se centraba en un programa de sketches cómicos en directo pero que, en lugar de un drama de una hora, era una sitcom de 20 minutos; "30 Rock".

En Estados Unidos, por supuesto, esa serie no era otra cualquiera porque su productor ejecutivo era el mismo que el de "Saturday Night Live", Lorne Michaels, y su creadora y protagonista principal, Tina Fey, era una veterana de ese show, que había llegado a ser la primera mujer jefa de guionistas. Los medios, en cuanto supieron que la NBC se quedaba con las dos series, colocando "Studio 60" los lunes a las 22 (detrás de "Los hermanos Donnelly") y "30 Rock" inicialmente los miércoles y, después, los jueves a las 21:30, empezaron a buscar signos de rivalidad entre ambos títulos y, especialmente, entre sus creadores, un Sorkin en la cima de su fama como guionista de televisión y una Fey que, aunque reconocida, apenas tenía en su currículum "Chicas malas" para apoyar sus años en "SNL" (aunque sí tenía el apoyo de Lorne Michaels, bastante poderoso). Ella misma llegó a declarar que "es mala suerte para mí que, en mi primer intento en prime time, vaya contra el guionista más poderoso de la televisión".

Inicialmente, realmente parecía que "Studio 60" iba a ser la nueva "El ala oeste" y que "30 Rock" sería cancelada antes de Navidad. El piloto de la ficción de Sorkin atrajo más de 13 millones de espectadores; el de la serie de Fey, un poco menos de 8,5. Las dos perdieron espectadores en las siguientes semanas ("Studio 60 de un modo más acusado) y llegó un punto en el que que se extendió la sensación de que la NBC sólo renovaría una de las dos cuando llegara mayo. Los críticos, además, empezaron a mostrarse más duros con "Studio 60", a la que acusaban de tener un enorme potencial que no desarrollaba por una ejecución que no estaba a la altura de esas expectativas, mientras empezaban a ser más benévolos con "30 Rock" después de que sus primeros episodios fueran recibidos con cierta frialdad.

Era inevitable que las dos series fueran comparadas, incluso aunque sus géneros no pudieran ser más diferentes. A "Studio 60" se le criticaba que tenía de protagonistas a los dos mejores guionistas de comedia de la televisión y que, cuando se veían sketches, estos no eran divertidos, y que se intentaba predicar demasiado, y con muy poca sutileza, sobre la política del funcionamiento de un canal de televisión y su influencia en la sociedad. "30 Rock", por otro lado, no se preocupaba casi por los sketches y tampoco por mostrar ese funcionamiento; iba directamente a por chistes basados en las relaciones personales entre los trabajadores del programa, y no le importaba que muchos de ellos no fueran intelectuales. Y en nivel de metacomentarios y críticas, la comedia de Tina Fey no tenía nada que envidiar a la serie de Aaron Sorkin.

Sin embargo, al final, lo que inclinó la balanza por "30 Rock" fue, simplemente, un tema de costes y, tal vez, de corporativismo interno (y el deseo de la cadena de reunir una plantilla de sitcoms de nuevo para sus jueves por la noche). "Studio 60" estaba producida por Warner y Sorkin no dejaba de ser un guionista a sueldo, alguien externo a la NBC. "30 Rock", por su parte, estaba producida por la propia NBC Universal, era más barata de hacer y, además, Fey se había formado y había crecido en la cadena, era un "producto" interno suyo. Por supuesto, también tuvo que ayudar, aunque sólo fuera un poquito, que Alec Baldwin ganara en 2007 el Globo de Oro al mejor actor de comedia, cuando "30 Rock" aún ni había llegado al ecuador de la primera temporada.

Sorkin reconocería más tarde que él tuvo parte de la culpa del fracaso de "Studio 60", especialmente al llenarla demasiado de referencias y "bromas" privadas, pero esa temprana cancelación no ha hecho que la expectación por su nuevo proyecto en HBO se calme. Curiosamente, la idea original de Tina Fey al crear "30 Rock" era ambientarla en un informativo, como "The Mary Tyler Moore show", que es su inspiración. Pero los ejecutivos de la cadena le sugirieron que se basara en algo más cercano a su experiencia personal para que le resultara más sencillo.

Música de la semana: Ya que hablábamos de un nominado al Oscar de este año como Aaron Sorkin, nuestra elección musical será de una película que comparte candidatura al principal premio de la ceremonia con "La red social", "127 horas". Sus títulos de crédito son muy típicos de Danny Boyle hasta en la música, de un grupo de pop experimental de Nueva York llamado Free Blood. La canción en cuestión es "Never hear surf music again".

29 enero 2011

El drama de las comedias

ALERTA SPOILERS: Siento tener que poner un aviso así, en plan fuego a discreción, pero debo advertir que si no lleváis al día "Cómo conocí a vuestra madre", "Castle" y "Bones", igual os enteráis de cosas que no queréis saber hasta que veais esos capítulos.

En la televisión estadounidense, a veces parece haber algún tipo de onda mental que comparten los guionistas de determinadas series y que les hace seguir una cierta tendencia; hace tres temporadas o así, estaba de moda que algún personaje tuviera un tumor cerebral y viera alucinaciones, y en estas dos semanas, parece que la tendencia es que las comedias (o los supuestos dramas con toques cómicos) se dediquen a seguir historias más serias y dramáticas de lo habitual. No es tan acusado como lo del tumor cerebral ya que. al fin y al cabo, incluso las series más cómicas salpican sus temporadas con episodios con más drama, pero no deja de ser curioso.

Empezó "Cómo conocí a vuestra madre" con el funeral del padre de Marshall, uno de los ritos por los que todos hemos de pasar en la vida y, por tanto, algo inevitable para los personajes y para una serie basada en la evolución y maduración de estos, por muy sitcom que sea. Lógicamente, aunque Marshall tenía que superar todo eso y hacerse a la idea de que su padre había muerto, no todo el resto del episodio fue dramático, porque ahí estaba Robin en su mejor tradición de Señor Lobo de la segunda temporada, consiguiendo todo tipo de cosas en un bolso que dejaba el de Mary Poppins a la altura del betún. Pero, evidentemente, el tono era algo más serio, y con el acento puesto, principalmente, en el esfuerzo de todo el grupo de que Marshall se sintiera mejor.

Y luego vinieron "Castle" y "Bones", que hasta se intercambian actores invitados (Jonathan Adams, el primer jefe de Brennan en el Jeffersonian, era uno de los sospechosos en "Castle") y deciden recuperar dos de sus subtramas en la misma semana. La primera vuelve a traer a primer plano el asesinato de la madre de Beckett, que es un hilo que tienen por ahí al fondo y que sacan cuando quieren que las cosas se pongan un poco más trascendentales. No es precisamente una de mis historias favoritas y, la verdad, a "Castle" el drama no se le da demasiado bien. Aprovecharon, además, para sacarse de la manga uno de esos besos de los de "aquí no ha pasado nada" que se usan para que los shippers no se quejen de que no se hacen avances entre la pareja protagonista. "Castle" me convence más cuando se dedican a las tontunas varias, pero

En cuanto a "Bones", el Sepulturero es una de las variadas subtramas dramáticas que han tenido a lo largo de estas seis temporadas, pero para lo que ha servido en realidad es para iniciar otra con una némesis de Booth (interpretada por "la momia" en persona, Arnold Vosloo). Tampoco es que sean muy duchos en su manejo, pero han ido aprendiendo y, de vez en cuando, logran episodios bastante interesantes, especialmente si se centran en Brennan. De hecho, antes del hiato navideño, tuvieron uno, en el que ella reconocía los errores que había cometido con Booth, que fácilmente puede ser uno de los mejores capítulos de la serie. No es raro que comedias y dramedias decidan ponerse serias de vez en cuando, ya sabéis que el drama está mucho mejor visto, pero no todas manejan de esos cambios de tono igual de bien, y no siempre se ven orgánicos y bien entrelazados con el resto de los episodios. Pero no está mal que lo intenten.

27 enero 2011

Dos dimensiones

Aunque sea uno de los temas de moda cada vez que se habla del estado de la industria cinematográfica, no vamos a hablar aquí de si el 3D ha venido para quedarse definitivamente o, como pasó en los 50 y en los 80, volverá a marcharse como si se lo llevara el viento. Aunque el título pueda sugerirlo, en realidad esas dos dimensiones se refieren a un espacio más entendido como el universo y, de rebote, a esos multiversos que últimamente están tan presentes en la ciencia ficción televisiva (intentaré no seguir dando la lata en este tema con la trilogía literaria de "La materia oscura", que ya sabéis que os recomiendo).

"Fringe" es la serie en la que la existencia de un universo alternativo y paralelo es más importante de los últimos tiempos. Es una parte integral y crucial de su trama, y lo que distingue su aproximación a la de otros títulos es que Tierra 2 no es, en esencia (y si nos olvidamos por un momento de todo el asunto del ámbar), tan diferente del mundo que conocemos. Hay detalles aquí y allí de que las cosas evolucionaron de modo distinto, pero que no sea algo tan alejado de nuestro universo es lo que logra que funcione tan bien. Porque la tónica general al presentar mundos alternativos es que estos sean casi una copia en negativo del nuestro. En muchas series de ciencia ficción es un recurso que vale para lanzar unos cuantos "¿y si?", convirtiendo a los buenos en malos y a los tímidos en arrojados aventureros, por ejemplo. Las series de la franquicia "Star Trek" eran unas consumadas expertas en esto.

El tratamiento de "Fringe", con esa guerra entre las dos realidades, se acerca un poco más al de la segunda temporada de "Doctor Who". Es cierto que, allí, ese universo paralelo era un poco más distinto del nuestro, pero lo que era más interesante era la necesidad de que ambos mundos se mantuvieran siempre herméticamente separados, porque una interferencia de uno en otro podía resultar catastrófica, y el final de aquella entrega lo ejemplificó a la perfección. Además, curiosamente, también era la pérdida de un ser querido lo que motivaba algunas de las acciones de sus personajes (curiosamente, el final de "Bad dreams", en la primera temporada de "Fringe", dejaba un claro dejà vú a "The Christmas invasion").

En las historias de superhéroes, recurrir al "mundo bizarro" es un clásico, y rara es la serie de ciencia ficción o fantasía que no tira de él alguna vez. Hasta "Perdidos" amagó con las realidades alternativas en la sexta temporada. Sin embargo, lo más común es que muchos de esos universos paralelos sean ensoñaciones o alucinaciones de algún tipo, y sin mayores consecuencias posteriores (en los cómics no, en los cómics se puede liar parda), y es menos habitual, y más complicado, que se traten como dos realidades alternativas separadas y cuya existencia es palpable. Gran parte del salto cualitativo dado por "Fringe" es la construcción de Tierra 2 como un mundo real, habitado por personas con preocupaciones reales, y conseguir que sea tan interesante como el nuestro.

26 enero 2011

Cinco días solo

En 2003, Aron Ralston, un joven ingeniero aficionado al montañismo y la aventura, pasó algo más de cinco días atrapado por una roca en una grieta del cañón Blue John, en el Parque Nacional de los Cañones de Utah. La historia salió en todos los periódicos (así que esto no es un spoiler) porque Ralston tuvo que autoamputarse su brazo derecho para poder liberarse y sobrevivir, lo que le convirtió en una sensación mediática. Documentó su historia en un libro que, siete años más tarde, se ha convertido en la base de "127 horas", la nueva película de Danny Boyle, que se estrena en España el 4 de febrero y que le ha permitido regresar a los Oscars tras el gran éxito que tuvo con "Slumdog Millionaire".

Boyle utiliza también como base los vídeos que Ralston grabó durante toda su peripecia, en los que iba dejando mensajes para su familia y contando lo que le había pasado, e imprime a toda la cinta la energía y el ritmo, a veces de videoclip, que son su marca de la casa. El gusto por la adrenalina y por el montañismo de Ralston y su vitalidad quedan perfectamente reflejados, del mismo modo que su preferencia por entregarse a esa pasión él solo, sin nadie que le moleste ni le impida disfrutar a tope el momento. Esa excesiva confianza en sus posibilidades, esa arrogancia, podríamos decir, es la que casi termina condenándolo. Sin embargo, aunque como es lógico nos pasamos buena parte del metraje sólo con un muy convincente James Franco intentando sobrevivir y liberarse de la roca que le atrapa la mano contra la pared del cañón, Boyle se sive también de recuerdos y alucinaciones de Aron para ir contando cómo se siente, cómo es su estado mental según pasan las horas, se va quedando sin agua y sin comida y empieza a pensar seriamente que va a morir allí.

Todos los planos subjetivos buscan precisamente mostrarnos esas sensaciones, intentan introducirnos en su cabeza y enseñarnos quién es él y cómo son sus relaciones con su familia y con otras personas (incluida una novia francesa a la que da vida Clémence Poésy, más conocida por ser Fleur Delacouer en las películas de Harry Potter y sí, la novia, o lo que sea, de Chuck Bass en "Gossip Girl"). Aron parece simpático y agradable pero un poco distante de todas esas personas y, lógicamente, esos cinco días sin salida en el cañón le cambiarán, aunque sea un poco.

"127 horas" es una clásica historia de superación de las adversidades con un punto de partida menos habitual. Desde su estreno, en otoño, ha tenido muchas comparaciones con "Buried", pero una y otra no tienen, en realidad, demasiado que ver. Tal vez la cinta de Danny Boyle sea a veces un poco más dispersa, y el juego con los sueños y las alucinaciones puede distraer, pero es energética y vital.

25 enero 2011

Los sospechosos habituales

¿Quién iba a pensar que tener diez candidatas a la mejor película haría más previsibles las nominaciones a los Oscars, en lugar de más abiertas a las sorpresas? Porque hay alguna pero, en general, los que figuran en la carrera por ganar una estatuilla dorada el próximo 27 de febrero son los mismos que han ido apareciendo en toda la larga ristra de premios que se vienen entregando en Hollywood desde diciembre (aquí, lista completa de nominados). Casi se pueden recitar ya los más que posibles ganadores sin necesidad de haber visto quiénes están nominados, y aunque nunca hay que descartar que aparezca algún triunfador inesperado (especialmente entre los secundarios y en los guiones), las apuestas de este año van a estar un poco aburridas.

Pero eso no va a evitar que hagamos quiniela-comentario, que que hayan sido unas candidaturas predecibles no convierte la especulación sobre ellas en menos divertida. Algunos de los oscarólogos estadounidenses están vigilando de cerca los próximos premios del sindicato de directores, después de que "El discurso del rey" le levantara por sorpresa a "La red social" el máximo galardón del sindicato de productores. Los directores confirmaron el año pasado que Kathryn Bigelow y "En tierra hostil" iban a romper los sueños de "Avatar", que era la gran favorita tras los Globos de Oro, así que es normal que se espere con interés su decisión este año.

PELÍCULA: Salvo que "Valor de ley" (con 10 nominaciones) dé la campanada, esto es cosa de dos, o "El discurso del rey" (que es la más nominada) o "La red social". Ganar todos los premios previos a los Oscars no asegura el triunfo en ellos (que se lo digan a "Brokeback Mountain"), pero da la sensación que la segunda parte con un poquito de ventaja. Junto a ellos, "Toy Story 3" es la tercera película de animación que entra en esta categoría, después de "La bella y la bestia" y "Up", y "Origen" ocupa el puesto reservado a los taquillazos. Sus posibilidades se han diluido mucho desde septiembre, de todos modos. La presencia de "Winter's Bone" también se daba como cantada, pues es la indie adorada por los críticos junto con "Los chicos están bien".

DIRECTOR: No nos engañemos, aunque haya diez películas nominadas, luego las únicas que cuentan de verdad son las que también tienen a su director nominado, y ahí el comodín del 50% se encarga de poner las cosas en su sitio. Christopher Nolan no iba a entrar aquí porque creo que "Origen" nunca tuvo opciones serias, y es David Fincher el que lleva en este caso todas las de perder. Seguro que aún recuerda las decepciones que se llevó con "El curioso caso de Benjamin Button". Tom Hooper y hasta los hermanos Coen podrían ser las alternativas.

ACTOR: Es definitivo, Javier Bardem ya está entre los grandes de Hollywood. Su nominación por "Biutiful" (de esas que hacen que una película parezca mejor de lo que es) es la tercera, después de la de "Antes que anochezca" y de su victoria por "No es país para viejos". Sin embargo, me da que podría quedarse en casa perfectamente a ver la ceremonia por la tele porque este sí parece el año de Colin Firth. Del mismo modo que Jeff Bridges, candidato de nuevo por "Valor de ley", era el favorito el año pasado, el británico casi tiene en el bolsillo el Oscar. Lo de Jesse Eisenberg y James Franco es más una concesión a las jóvenes y pujantes estrellas, pero será divertido ver a Franco presentando la gala a la vez que está nominado.

ACTRIZ: Las cinco candidatas lo son por películas independientes, y aquí también parece haber una favorita clarísima; Natalie Portman. Es probable que sea de las pocas alegrías que se lleve "Cisne negro" esa noche, y tal vez sólo habría espacio para la sorpresa si la academia optara por premiar a Annette Bening más por los servicios prestados que por "Los chicos están bien". Jennifer Lawrence confirma que es la revelación del año, y que Nicole Kidman haya arañado una nominación por "Rabbit hole" puede indicar que está de regreso en las grandes ligas.

ACTOR SECUNDARIO: Que "Winter's Bone" ha causado una gran impresión lo demuestra una de las pocas sorpresas (relativas) de las candidaturas, la inclusión en esta categoría de John Hawkes. Aquí la cosa parece estar más abierta, con Christian Bale un poco mejor colocado que los demás, pero a Geoffrey Rush no se le puede descartar tan fácilmente. Puestos a que haya sorpresón, podría darlo Hawkes, aunque Jeremy Renner y Mark Ruffalo tampoco son malas opciones.

ACTRIZ SECUNDARIA: "The fighter" coloca a Amy Adams y Melissa Leo en la carrera, pero no hay que perder de vista a Hailee Steinfeld, que tiene aquí más opciones de seguir los pasos de Tatum O'Neal y Anna Paquin que si se presentara como protagonista por "Valor de ley". Que Jackie Weaver esté incluida por "Animal Kingdom" no es tal sorpresa, y habría sido mucho más divertido que Helena Bonham-Carter fuera candidata por "Harry Potter y las reliquias de la muerte" que por "El discurso del rey".

En cuanto a lo demás, "También la lluvia" se ha quedado fuera de las candidatas a mejor película extranjera, seguramente porque el puesto para las cintas en español ya lo ocupa "Biutiful", y Mike Leigh logra una solitaria nominación para "Another year", al mejor guión original, donde Lisa Cholodenko y Stuart Blumberg podrían recibir el premio de consolación por "Los chicos están bien". En guión adaptado, Aaron Sorkin es el gran favorito por "La red social", y no deja de ser curioso encontrarse ahí también "Toy Story 3", que entra porque la categoría es "mejor guión basado en material previamente producido o publicado", toma ya. Por supuesto, hay olvidos claros y candidaturas peculiares, y todo el mundo está pendiente de si le veremos por fin la cara a Banksy, cuya "Exit through the gift shop" es candidata al mejor documental.

24 enero 2011

Demasiada piel

En la blogosfera hay bastantes seguidores de "Skins", así que seguro que estáis al tanto del remake que MTV estrenó en Estados Unidos la semana pasada. Probablemente también habéis leído las comparaciones entre una y otra y habéis decidido si la versión estadounidense le hace justicia a la británica. Así que también es posible que os hayais enterado de la polémica generada tras la emisión de un único capítulo de la "Skins" de la MTV, polémica que empezó a dar a conocer "The New York Times" y que, de ahí, ha corrido como la pólvora, exponiendo algunas de las trampas e hipocresías del negocio de la televisión.

Los ejecutivos de la MTV, que han estado publicitando la serie con anuncios bastante gráficos, de repente se dieron cuenta de que tener a actores menores de edad (de 21 años, sobre todo, pero al parecer también los hay que aún no han cumplido 18) representando determinadas escenas con contenido susceptible de ser percibido como sexual (que puede ser una simple imagen de un desnudo) podía incurrir en una violación de las leyes federales sobre pornografía infantil. Así que parece que la cadena ha pedido a los productores de la serie que rebajen el tono de alguno de los siguientes episodios, con la consiguiente retirada de anunciantes y la creación de una publicidad entre negativa y de controversia que, por supuesto, otorga a la serie un aura de "lo prohibido" que todavía hace que más jóvenes quieran verla.

Si es todo una arriesgada maniobra calculada de antemano por MTV está por ver. Lo que está claro es que, si la FCC (el órgano regulador de los contenidos televisivos) decide multarlos, hay un precedente que tal vez vino a la memoria de los ejecutivos de la cadena. En 2006, ese organismo multó a la CBS con tres millones de dólares (la cantidad más alta impuesta por la FCC) por mostrar una orgía adolescente en un capítulo de "Sin rastro". No era una escena especialmente provocativa, que yo recuerde, y tampoco se veía tanto ni tan explícito como me imagino que debe verse en "Skins", pero el castigo llegó de todos modos. Lo mejor del asunto es que gran parte de los que se quejaron a la FCC no habían visto la escena en cuestión, pero no importó demasiado.

Algunos de los críticos estadounidenses que han visto los primeros episodios de la serie de MTV se han sorprendido más por el retrato que se hace del consumo de drogas que por el del sexo, señalando que es diferente del que suele verse en la televisión del otro lado del charco. Por supuesto, siempre están las asociaciones dispuestas a quejarse y denunciar cualquier cosa que "atente" contra los "buenos valores" de la sociedad y, por otro lado, el complicado asunto de las leyes de pornografía infantil. La cadena se ha metido en un bonito jardín. Lo que me sorprende es que no se dieran cuenta antes de que esto podía pasar.

23 enero 2011

Fantasmas y un café en Islandia

Tras siete temporadas y una emisión en dos cadenas diferentes, "Medium" ha llegado a su fin. Ha sido un poco apresurado porque les acortaron la orden de capítulos de 20 a 13 cuando aún andaban por la mitad, pero al menos han podido tener un episodio final que de verdad cierra la serie y las historias de sus personajes, incluso aunque sea un final que, en su mayor parte, se ha visto un poco rebuscado. Lo cierto es que, como comentábamos ayer por Twitter, Glenn Gordon Caron y el resto de guionistas ya habían gastado un buen cierre en la sexta temporada, sobre todo en lo concerniente al caso que Allison debe resolver. Dicho esto, de todos modos, hay un par de buenas ideas en ese final (spoiler, no me parece mal que elijan que Joe muera en un accidente de avión, y que la serie se acabe con la muerte de una anciana Allison, que ha tenido una buena vida, y su reunión con Joe en el más allá, y fin del spoiler), y la última secuencia, con todos los actores marchándose uno por uno del plató al ritmo de "If you want me to stay", de Sly & The Family Stone, es una bonita despedida.

Evidentemente, sus mejores temporadas se emitieron en la NBC; es donde lograron con mayor consistencia sueños de verdad inquietantes (y algunos daban hasta miedo, como los del psicópata doctor Walker), y los cambios de horario que sufrieron al pasarse a la CBS hicieron que, especialmente en la séptima temporada, esa virtud se perdiera un poco. Y aunque el último episodio no haya estado realmente a la altura, "Medium" sigue siendo un buen retrato de una familia de clase media como los DuBois, con sus pequeñas discusiones, su amor y sus problemas cotidianos, uno de los retratos más realistas que se han podido ver en la televisión reciente, junto con el de los Taylor de "Friday Night Lights". Y también una serie que, de vez en cuando, podía conseguir historias más desasosegantes que cualquier película de terror que se estrene actualmente, muchas veces sólo con un encuadre determinado de la cámara y cierta música.

En 2005, la BBC encargó una serie de programas que debían tener África como tema principal, aprovechando la cumbre del G8 que debía tratar sobre la erradicación de la pobreza. Uno de esos programas era una pequeña película, coproducida con la HBO, que justo trataba esa cumbre de lleno, "La chica del café". Su guionista, Richard Curtis, estaba también muy involucrado en la campaña Make Poverty History, que surgió al mismo tiempo, y ahí hay que buscar el germen de la cinta. Sin embargo, Curtis no quería hacer una película sólo de tesis, una en la que sólo se pontificara sobre el tema y, de ese modo, espantara al público, así que colocó en el centro una historia de amor de esas complicadas, entre dos personas que han levantado sendos muros de protección a su alrededor, muros que dejarán caer lentamente para que nosotros podamos ver la tristeza y el bagaje que protegen.

Curtis escribió el papel central, el funcionario del gobierno británico Lawrence, para Bill Nighy, con el que ya había trabajado en "Love Actually", y el papel femenino fue a parar a Kelly Macdonald, que ya había coincidido con Nighy en la miniserie "State of play". Su director, David Yates, es también el responsable de este film, el último que hizo para la televisión antes de lanzarse de cabeza al mundo de Harry Potter, y maneja perfectamente la historia, con unas composiciones frías y geométricas que representan todo el peso y las represiones sobre los hombres de Lawrence. Conoce a Gina, una joven callada y enigmática en un café, y entre muchas dudas a dejarse llevar por sus impulsos, Lawrence termina pidiéndole que vaya con él a la cumbre del G8 en Reykjavik.

Puede haber a quien los diálogos sobre la necesidad de actuar contra la extrema pobreza en el mundo le chirríen en medio de la película, es posible, pero lo que hace funcionar la cinta es justo esa historia de amor en la que sus protagonistas tienen demasiado miedo a bajar la guardia, en la que ninguno se atreve de verdad a confesar lo que siente o a superar su timidez. Nighy y Macdonald están estupendos, diciendo mucho sin hablar casi nada (ella ganó el Emmy a la mejor secundaria en 2006), y sólo por verlos en acción merece la pena echarle un vistazo a "La chica del café".

Música de la semana: Es famoso que, en la búsqueda del mayor realismo posible en "The Wire", la serie no tiene banda sonora, y la única música que se escucha es la que se reproduce en algún aparato que aparezca en escena. Sin embargo, para cerrar cada temporada, no es raro que haya un montaje de imágenes al son de alguna canción. En el caso de la cuarta temporada, la canción elegida fue la versión que Paul Weller hizo de "I walk on gilded splinters", un tema de Dr. John que invoca de algún modo una venganza vudú al más puro estilo de Nueva Orleans.

22 enero 2011

La paradoja de Sookie y Kurt

Lo único que le faltaba a "Glee" para que las quejas hacia su segunda temporada se intensificaran más (si es que eso es posible) es llevarse tres Globos de Oro. No hay entrada comentando esos premios por la blogosfera que no se indigne con los galardones a mejor comedia y mejores secundarios que recibió la serie de Fox y, especialmente, mucha de la indignación se dirige contra Chris Colfer y el arco que Kurt, su personaje, está viviendo en esta entrega. Aunque era de esperar (y en parte lo comprendo), no deja de sorprenderme un poco el nivel de vitriolo en esos comentarios, y casi más que se proponga como ganadora "moral" a "Modern Family" cuando media blogosfera se ha pasado también desde el final de su primera temporada quejándose de que "había perdido calidad". Pero no es ese el asunto que nos interesa aquí, sino cómo las protestas por el Globo para Colfer son del mismo estilo de las que recibieron el Globo de Oro a la mejor actriz dramática que se llevó Anna Paquin por la primera temporada de "True Blood".

Aquel año, los vampiros de la HBO eran el estreno que iba en camino de convertirse en un fenómeno, además de ser la serie más vista del canal desde "Los Soprano", y Paquin es una actriz más de cine que, encima, tiene un Oscar de cuando era una niña y trabajó en "El piano". Su victoria fue una sorpresa, pero una que entraba en el modo de repartir premios que tiene la HFPA, y una que suscitó una gran protesta porque Sookie Stackhouse, su personaje, se hacía bastante insoportable durante la primera temporada de la serie (luego, no lo sé, porque no he seguido). Aquí es donde venían las preguntas. ¿Es Sookie así de cargante porque el personaje es así, y Paquin lo borda, o porque la actriz es mala y lo hace así? Ha llegado un punto que he empezado a pensar en lo primero, pero no es fácil de discernir.

Ahora, todos los comentarios sobre el galardón a Colfer inciden en que, en la segunda temporada de "Glee", están enfatizando demasiado el lado dramático del personaje, metido en una trama en la que otro chico del instituto lo martiriza por ser gay. La sutileza no es uno de los fuertes de la serie (ni de Ryan Murphy, la verdad), así que desarrollaron esa trama justo al revés; con la gran confrontación al principio y los momentos que debían llevar hacia ella después. Kurt ha estado bordeando el maridramismo descaradamente, pero eso no es culpa de Colfer, que interpreta toda la confusión, el enfado y el miedo de Kurt muy bien. Además, simplemente, los Globos no pudieron resistirse a premiar a un chico completamente nuevo en el negocio cuyo personaje tiene relevancia social.

¿Que "Glee" es un sinsentido que oscila entre momentos muy inspirados, muy divertidos o emocionantes y otros sonrojantes y de telefilm barato? Lo es. ¿Que, al mismo tiempo, es el mayor fenómeno que puede verse en la parrilla estadounidense ahora mismo? También lo es. ¿Que eso no debería ser el motivo principal para dar un Globo de Oro? Efectivamente, pero lo es.

21 enero 2011

La esquina

Para muchos críticos, la cuarta es la mejor temporada de "The Wire", lo que en los estándares de la serie viene a ser la más desesperanzada, descreída y demoledora de todas. Es aquella en la que la estructura circular se hace más evidente porque, aunque muchos de sus personajes intentan cambiar, al final están todos igual que al principio, es decir, con muy pocas opciones de futuro. El esquema de hacer que el penúltimo capítulo esté lleno de eventos y de resoluciones (y de promesas de cambio), y que el último sea un mazazo, un bajonazo en toda regla, también es todavía más evidente en estos 13 episodios en los que nos enseñan una pieza más del puzzle de Baltimore que David Simon está montando ante nuestros ojos; el sistema educativo. En concreto, el centro se fija en los niños de las esquinas y en cómo ni el colegio, ni sus padres, ni la policía ni las instituciones municipales se hacen cargo de ellos, cómo la calle y la cultura de la esquina son su única familia y su única escuela.

En uno de los extras de la edición en DVD se cuenta que, en las zonas urbanas más deprimidas (lo que se suele llamar inner city), antes las familias solían ser monoparentales. Uno de los progenitores acababa sumergido en las drogas o en el alcohol, o en la cárcel, o muerto o se marchaba de casa, y el otro, generalmente, la madre, quedaba al cargo de los hijos, a los que intentaba mantener alejados de los peligros del barrio para que, un día, pudieran salir de él (muchísimos deportistas estadounidenses vienen de familias así). Con el tiempo, sin embargo, esas familias monoparentales pero fuertes se rompieron, y los dos padres caían en la espiral de la drogadicción, dejando a sus hijos a merced de cualquier narcotraficante que les prometa simplemente cuidar de que no les falte comida que poner en el plato. Sólo la gente de la calle se preocupa por ellos, aunque sea una preocupación interesada, así que ellos acaban trapicheando en la esquina.

Y los valores de la esquina no se restringen sólo al oeste de Baltimore. Ese orgullo de "no voy a rogar por algo, no voy a dejar que nadie me pise" se ve también en el ayuntamiento y en el departamento de policía, y los tejemanejes de Marlo y Prop Joe por hacerse con el control de los cargamentos de droga no son tan diferentes, en el fondo, de las maniobras por ser elegido alcalde o por arañar dinero de esta partida presupuestaria para meterlo en esta otra que puede dar más rédito político. Todo es un juego y todo está en el juego, como no se cansaban de repetir los hombres de Barksdale en la primera temporada, pero el juego está completamente podrido.

Además de ese retrato de un sistema demasiado ensimismado en el funcionamiento de sus engranajes como para poder cambiar, lo curioso de esta temporada es cómo va poniendo las piezas de cara a la quinta, la última, en la que nos tocará verlo todo desde el punto de visto de los medios de comunicación. Hay un pequeño rayo de esperanza para un personaje, un grupo de policías que vuelve a reunirse para intentar atrapar al nuevo y despiadado dueño de las esquinas de Baltimore, otro personaje que, en su afán por controlarlo todo, puede muy bien estar a punto de meterse en algo que le queda grande y la resignación de casi todos de que se puede creer en el cambio, pero la realidad se encargará de que no llegue.

20 enero 2011

Casi famosos (XXXIV)

Ha llegado el momento de todos los meses de echar la vista atrás y encontrar a actores hoy famosos en trabajos que hicieron antes de serlo, o que les pusieron en una posición envidiable para conseguirlo. Mis esfuerzos por encontrar pintas impactantes y películas, o series, potencialmente vergonzosas no siempre obtienen sus frutos, pero espero que esta nueva hornada os parezca, al menos, curiosa.

El otro día, al hablar de "Nunca me abandones", dejamos pasar una curiosa conexión entre dos de sus actores protagonistas, Carey Mulligan y Andrew Garfield: que los dos participaron en sendos capítulos de la tercera temporada de "Doctor Who". El de Mulligan era el estupendo "Blink", mientras que el de Garfield era el episodio doble "Daleks in Manhattan"-"Evolution of the Daleks", Ahí podéis verlo en el fotograma, a la derecha de David Tennant y Freema Agyeman. Un par de años más tarde protagonizó la primera de las tres películas para televisión de la trilogía "Red Riding", muy recomendable, y ya sabemos todos que va a ser el nuevo Spiderman.

Hasta ganar el Globo de Oro al mejor actor dramático por "Boardwalk Empire", Steve Buscemi ha construido una carrera sobre secundarios memorables en películas independientes (y pequeños papeles en taquillazos que confiesa que le permiten sacar el dinero para luego dirigir sus propias películas). Buscemi le debe mucho a Quentin Tarantino y "Reservoir Dogs", pero ya antes había trabajado con gente como Jim Jarmusch, en una de las historias de "Mystery Train" junto a, ojo al dato, Joe Strummer, el cantante de The Clash. Luego se asoció con los hermanos Coen en "Muerte entre las flores", "El gran salto", "Fargo" y "El gran Lebowski", y entre blockbusters e indies, ha debido trabajar con medio Hollywood. Deberían hacer el "seis grados de separación" de él, y no de Kevin Bacon.

"Doctor Who" suele dar para mucho, incluso cuando se empeña en buscar a actrices tan nuevas en el negocio como Karen Gillan, cuyo currículum en Internet Movie Database sólo se remonta hasta 2006. Gillan había participado en bastantes series y programas de sketches humorísticos antes de convertirse en Amy Pond, incluyendo "The Well", en la que un grupo de adolescentes encuentra un enorme lugar por explorar debajo de una cosa. Además, siguiendo un poco los pasos de Freema Agyeman antes de ser Martha, Gillan también había aparecido muy fugazmente en "Doctor Who", en "Fires of Pompeii".

Parece que Alex O'Loughlin va a poder sacudirse el sambenito de gafe oficial de la CBS con "Hawaii Five-0", después de haber vivido las cancelaciones de "Moonlight" y "Three Rivers". O'Loughlin había paseado antes palmito por una temporada de "The Shield" y, en su Australia natal, había hecho varias películas en las que no era raro verlo sin camiseta, por las fotos que circulan por Internet (así se comprueba que los tatuajes de Steve McGarrett son de verdad suyos). Una de ellas fue "Oyster farmer", sobre un tipo que escapa de su vida y acaba en una granja de ostras, y allí encuentra el amor, claro.

Y ese muchacho de la derecha con el café es Zachary Levi algunos años antes de "Chuck", en una sitcom de la CBS titulada "Less than perfect" y cuya protagonista trabajaba de secretaria en un canal de noticias. La serie duró cuatro temporadas, de 2002 a 2006, y su actriz principal era Sara Rue, que igual a algunos os suene de "Popular".

19 enero 2011

Campañas de percepción

¿Puede una comedia más o menos atrevida y ligera coartar las posibilidades de un actor de ganar un Oscar por otra película más seria y más del gusto de la academia? En estos esfuerzos de relaciones públicas que son las campañas de los Oscars, a veces cuentan cosas que pueden parecernos peregrinas y hasta tontas en la decisión de un académico de a quién va a votar, y los publicistas lo miran todo con lupa para asegurarse de que no se han dejado un cabo suelto que les pueda costar la nominación y, eventualmente, la victoria. Tras el Globo de Oro a la mejor actriz dramática que Natalie Portman ganó el pasado domingo por "Cisne negro", ha empezado a tomar fuerza en los mentideros de Hollywood la teoría de que el estreno, cuatro días antes de que se anuncien las candidaturas a los Oscars, de "Sin compromiso" puede acabar teniendo algún efecto negativo en las posibilidades de Portman de alzarse con la estatuilla en febrero.

Parece una idea descabellada, pero con esta gente, nunca se sabe. "Sin compromiso" es una comedia romántica, co-protagonizada por Ashton Kutcher, en la que Portman interpreta a una joven que le propone al personaje de Kutcher tener una relación de sólo sexo, sin ataduras de ningún tipo. Dicen que sigue un poco la línea de las comedias de Judd Apatow y su grupo de amigos, y es la primera de las tres películas que Portman estrenará de aquí al verano en las que veremos otras facetas suyas más ligeras (las otras dos son "Thor" y "Su Alteza"). Por algunos sitios circula la idea de que Eddie Murphy perdió en 2007 el Oscar al mejor secundario por "Dreamgirls", para el que parecía el favorito, por culpa del estreno de "Norbit" en plena campaña de promoción para esos premios. Me parece irse un poco por las ramas teniendo en cuenta que el que se llevó el Oscar fue Alan Arkin por la revelación independiente de aquel año, "Pequeña Miss Sunshine".

Pero como todo esto no deja de ser, al final, una cuestión de percepción y de imagen pública, nunca hay que desestimar ni siquiera las teorías más conspiranoicas. Desde luego, Portman parece mucho más favorita, y de un modo más establecido, como para que "Sin compromiso" pueda comprometer tan seriamente sus opciones. De hecho, la principal corriente en su contra es la que piensa que la academia le debe un reconocimiento a Annette Bening hace tiempo. Con Bening, por cierto, hay quien piensa que el aburrido discurso de agradecimiento que dio en 2005 al ganar el Globo de Oro por "Conociendo a Julia" saboteó buena parte de sus opciones para batir a Hillary Swank por un papel tan impactante como el de "Million Dollar Baby". Sí, hasta eso cuenta en la temporada de premios.

18 enero 2011

Amores, G.I. Joe's y premios británicos

Me resulta curioso el modo en el que se desinflaron las opciones de contar algo en la actual temporada de premios de "Nunca me abandones", la adaptación al cine que Mark Romanek ha hecho de un libro muy aclamado de Kazuo Ishiguro. En su estreno en el festival de Toronto, en septiembre, los expertos apuntaban que podía rascar alguna nominación, igual para alguno de sus tres protagonistas (Keira Knightley, Carey Mulligan y Andrew Garfield), pero según fueron llegando otras cintas (sobre todo, "The fighter") su estreno tan temprano hizo que cayera en el olvido más rápidamente de lo que se esfumaron el año pasado las opciones de "Up in the air", que era de las pre-candidatas al Oscar más firmes en septiembre (demasiado pronto, evidentemente). Tal vez la frialdad de bastantes críticas, que señalan como principal defecto no lograr capturar bien la atmósfera del libro, le hizo perder pie.

Sin haber leído la novela de Ishiguro, y sin querer contar nada, a mí sí me convenció "Nunca me abandones" porque me convenció mucho Kathy, su protagonista. Entre Mulligan y la actriz que la interpreta de niña (que consigue un parecido asombroso) componen un personaje muy interesante cuyas reacciones son todas internas, y que lleva el peso emocional de la cinta. Esta no es más que una historia de amor triste con toques de otra cosa, también muy interesante, que prefiero que descubráis por vosotros mismos, además de compartir con "Lo que queda del día" (basada en otro libro de Ishiguro) la exploración de las oportunidades perdidas, de la necesidad de aprovechar los trenes que pasan en la vida porque esta, al fin y al cabo, tiene fecha de caducidad.

En los hiatos invernales al otro lado del Atlántico, es bastante habitual zambullirnos en las temporadas cortas de las series inglesas. Una de las que más éxito ha tenido por la blogosfera ha sido "Downton Abbey", pero luego ha habido otra en mi parrilla personal que ha pasado más desapercibida, "Strike back" (o "Contraataque", como la ha estrenado Canal+ en España). Es una serie de acción, género en el que la ficción televisiva británica no se prodiga mucho, y está basada en una serie de novelas de Chris Ryan, que tiene pinta de ser el Tom Clancy del Reino Unido. El protagonista de los seis episodios es John Porter, un antiguo soldado de las fuerzas especiales del ejército británico perseguido por los fantasmas de una misión en Irak, durante la invasión estadounidense, que no salió bien. Después de siete años fuera del ejército, sus ex jefes lo requieren de nuevo para intentar al rescate de una célebre periodista, secuestrada en ese país asiático.

Así comienza la serie, en la que el gran protagonista es Richard Armitage, al que resulta un poco raro verlo repartiendo tiros fuera de las producciones de época que lo han hecho más famoso. Su personaje es el típico torturado que nunca traiciona sus principios, y que se ve rodeado por tejemanejes extraños de alto nivel. Los seis episodios cuentan tres misiones de Porter, y aunque la acción a veces está bien llevada y hay por ahí ecos de una conspiración gubernamental, no termina de cuajar del todo. Igual lo veo todo demasiado serio y trascendental, igual encuentro a Porter demasiado prototípico, pero me quedé a dos capítulos del final. Es curioso ver por ahí a Andrew Lincoln de tipo con muchos secretos, y a otras caras conocidas de la ficción de las islas, eso sí.

Mal que les pese a los Globos de Oro, los premios que más relevancia han ganado en los últimos años en la awards season son los BAFTA, que ni siquiera se entregan en Estados Unidos, sino en el Royal Albert Hall de Londres. La academia británica se apuntó un tanto al situar la gala una semana antes de los Oscars (este año es el 13 de febrero), con lo que casi tiene garantizada la presencia de estrellas que hacen campaña hasta el último momento. Porque entre los nominados siempre están los pesos pesados de la temporada pero, además, suele haber también otras opciones más curiosas, dadas a veces por el tardío estreno de algunas películas en el Reino Unido. Por ejemplo, "El secreto de sus ojos", que ganó el año pasado el Oscar a la mejor película extranjera, es candidata al BAFTA a mejor cinta en lengua no inglesa porque no se estrenó allí hasta bien avanzado 2010. Sus competidoras no sólo son "Biutiful" e "Io sono l'amore", sino también "Los hombres que no amaban a las mujeres" (que en el mundo anglosajón se llama "The girl with the dragon tattoo"), gran sorpresa de las nominaciones, que también compite por el mejor guión adaptado y a la mejor actriz (Noomi Rapace).

Como decimos, lo demás es lo de siempre. Javier Bardem está entre los candidatos a mejor actor por "Biutiful" y los BAFTA sí se acuerdan de "Valor de ley", además de entregarle hasta 14 candidaturas a "El discurso del rey". También guardan varios huecos para "Made in Dagenham", una película sobre la lucha por ser equiparadas a los hombres de las trabajadoras de una industria textil en 1968, y para el recientemente fallecido Pete Postlethwaite, candidato a mejor secundario por "The Town". Los BAFTA tienen una categoría para películas británicas y otra para estrellas jóvenes en ascenso que, como nota diferenciadora, vota el público a través de esta web. El año pasado lo ganó Kristen Stewart y éste el grupo de nominados es heterogéneo, con Gemma Arterton, Andrew Garfield, Aaron Johnson, Emma Stone y Tom Hardy. El listado completo de nominaciones podéis verlo aquí.

17 enero 2011

La "gervaisación" de los Globos

El título no se me ha ocurrido a mí, sino a James Poniewozik, que tituló su reseña de la gala de los Globos de Oro con un clarísimo "la insurreción de Ricky Gervais en los Globos de Oro". Porque las reacciones del día después están todas más centradas en comentar las labores de presentación del cómico británico, y especialmente su corrosivo y a veces ofensivo monólogo inicial, que en analizar si los premiados estuvieron acertados, si hubo sorpresas y si de verdad algo de esto puede considerarse como una predicción más o menos fiable de por dónde pueden respirar las nominaciones a los Oscars, que se anuncian el próximo martes. Gervais se erigió en el gran protagonista de la ceremonia, aunque luego estuviera más bien desaparecido durante la segunda mitad del show. Él mismo declaró los días anteriores que no volvería a presentar estos premios (y afirmó en el pre-show: "Veremos lo lejos que puedo llegar esta vez"), y se aseguró bien de ello al meterse con Charlie Sheen, Bruce Willis y todo el que estuviera a su alcance, hasta el punto que Robert Downey Jr. dijo, cuando salió a presentar, que había "un tono ligeramente siniestro".

Pero claro, a eso te expones si contratas a Gervais, que el año pasado fue demasiado suave para algunos, y que parece que funciona mejor en las pequeñas dosis de las presentaciones que hace en los Emmy (poniendo un toque de irreverencia muy bienvenido) que cuando le toca conducir una gala entera. Su estilo de humor es así; hiriente, incómodo y a veces humillante, también contra sí mismo (y si conectas con él, hilarante), y casa mal con el ambiente de colegueo y palmaditas en la espalda que suele presidir las entregas de los grandes galardones de Hollywood. Pero descontando la pequeña rebelión de Ricky, los Globos de Oro se ajustaron bastante a lo que se esperaba de ellos (aquí, la lista completa de ganadores), con sólo unas pocas sorpresas en el apartado de televisión.

"La red social" se destapa definitivamente como la gran favorita de cara a los Oscars, sumando a los reconocimientos de los círculos de los críticos, y de los premios Critic's Choice, cuatro Globos (mejor película, director, guión original y banda sonora), y del mismo modo, Colin Firth y Natalie Portman (que apodó a Mila Kunis "Labios Dulces") todavía son más favoritos para reeditar sus victorias de mejores actores de drama en el Nokia Theater en febrero. Tampoco hubo sorpresas en el apartado de comedias, con "Los chicos están bien" (que es como se llama en España "The kids are all right") llevándose los galardones de mejor película y mejor actriz, una Annette Bening que se lo agradeció también al ganador del Globo de Oro al actor más prometedor en 1962, Warren Beatty. Y lo que se confirmó también es el gran momento que atraviesa "The fighter", cuyos dos secundarios, Christian Bale y una sorprendida y emocionada Melissa Leo, transformaron sus candidaturas en premios. Paul Giamatti, mejor actor de comedia por "El mundo según Barney", tuvo uno de los discursos más simpáticos al reconocer que se había comido cinco cajas de bombones Godiva antes de subir al escenario ("Nunca he visto tantos chocolates Godiva juntos", dijo).

El único espacio para los triunfadores inesperados llegó en las categorías de televisión, y no por las victorias de "Boardwalk Empire", que me sorprende que tanta gente pensara que no tenía opciones de ganar ante "Mad Men". Es uno de los estrenos mejor recibidos entre la crítica y viene desde HBO, que siempre da caché en estos premios, así que estaba cantado que la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood la reconocería. Tres Globos seguidos para "Mad Men" (los mismos que "Expediente X") han debido de parecerles suficientes. Igual sí que no entraba tanto en los pronósticos la victoria de Steve Buscemi, pero teniendo en cuenta que su retrato de Nucky es toda la serie, no es tan extraño (y detallazo de su parte al incluir en su discurso a todos sus compañeros de la serie sentados con él en la mesa). La verdadera sorpresa fue ver "Sons of Anarchy" reconocida por fin a través del premio a Katey Sagal (su marido, Kurt Sutter, escribió sorprendido en Twitter: "¡Joder! ¡Hemos ganado!"), que había estado nominada a los Globos cuatro veces con anterioridad por "Matrimonio con hijos", sin lograr ganar nunca.

Jim Parson hizo valer su Emmy por "The Big Bang Theory" y ganó el premio a mejor actor de comedia, y otra de las favoritas por un estreno, Laura Linney, hizo lo propio por "The Big C". Sin embargo, fue la única entre los ganadores que no asistió porque su padre, el dramaturgo Romulus Linney, murió el sábado. Representando a la serie, de todos modos, estuvo una Gabourey Sidibe que estuvo repartiendo simpatía por todas partes. Tampoco la victoria de Jane Lynch como mejor secundaria se salió del guión, pero sí lo hizo un poco la de Chris Colfer. Viéndolo más de cerca, no obstante, no resulta tan raro cuando es, seguramente, la verdadera revelación de "Glee", y ha quedado claro que los Globos la adoran (segundo premio a la mejor comedia seguido), aunque Kurt esté esta temporada bordeando el melodrama más exagerado. Colfer, además, pronunció una de las mejores frases de la noche, al subir muy sorprendido a recoger su estatuilla: "Se me ha caído el corazón entre Natalie Portman y Julianne Moore. Si alguien lo ve, por favor, que me lo devuelva".

Y aunque Al Pacino y Claire Danes volvieron a ganar en las categorías de interpretación de miniseries y tv movies, la sorpresa fue mayúscula cuando la vencedora total en ese apartado fue "Carlos", miniserie dirigida por Olivier Assayas sobre el famoso terrorista, de la que en el último festival de Cannes se vio creo que una versión de dos horas largas para cine, y que en Estados Unidos encandiló a la crítica pero que se emitió por el muy poco visto Sundance Channel, por lo que no es raro que muchos nunca hubieran oído hablar de ella. Como digo, por lo demás, es Ricky Gervais el que se ha llevado casi toda la atención en estos Globos de Oro, tal vez porque se plegaron mucho al guión de lo previsto, en general.

Ya estamos llegando al final de este ladrillazo, y lo haremos, por supuesto, con los trapos y las combinaciones peculiares de presentadores, que suelen darse. Por la alfombra roja se vio a January Jones, que desconcertó a todo el mundo; a la embarazada Natalie Portman y el floripondio rojo del vestido (y con su prometido, el bailarín Benjamin Millepied); el flequillón de Sandra Bullock; una Sofía Vergara que luego tuiteó que ella ya tenía sus globos de oro; Olivia Wilde, en plan espectacular y con unos zapatos... originales; un Trent Reznor tan arreglado, que cuesta reconocerlo; las gafas de sol locas de Darren Criss; Kevin Bacon (con Kyra Sedgwick) en plan "soy lo más cool", Helena Bonham-Carter, demostrando que no por nada está con Tim Burton; Matt Bomer, sacando pecho, literalmente, al lado de Kaley Cuoco; la peculiar pareja de presentadores LL Cool J y Julie Bowen; Jesse Tyler Ferguson, con una pajarita que haría rabiar de enviada a 11º Doctor; unos ya clásicos Jon Hamm y Jennifer Westfeldt; Joseph Gordon-Levitt, con cara de guasa ("Don't push the button!"); Kevin McHale, recién salido de una máquina del tiempo; Annette Bening y su pelo cuidadosamente despeinado; Hailee Steinfeld y Justin Bieber, a los que el director de "Toy Story 3" les preguntó si habían nacido cuando se estrenó la primera, y el peculiarísimo dúo Geoffrey Rush-Tilda Swinton.

Pero la locura fotográfica no acaba aquí. Las galerías de las fiestas son mucho más divertidas, porque ahí se puede ver a Busy Phillips y Michelle Williams, que al parecer son muy amigas; al mocetón Armie Hammer, que interpreta a los gemelos Winkervloss en "La red social"; el cachondo bolso de la Bonham-Carter; a Mary Elizabeth Winstead a lo Hollywood clásico; a Tina Fey, Jimmy Fallon y respectivos trasteando con un iPhone; la reunión Eva Longoria, Michael Douglas, Catherine Zeta-Jones y Thomas Jane con un puro, que ni Hannibal el de "El equipo A".

16 enero 2011

Audiencia "viejoven"

La clave de la longevidad de una serie la dicta la audiencia y, más concretamente, un sector determinado de dicha audiencia; el que comprende a las personas con edades entre los 18 y los 49 años. Una serie puede no llegar a los 10 millones de espectadores que, si obtiene tres puntos en esa demográfica, ya está considerada un éxito (caso de "Glee"). Y luego hay otras a las que les cuesta subir del dos en esas demos, pero que no son canceladas fulminantemente porque su audiencia total supera ampliamente esos diez millones de espectadores por ejemplo. Ahí puede entrar buena parte de la parrilla de la CBS.

Con esta cadena se da la circunstancia de que casi todas sus series son las que acumulan más audiencia total de la parrilla, pero no siempre ese liderazgo se traduce en las demográficas. El duelo de los martes a las 22 es un buen ejemplo de esto. "The good wife" (CBS) y "Parenthood" (NBC) prácticamente hacen los mismos datos en el tramo de 18 a 49 años (la semana pasada, 2,3-2,2 millones, respectivamente, del total de 6 para esa hora). La segunda casi no llegó a los 5,5 millones de espectadores totales; la primera estuvo muy cerca de los 13. Poco antes de que volviera de su parón navideño, empezaron a circular historias de que el 2 escaso que había conseguido en las demos en las semanas anteriores a ese hiato anunciaba problemas para la renovación de "The good wife". ¿Pero de verdad iba la CBS a dejar pasar 11 millones de espectadores para una de las pocas series de su programación que la crítica adora casi unánimemente? ¿Y que sólo está en la segunda temporada? Antes cancelan "CSI: Miami".

Es como despreciar los casi 22 millones espectadores de "NCIS" porque en las demos marca a lo mejor 4/12. Pero tomemos otro ejemplo, vayamos con "Castle" (en los comentarios de esa entrada está el germen de todo este desbarramiento). Lograr 2/5 en las demos no tiene porqué asegurarte una cuarta temporada. Pero que la ABC logre nueve millones de espectadores totales un lunes a las 22 (más cuando "The Bachelor" no llegó a esos datos, e hizo en las demos 2,7/7) ya da suficientes razones para entender la renovación de la serie. Las audiencias más viejas también ven la televisión, y también son importantes para decidir si algo funciona o no. Por supuesto, los anunciantes van detrás de los jóvenes, y se gastarán más en aquellas con mejor rendimiento en ese tramo de edad, pero los totales de audiencia no son desperdiciados por nadie.

Ahora, como es lógico, espectadores totales y audiencia joven van mucho más unidos de lo que podría parecer, y aunque estos datos son los que más pesan para decidir si una serie sigue, no son lo único que se toma en consideración. Los costes, el rendimiento comparado con otros shows que ocupaban ese horario en años anteriores, el margen de crecimiento en audiencia que pueda tener, la fidelidad de esa audiencia, que los ejecutivos crean en la serie o no, la repercusión en los medios... Ya hemos dicho más veces que las razones para renovar o cancelar una serie no siempre son tan claras como podría parecer. Si los fueran, el juego de las adivinanzas que se da en mayo sería bastante aburrido.

P.D.: Debería explicar que "viejoven" es una expresión que se inventaron en "Muchachada Nui" a partir de uno de esos doblajes absurdos de películas antiguas que hacían en la sección "Mundo viejuno". Creo que la primera vez que la usaron fue aquí (aplicada a Angela Lansbury, cómo no).

Música de la semana
: Uno de los mayores éxitos de audiencia de la semana pasada fue el estreno en Showtime de la versión estadounidense de "Shameless". Cuando lleve más capítulos, hablaremos un poco de ella (no quiero repetirme con lo dicho aquí), así que, de momento, nos quedaremos con la canción que cerraba ese piloto, "The way we get by", de unos veteranos en aparecer en series de televisión como Spoon.

15 enero 2011

La familia es lo primero

Estamos bastante acostumbrados a que, cuando nos cuentan la historia de una familia de criminales, esa suele ser, por lo general, de origen italiano. Lo mismo ocurre cuando lo que vemos es la iniciación de un joven en los negocios familiares. "El padrino" y "Uno de los nuestros" ejercen una gran influencia sobre el género, y cuando nos acercamos a una película que gira alrededor de esos temas, tenemos una idea general que suele resultar acertada de lo que va a pasar. Con "Animal Kingdom", que para empezar se sitúa en una familia de ladrones australiana, esa idea general no puede aplicarse porque no es tan fácil adelantarse a los acontecimientos, la historia no siempre transcurre por los caminos esperados ni fáciles.

Sí mantiene la noción de que los lazos familiares son lo más importante por la que se regían los Corleone, por ejemplo, y que están representados a la perfección en la matriarca del clan Cody y en el joven Jay, que se va a vivir con ella y con sus tíos, a los que apenas conoce, después de la muerte de su madre. Al estilo de los ladrones de bancos de "The Town", todos los hermanos Cody están involucrados en algún tipo de actividad delictiva, sobre todo robos, y todos son buscados por unas unidades especiales de la policía tan salvajes como ellos, y que no tienen ningún miramiento a la hora de conseguir lo que se proponen. Y el principal objetivo en su lista es atrapar a los Cody.

Es un ambiente bastante extremo para un adolescente tímido, que casi no habla, y que no sabe bien qué hacer con su vida. La historia de la película es la de su maduración, su reacción a todo lo que ocurre a su alrededor y su decisión de si de verdad todo eso va con él o no. Jay parece el miembro más débil de una manada de fieras con un líder dispuesto a lo que sea por protegerla, y unos depredadores en el exterior que tampoco se van a detener ante nada. Su director, David Michôd, afirma que, en esta cinta (cuyo guión también escribe), pudo hacer lo que le dio la gana, dirigiendo una historia de policías y ladrones que es a la vez un drama familiar y en el que la tensión y la sensación de que puede pasar cualquier cosa están siempre subyacentes.

Entre los blogueros parece haber opiniones para todos los gustos, y que fuera una de las triunfadoras en el último Festival de Sundance puede hacer que muchos os dé pereza, pero los personajes de esta historia (sobre todo, la madre del clan) bien merecen una oportunidad. Aún quedan cosas que contar en un subgénero, a priori, tan trillado como el de las familias de criminales.

13 enero 2011

Regreso a Gosford Park

Con toda la emoción alrededor de "Downton Abbey" de este último mes, tenía curiosidad por comprobar si guarda tanto parecido con su principal referente, "Gosford Park", como se había dicho y como yo recordaba. Siempre es un buen ejercicio revisitar películas que hace años que no ves, para confirmar si las impresiones del primer visionado se mantienen o cambian. Del estreno de "Gosford Park" ha pasado una década, y en todo ese tiempo nosotros hemos visto más películas, hemos leído más libros y hemos vivido más cosas, por lo que nuestra percepción de la cinta no será igual que cuando la vimos por primera vez. En mi caso, recuerdo que la campaña promocional, además de estar muy centrada en sus nominaciones a los Oscars (tuvo siete, de las que se llevó el premio al mejor guión), ponía mucho énfasis en cierto hecho que ocurre bien avanzada la trama (que no os diré por si no la habéis visto, pero se desvela hasta en los posters), vendiéndola como algo que no era, o no exactamente.

Las comparaciones con "Arriba y abajo" (y con las historias de reuniones en casas de campo de Agatha Christie) estaban a la orden del día y, por otro lado, eran inevitables, pues la película cuenta unos días de caza en Gosford Park, en los que los dueños de la casa, Sir William McCordle y su esposa, reciben a varios familiares y amigos, con sus correspondientes sirvientes. Todos ellos guardan secretos, rencillas y tejemanejes varios, y vemos lo que ocurre en esa casa desde el punto de vista de los señores y de los criados. "Gosford Park" es más cínica e irónica que "Downton Abbey", en lo que tal vez también tuvo que ver su director, Robert Altman, experto en estas películas corales, y para la serie, Julian Fellowes, guionista de las dos, recupera algunas historias entre el servicio (como cierta historia de amor no correspondido) y, lógicamente, tiene tiempo de dibujar mejor algunos personajes. También comparte nuestro punto de entrada y guía este mundo: si en la serie es el nuevo ayuda de cámara de Lord Grantham, en la película es la nueva doncella de la condesa de Trentham, un papel que en "Downton Abbey" parece estar más o menos recuperado a través de la nueva ayudante de cocina.

En la película, entre los invitados figuran el actor Ivor Novello, un productor de Hollywood y su lacayo, que están documentándose para rodar una película de Charlie Chan en la campiña inglesa, una subtrama que, lógicamente, no se repesca para la serie (ambientada 20 años antes), pero que deja algunos buenos momentos. En este revisionado he disfrutado bastante más de "Gosford Park", de esas historias cruzadas y de los pasados que no pueden mantenerse ocultos por mucho tiempo, además de comprobar que por algo Maggie Smith es la única que repite en película y serie. También es curioso ver ahora la cinta porque, además de encontrarnos a Helen Mirren, Jeremy Northam, Kristin Scott Thomas, Michael Gambon, Emily Watson o Ryan Philippe, podemos ver a un Clive Owen que casi fue descubierto por el gran público, a una Eileen Atkins cuya cocinera cascarrabias también es precursora de la de "Downton Abbey", o a una Kelly Macdonald que tenía aquí uno de sus mayores papeles en el cine desde su debut en "Trainspotting".

Los juegos de apariencias, las relaciones entre señores y sirvientes, el poder del dinero (mucho más decisivo que un título nobiliario) y un punto de vista casi alienígena de todo es lo que hace a "Gosford Park" como es (apenas se trata con algo más de cercanía a unos pocos sirvientes). En "Downton Abbey", el tono es más cercano y, al empezar antes de la Primera Guerra Mundial, algunos de los cambios que han vivido los protagonistas de la película no son más que sombras en el horizonte. Así que no deja de resultar curioso que, partiendo del mismo tronco, cada una creciera de manera distinta.

12 enero 2011

La pequeña pantalla de Spielberg

Desde mediados de los 80, con la serie antológica "Cuentos asombrosos", Steven Spielberg ha estado siempre involucrado de un modo u otro en la televisión. Quizás los proyectos que más se recuerdan de él son las miniseries que ha co-producido con Tom Hanks para la HBO, como "De la Tierra a la Luna" o su dúo bélico "Hermanos de sangre"-"The Pacific", pero en realidad, ese tópico de que Spielberg es el "rey Midas" de Hollywood no se puede aplicar tan alegremente a su experiencia televisiva. Todos recordamos "SeaQuest DSV" de verla cuando éramos unos críos (algunos, ya bastante creciditos), pero no resultó un éxito, precisamente. Le fue algo mejor con las diversas series de los "Tiny Toons", aunque sin pasarse, y la recepción a su miniserie "Taken" no estuvo mal del todo.

Ha hecho más cosas, desde el fallido reality "On the lot" a "United States of Tara", de la que es productor ejecutivo y que empezará en marzo su tercera temporada, y no está dispuesto a abandonar el medio así como así. En realidad, sus miniseries con Tom Hanks no son lo más representativo de los proyectos que ayuda a poner en pie para televisión, porque en realidad se dedica más a historias de aventuras y ciencia ficción, y de esas tiene dos listas para su estreno este mismo año. La primera es "Falling skies", una miniserie que TNT emitirá en junio sobre invasiones alienígenas (uno de los temas preferidos de Spielberg), y la otra es "Terra Nova" una de las series más ambiciosas previstas para la próxima temporada de otoño y en la que Fox se está gastando una buena cantidad de dinero (la están rodando en Australia, directamente).

Parece, de algún modo, una especie de mezcla entre "Parque Jurásico" y "Avatar", porque sigue a un grupo de gente que viaja en el tiempo y establece una colonia en medio de los dinosaurios (creo que el diseñador de producción es el mismo que el de "Avatar", y también anda por ahí Stephen Lang, un robaescenas que no necesita hablar para atraer toda la atención sobre él). El showrunner será Brannon Braga veterano de las franquicias de "Star Trek" que también anduvo por "FlashForward", y sus dos protagonistas son viejos conocidos de los seriéfilos. Jason O'Mara protagonizó para la ABC el remake de "Life on Mars" y me hace gracia que Shelley Conn haya acabado en una serie de ciencia ficción de Fox como su compañera en la primera temporada de "Mistresses", Anna Torv.

Viendo que la táctica funcionó con "Glee", la cadena preestrenará el piloto doble de "Terra Nova" en mayo (el 23 y el 24), y luego estrenará el resto de la primera entrega en otoño, con el principio de la temporada normal. No sé si funcionará y si no acabará siendo un mashup entre "SeaQuest", "Parque Jurásico" y aquellas películas de los Robinsones de Disney, pero la verdad es que han conseguido que, por lo menos, me pique la curiosidad. Aunque Spielberg no está tan involucrado en el día a día de la serie, está claro que su nombre será el que figure más prominentemente por todas partes, y al que se acabará achacando tanto el éxito como el fracaso de la serie.