23 enero 2006

Gillian no quiere ser Scully

En 2002, todos los telefrikis nos quedábamos un poco huérfanos al terminar una de las mejores series de la historia reciente de la televisión, o por lo menos, una que, cuando empezó a emitirse, allá en 1993, supuso una verdadera bocanada de aire fresco y que terminó convertida en un fenómeno de culto pop: "Expediente X". Desde entonces, sus dos protagonistas, David Duchovny (que ya había abandonado la serie un par de años antes) y Gillian Anderson tuvieron que buscarse la vida de diferentes maneras. Duchovny se paseó sin demasiada suerte por "troncoflines" como "Jugando con la muerte" y por comedias románticas un poco sosas, además de debutar como director en un vehículo para Robin Williams, "House of D".
Su compañera, que parecía la menos favorecida (en cuanto a fama) para lidiar con el "desempleo", es, sin embargo, la que mejor se ha manejado, al menos a nuestro parecer. Y es que resulta que es una buena actriz, muy competente. Ya pudo verse algo de ese talento en "Jugando con el corazón", donde, por cierto, su novio era Jon Stewart, el próximo presentador de los Oscars. Esto se terminó de confirmar con el protagonismo absoluto en "La casa de la alegría", adaptación de una novela de Edith Wharton (la autora de "La edad de la inocencia"), que le valió un reconocimiento casi unánime de la crítica. Incluso la revista Premiere llegó a situar su nombre entre las interpretaciones merecedoras de una nominación al Oscar que, sin embargo, serían ignoradas por la Academia (como así sucedió). Desde entonces, Anderson, que siempre ha confesado que le horroriza hacer promoción, se largó a Londres y empezó a hacer teatro y a aparecer en pequeñas películas británicas (pocas, es cierto).
El resultado es una "resurrección" en toda regla este año (como cuenta la CNN). La televisión pública estadounidense, PBS, está emitiendo la miniserie "Bleak House", adaptación de la novela "Casa desolada" de Charles Dickens, en la que Anderson se tiñe de oscuro ese pelirrojo tan característico (y que, por cierto, fue una imposición de los productores de "Expediente X". En realidad, ella es rubia, y le tiñeron el pelo para hacerla parecer mayor ya que, cuando empezó en "Expediente X", apenas tenía 24 años y era una casi completa debutante). Además, están pendientes de estreno la última de Michael Winterbottom (o penúltima, porque este hombre no descansa nunca), "A cock and bull story", que se vio en el Festival de San Sebastián y en la que Anderson tiene un pequeño papel, una película sobre la brutal dictadura de Idi Amin en Uganda ("The last king of Scotland") y otro par de filmes ingleses.
No parece que a Gillian Anderson le falte el trabajo, y aunque ella esté ya bastante alejada de la agente Dana Scully, tal vez vuelva a retomar el personaje si terminan de confirmarse las noticias de que Chris Carter, creador de la serie, estaría preparando la segunda película de "Expediente X". De momento, casi nada se sabe, aparte de que Carter ha demandado a la Fox por cierto desacuerdo monetario sobre la serie, lo que podría retrasar (o dejar definitivamente en el limbo) el proyecto. Ya veremos.

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